EDUARDO DELGADO
Los dos últimos embajadores argentinos concitan polémica por sus dichos y actitudes. En medio de la crisis bilateral, Hernán Patiño generó la ira de la oposición. Ahora, que se destaca lo positivo de la relación, Dante Dovena provoca molestia.
"Aparentemente es una tónica, una constante de los embajadores argentinos, actuar en el Uruguay como si fuera una provincia de su país", comentó entre molesto y resignado ayer el senador Jorge Larrañaga.
Tanto el líder de Alianza Nacional como el senador del Frente Amplio Carlos Baraibar (ambos integrantes de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara Alta), le recomendaron al embajador Dovena lo mismo: prudencia.
Justamente, Larrañaga fue uno de los más duros en cuestionar al anterior embajador argentino, Patiño Mayer, de quien incluso reclamó su renuncia por inmiscuirse en asuntos internos del país.
Patiño dejó su cargo en enero de 2010, luego que el gobierno de Cristina Fernández aceptó su renuncia. El diplomático había perdido la confianza de la mandataria fruto en buena medida de sus expresiones públicas, informaron en ese momento medios argentinos.
Le tocó afrontar el enfriamiento de las relaciones entre los dos gobiernos por la instalación de Botnia (actual UPM) y el corte del tránsito en los puentes binacionales. Provocó malestar y protestas de la oposición por declaraciones y participaciones en actos del Frente Amplio, respaldando la candidatura del actual presidente José Mujica.
Tras la asunción de Mujica y la recomposición de las relaciones entre los gobiernos de los países del Plata, se aguardaba que el contacto siguiera por esos mismos carriles y sin salidas de tono de los diplomáticos, más allá de algunos cortocircuitos que generaron comunicaciones del canciller argentino Héctor Timerman.
En octubre pasado, el Parlamento argentino dio la venia para que el ex diputado Dovena (dirigente ultrakirchnerista con línea directa con la presidenta Fernández) fuera el nuevo embajador en Uruguay. Antes de asumir aclaró que, a diferencia de su antecesor Patiño, no participará de actos partidarios. "No me corresponde ser adherente ni simpatizante, aunque yo tenga mi pensamiento", dijo.
Dovena mantuvo un perfil bajo hasta que la semana pasada aparecieron las críticas de exportadores e industriales a las medidas de protección a las importaciones tomadas por su gobierno. Desde entonces, hizo declaraciones a diferentes medios de comunicación, en que defendió las medidas tomadas por su país y criticó con dureza a quienes las cuestionan.
Inconveniente. Para Baraibar, las relaciones entre gobiernos y sus delegaciones diplomáticas "deben mantener la prudencia en los actos que se realizan. Cualquier actitud fuera de ello es altamente inconveniente".
El legislador sumó a esto que "estamos en la víspera de la visita del presidente de Uruguay a Argentina para entrevistarse con la presidenta. Me da la impresión que cualquier comentario que salga de lo que es propiciar las mejores condiciones para que esa reunión se realice, es absolutamente fuera de lugar e inconveniente".
Según Larrañaga, lo expresado por Dovena "son declaraciones a las que corresponde el rechazo. El embajador argentino tiene que ser respetuoso del país en el cual está acreditado", agregó. "Al embajador argentino le recomendamos recato y prudencia", concluyó.
En sus declaraciones públicas, Dovena hizo hincapié en que la ampliación de las licencias no automáticas de importación de 400 a 600 productos es para proteger el mercado interno de productos del suroeste asiático y no para trabar el ingreso de productos uruguayos.
Además, negó que haya una orden del secretario de Comercio, Guillermo Moreno, a los supermercadistas de su país para que no compren productos que compiten con los argentinos.
A esto, Dovena sumó comentarios que generaron molestias. Criticó al presidente de la Cámara de Industrias, Washington Burghi. "No puede decir que nosotros discriminamos a Uruguay. Es una irresponsabilidad", expresó.
Además, sostuvo que "a los importadores y exportadores en muchos sentidos no les importa el sentido de patria ni la defensa de la mano de obra local. Ellos hacen un negocio, un pase de manos, no producen absolutamente nada, ni dejan ganancias a la gente".
Dovena cuenta con más respaldo y trayectoria política que Patiño, pero con menos experiencia diplomática, área en la que hace sus primeras armas. Habrá que ver con el tiempo el resultado.