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El poder

El lunes 30 de marzo, una treintena de los 214 trabajadores de Acodike bloqueó con un piquete el acceso y la salida de la planta de la empresa. En ese preciso momento comenzaba un conflicto que, durante varios días, dejaría sin supergás a decenas de miles de uruguayos.

Los responsables del piquete pertenecían al Sindicato Único de Trabajadores del Supergás (SUTS), y protestaban por no haber sido convocados por la Dirección Nacional de Trabajo del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social a un encuentro en el que las autoridades de la Federación Uruguaya de Empleados del Comercio y Servicios (Fuecys) acordaba con Acodike, en presencia del gobierno, la forma en que debían abordarse en el futuro las relaciones laborales en la empresa. Y el acuerdo obligaba a Acodike a tratar estas cuestiones con Fuecys, y a Fuecys a "garantizar la participación" de Alfas, el sindicato de base que nuclea a la enorme mayoría de los trabajadores de Acodike, y que está afiliado a la Federación de Trabajadores del Supergás.

¿Usted entendió? ¿Verdad que es complejo? Bueno. Hagámoslo más fácil. Acodike tiene dentro de la empresa dos sindicatos. Uno agrupa a la casi totalidad de sus 214 trabajadores. El otro, a unos treinta. Por una interna sindical, este sindicato de treinta bloqueó la entrada y salida a la planta, y dejó a la mayoría de los trabajadores adentro. Los camiones que querían cargar no podían entrar. Los que habían cargado no podían salir.

La empresa comenzó a trabajar para presentar ante la Justicia un recurso de amparo. Para ello, el primer paso fue llamar a la Policía, para que tomara registro del piquete. Cuando los uniformados llegaron, uno de los piqueteros se identificó con un nombre y un número de documento falso. No tuvo mejor idea que decir que su nombre era el mismo que el del gerente general de Acodike. La Policía, frente a su actitud hostil, chequeó la información y, al ver que era falsa, le llevó detenido.

El sindicato al que pertenecía este trabajador detenido comenzó a hablar de "brutal represión" y de "persecución sindical" que "recuerda a los días más oscuros de la dictadura". El paro se extendió a las demás empresas del sector. Y así, una interna sindical entre dos gremios que responden a diferentes corrientes dentro del Pit-Cnt y el propio Frente Amplio, terminó con decenas de miles de uruguayos sin supergás para cocinar. Por suerte no hizo frío.

¿Qué está en juego? Ni más ni menos que el poder. ¿Quién tiene más fuerza? ¿Quién es capaz de hacer el paro más importante? ¿De tensar más la cuerda? ¿Quién tendrá más fuerza la próxima vez que haya que discutir salarios y beneficios?

¿Y los usuarios? ¿Y la gente que depende de una garrafa para cocinar? Bueno, que esperen. Que en la interna del Pit-Cnt se están decidiendo cosas mucho más importantes. Se está discutiendo de poder. De un poder lo suficientemente grande como para poner a temblar a gobernantes que cada vez tienen más problemas para controlar estos desbordes.

La semana que viene veremos otro ejemplo. Porque botones de muestra, lamentablemente, sobran.

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Pepepreguntón

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