El gobierno argentino esquiva el diálogo

| La administración del presidente Tabaré Vázquez está entre la cautela y el riesgo de la parálisis diplomática

Alfonso Lessa | Análisis político

El categórico fallo del Tribunal de La Haya rechazando el reclamo argentino de medidas cautelares para suspender las obras de las plantas de celulosa, pareció abrir el camino para una nueva etapa de diálogo entre los países del Río de la Plata en la búsqueda de una solución razonable que contemple a las dos partes.

Los hechos, sin embargo, están demostrando que eso no fue así o que al menos esa nueva etapa de conversaciones se está demorando demasiado. Más aún, algunas autoridades argentinas han dicho expresamente en los últimos días que este no es el momento para retomar el diálogo. ¿Por qué? No parece claro, salvo que, como todo indica, en círculos del gobierno argentino haya quedado una sensación de derrota inaceptable, que se acerca más a lo futbolero que a lo diplomático. Algo de eso es lo que quedó insinuado el jueves cuando el canciller Jorge Taiana compareció ante varios cientos de pobladores de Gualeguaychú y ofreció un discurso duro, en el que -si bien rechazó algunos planteos cuasi belicistas de los presentes- dijo lo que los asambleístas querían escuchar y no lo que podía esperarse de un ministro de relaciones exteriores. Es decir que actuó mucho más como político dirigiéndose hacia su electorado, que como el conductor de la política exterior del país. Puede hacerse más de una lectura acerca del discurso de Taiana, incluso aquella más comprensiva para con el gobierno argentino en el sentido de que luego de La Haya, tiene la necesidad de contemplar a los asambleístas de Gualeguaychú. Pero ninguna de esas lecturas, sin embargo, anula el hecho de que el canciller de un país es ante todo el canciller de un país y todo lo que diga tendrá necesariamente un efecto en el terreno de las relaciones internacionales. Y mucho más cuando trata de asuntos tan explícitos, como el conflicto con Uruguay.

Taiana no sólo alimentó peligrosamente la polarización y el radicalismo al otro lado del río, sino que brindó una afirmación inaceptable y que implica tratar al Uruguay como una provincia de su país. "No vamos a aceptar la instalación de las papeleras en Uruguay", dijo en forma tajante, como si realmente tuviera algún instrumento jurídico para hacerlo. La Cancillería argentina ha representado siempre la línea dura del conflicto con Uruguay. Cuando algunos meses atrás Gonzalo y Alberto Fernández llegaron a un acuerdo que debía ser suscripto en Anchorena, la firma se postergó porque Taiana y su gente lo vetaron y exigieron nuevas condiciones. Luego vendría el segundo intento, con un nuevo texto ya acordado entre los dos países, cuya firma fracasó por la actitud inesperada de la empresa Botnia de reducir de 90 a 10 días el plazo de detención de las obras requerido por Argentina. La historia dirá si, como sospechan actores importantes vinculados a este caso, hubo una "mano negra" uruguaya que "aconsejó" la reducción de ese plazo.

Lo cierto es que hoy, con este discurso, el canciller Taiana no hace más que alentar a los sectores más radicales de Gualeguaychú, que han ganado espacio con una postura que ha ido girando del no a la contaminación y las quejas por la falta de información, al "no a las papeleras". Por supuesto que en la Argentina hay otros actores y existen otros gestos, como los del vicepresidente Scioli que mantuvo una conversación casual pero más alentadora en Perú con Rodolfo Nin; como los de otros actores políticos como Mauricio Macri; empresarios y aún público en general. De hecho hubo sectores importantes que se vieron desagradablemente sorprendidos por la defensa que hizo su gobierno de los cortes de rutas en el Tribunal Arbitral del Mercosur, algo bastante contradictorio si se tiene en cuenta que las propias autoridades, desde que el asunto se les fue de las manos, han insistido en que esos cortes debilitan la posición internacional y jurídica de Argentina. Lo cierto es que el jueves mientras Taiana daba su discurso, el diario La Nación publicaba el resultado de una consulta on line: sobre 6.699 votos, el 73.86%, consideró inaceptable la postura del gobierno argentino de justificar los cortes. Y sólo el 8.7% la consideró acertada. Tal vez por eso mismo, el gobierno trató luego de cambiar el perfil del asunto, afirmando que su postura sobre los cortes había sido malinterpretada por la prensa.

POLITICA DOMESTICA. Parece claro también que Uruguay, en todo este problema, también está preso de internas políticas argentinas. Si algo faltaba para comprobarlo, el propio Taiana lo hizo transparente en Gualeguaychú, cuando criticó a Macri -uno de los principales referentes de la oposición- por su postura mucho más moderada y favorable al diálogo. "Hay dirigentes como Macri que parecen defender los intereses de Uruguay", dijo Taiana. Desde ese punto de vista, hay observadores que consideran que uno de los mayores problemas políticos que afronta el gobierno de Kirchner es que la inauguración de Botnia puede coincidir con las próximas elecciones de su país. Desde el lado uruguayo, mientras tanto no se han apreciado iniciativas importantes para tratar de revertir esta situación. Predomina claramente una cautela que de mantenerse puede transformarse en parálisis. La postura de Taiana -si representa la posición oficial argentina- no hace más que complicar el panorama y mostrar por la vía de los hechos la no aceptación del fallo de La Haya que instó al diálogo y no encontró motivo alguno para que las obras se detengan.

Actitud

El discurso del canciller argentino alienta a los sectores más radicales de Gualeguaychú

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