La intención de algunas figuras del gobierno de firmar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, fue uno de los temas que agitó la interna oficialista el año pasado y que aún genera discrepancias en filas frenteamplistas.
La firmeza del ministro de Economía, Danilo Astori, de avanzar en una negociación de ese tipo (acompañado por el ministro de Industria, Jorge Lepra), generó un fuerte rechazo del canciller Reinaldo Gargano y el Partido Socialista, de dirigentes del Movimiento de Participación Popular (MPP), del Partido Comunista y de sectores radicales de izquierda que no tienen representación parlamentaria.
Mientras sectores empresariales y grupos de la oposición reclamaban a viva voz la firma de un TLC, sumándose a la voz de Astori, sectores gremiales avizoraban que un acuerdo de este tipo podría llevar a Uruguay poco menos que a la catástrofe.
Al mediodía del 9 de agosto de 2006, Astori no ocultaba su satisfacción y Gargano su malestar. Ante Everett Eissenstat, representante comercial adjunto del gobierno de Estados Unidos, Vázquez defendió la necesidad de fortalecer vínculos entre dos países, argumentando que "el tren, algunas veces, pasa una sola vez".
Lo que fue interpretado como el visto bueno al TLC no sólo le generó al gobierno problemas en la interna, sino que lo llevó a más dificultades en el complejo proceso de integración del Mercosur, porque surgieron voces en contra del mismo.
Sin embargo, en octubre, Vázquez volvió a sorprender. Con una nueva visita de Eissenstat a Uruguay, ambos gobiernos anunciaron que el TLC no sería tal y que se firmaría un acuerdo marco de comercio e inversiones (TIFA, por sus siglas en inglés). El 25 de enero pasado, el secretario de la Presidencia, Gonzalo Fernández, y el subdirector de la oficina del representante comercial de Estados Unidos, John Veroneau, firmaron el anunciado TIFA. Astori y el embajador de Estados Unidos, Frank Baxter, aplaudieron.