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Estudiar con hambre; docentes lanzan alerta

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Docentes del liceo advierten que sus alumnos estudian con hambre y hacen colecta. Foto: F.Flores.
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Hay una profesora del liceo de Parque del Plata que todos los días prepara un desayuno de más. Carga siempre con un termo con café y un tupper. Se toma el ómnibus y llega a la institución un poco antes de las ocho de la mañana. Le da de comer a uno de los alumnos y recién cuando este termina empieza la clase.

El joven devora su porción y luego agradece. Ella siente impotencia de no poder ayudar a muchos más.

Los docentes de este centro educativo se organizan para conseguir fondos para la comida de los alumnos. Ya pidieron ayuda al Ministerio de Educación y Cultura (MEC) y al Consejo de Educación Secundaria (CES). Reclaman que interceda el Ministerio de Desarrollo Social (Mides). Aún no obtuvieron respuesta. Sostienen que en su institución se viola uno de los más fundamentales de los derechos: el derecho a comer.

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El liceo tiene 300 alumnos y los profesores advierten que por lo menos 100 son los que necesitan algún tipo de ayuda. Muchos de estos llegan a las aulas con hambre. "Sí, con hambre", dijo y reafirmó la coordinadora pedagógica, profesora de geografía y representante del colectivo docente del liceo Parque del Plata, Ana Píriz.

"No desayunan, no almuerzan, no comen en todo el día. En la zona hay una escuela de tiempo completo en la que les dan de comer, pero cuando pasan al liceo ya no tienen este beneficio. Hay una docente que viene con un tupper todos los días", explicó la profesora.

"Hay gurises que te dicen tengo hambre. Otros no lo dicen porque les da vergüenza. Si la panza no está llena, no se puede aprender. Todo bien con el derecho a la educación, pero también está el derecho a tener las necesidades básicas satisfechas", señaló Píriz.

Manos atadas.

Algunos de los alumnos que van al liceo de Parque del Plata tienen becas para comer en la cantina. Pero no alcanzan. La dirección del centro ya pidió a Secundaria que se amplíen estos cupos especialmente para los alumnos que tienen dificultades de aprendizaje y que se quedan más horario que el habitual para asistir a clases de apoyo.

También se pidió auxilio al MEC para que varios estudiantes sean beneficiados por la ayuda económica que da la cartera a los estudiantes: esta consiste en una cuota que se cobra cada dos meses para que puedan nada más y nada menos que comer.

Los docentes, en tanto, hacen una colecta para buscarle una solución al asunto. Los tiempos políticos no son los de los chicos que van todos los días al liceo. La semana que viene plantearán el problema a la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes) con la esperanza de que una movida sindical sirva para algo.

"Esto pasa todos los años, pero este lo estamos viendo más. Mucho más. La situación de vulnerabilidad económica está muy marcada", dijo Píriz.

Además de comida, los docentes ya han llevado ropa para ayudar a los alumnos. "A veces es difícil, porque alguien puede pensar que les damos algo con una doble intención. Es un tema muy delicado", precisó la profesora.

Los docentes también pretenden que interceda el Mides. El centro no cuenta con un asistente social. Tiene una sola psicóloga que ya no da abasto. "Todos los días le estamos derivando a un montón de chiquilines", señaló Píriz.

"Esto excede a Secundaria. Esto es un tema social. Damos clases en una zona marginada; afuera del mapa", añadió.

Los profesores sostienen que son varios los alumnos que viven en contextos violentos. "Viven situaciones difíciles, entonces a veces proyectan hacia sus compañeros. Pero acá no hay peleas. Acá nadie va a prender fuego el liceo. Son chiquilines que necesitan cariño, son muy demandantes, precisan mucho amor, parecen pollitos alrededor de uno, acá no hay violencia, la violencia es que tengan hambre", advirtió Píriz.

Sin comida.

La semana pasada, en entrevista con El País, la directora general del Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), Irupé Buzzetti, se refirió a este tema. Sugirió que el plan del gobierno que pretende generar un ciclo único que vaya de 3 a 14 años, debería garantizar el alimento para aquellos alumnos que salen de 6° de una escuela de tiempo completo y cuando llegan al liceo ya no tienen quién les dé de comer.

"En la escuela están contenidos y luego se van a una institución a 15 cuadras de la casa, que en vez de 250 alumnos tiene 3.000. Los que van desde una escuela de tiempo completo, también se quedan sin la comida", remarcó.

Una fuente del Ministerio de Educación y Cultura (MEC), reconoció ayer a El País que el problema del hambre existe y que esta administración tratará de solucionarlo. "Es lógico que va a haber alumnos con hambre: en la escuela hay 200.000 gurises que tienen todos los días la comida y cuando pasan al liceo ya no la tienen más", precisó.

Desde la cartera también señalaron que la directora general de Secundaria, Celsa Puente, en su pedido de presupuesto pensaba incluir que se garantice el alimento para los alumnos de zonas carenciadas que cursan Ciclo Básico. El País intentó comunicarse con la jerarca, pero no obtuvo respuesta.

Problema global.

Los sindicatos advierten que lo del liceo de Parque del Plata es solo un caso en muchos. Desde la Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria (Fenapes), el dirigente del interior Mario Bango, dijo a El País que "en lugares de contexto crítico" se dan situaciones como estas.

Desde la Asociación de Docentes de Educación Secundaria (ADES-Montevideo), el dirigente Luis Martínez señaló a El País que "todavía sigue habiendo gurises que llegan a estudiar mal alimentados; pasa en varios barrios de la capital". Y advirtió que las zonas periféricas de Montevideo son "las más afectadas".

"Si hay 600.000 uruguayos que ganan menos de 15.000 pesos por mes estas cosas van a pasar", se quejó Martínez.

Las cifras que maneja el docente y sindicalistas son las del Instituto Cuesta Duarte del Pit-Cnt, las cuales advierten que, en 2014, 690.000 trabajadores ganaron menos de 15.000 pesos, y que la cantidad representa al 41,5% de ocupados.

"Se precisan más asistentes sociales".

"Necesitamos más asistentes sociales. Hay que recorrer las casas de los chiquilines para ver lo que les está pasando. Se necesitan más becas de las cantinas. El hambre es parte de lo cotidiano", señaló a El País el dirigente de ADES-Montevideo, Luis Martínez,

Las elecciones de horas para psicólogos y asistentes sociales todavía se estaban realizando a mediados de abril y aún quedan horas sin tomar.

El problema es histórico. El año pasado el Consejo de Secundaria cesó a 84 psicólogos y asistentes sociales que tenían cargos interinos, y varios centros se quedaron sin estos cargos. Celsa Puente dijo que por ser año electoral no había presupuesto para pagarles.

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Docentes del liceo advierten que sus alumnos estudian con hambre y hacen colecta. Foto: F.Flores.

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