El asesino conocía a Pamela Silva de la escuela

Crimen en Maldonado. El homicida ahora procesado confesó con detalles cómo mató a la niña que se negó a ser abusada Vecinos no identificados quemaron la casa del asesino, Óscar Ayusto | El testimonio clave de víctimas de abuso sexual

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MALDONADO | MARCELO GALLARDO

"Si tenés relaciones con tu padre, también lo vas a hacer conmigo", gritó el asesino antes de ultimar a martillazos a la niña Pamela Silva. El homicida y abusador está en prisión. Un año después del trágico episodio se conoce, por fin, la verdad.

Óscar Domingo Ayusto Olivera (62) fue procesado por homicidio muy especialmente agravado, fuera de la reiteración con un delito de atentado violento al pudor y otro delito de receptación. La primera imputación, pedida por el fiscal Luis Pacheco, corresponde al crimen de la niña Pamela Silva Larrosa (11), la segunda por los abusos cometidos contra una hijastra del homicida, y el tercer delito por la moto robada que tenía en su poder cuando fue arrestado.

Mientras transcurría la audiencia, un alto número de personas se concentró frente a la sede judicial, con gritos de indignación. Poco antes vecinos no identificados prendieron fuego a la casa del procesado, una vivienda ubicada en el barrio Nueva Esperanza.

Óscar Ayusto, en tanto, hizo una pormenorizada confesión del crimen. Durante el relato de los hechos repitió las palabras que dijo a la niña durante la trágica madrugada del 4 de mayo del año pasado. Con precisión marcó el sitio donde mató a la niña en la zona boscosa de Los Aromos, donde se realizó la reconstrucción judicial. El homicida relató allí que la negativa de la niña a mantener relaciones fue determinante para que él le aplicara un golpe de puño que la desmayó.

Luego Ayusto Olivera continuó pegándole con un martillo de cabeza redonda, incautado por la Policía, y cuya forma coincide con las heridas halladas por los forenses que actuaron en la segunda autopsia.

Precisamente, el jefe del Departamento de Medicina Legal del Instituto Técnico Forense, Guido Berro, prestó testimonio como perito y confirmó que el martillo incautado al sujeto se corresponde con las lesiones.

Otro tanto ocurrió con la estaca, que fue descripta por el propio acusado aún sin verla y con lujo de detalles. Detalles que sólo el asesino conocía de cómo estaba clavada la rama en la parte posterior del cráneo de la víctima.

También dijo que le pegó en el ojo derecho, algo confirmado por forense y que sólo el homicida pudo haber sabido y que el acusado confirmó con detalles en la reconstrucción.

El propio magistrado Federico Álvarez Petraglia indicó que aunque faltan resultados de diversas pericias, hay elementos firmes para el procesamiento (ver nota aparte).

giro radical. El caso de Pamela Silva, sin aclarar desde hace exactamente un año, tomó el giro definitivo en la madrugada del miércoles pasado. Ya detenido en dependencias de la Dirección de Investigaciones de Maldonado, Ayusto Olivera volvió a cambiar su declaración y terminó por confesar el crimen.

Entonces los investigadores policiales le recordaron que no lo estaban interrogando por el caso y que fue él mismo quien confesó voluntariamente.

Ayer, a las 11.30 fue conducido a la sede penal e interrogado allí por el juez Álvarez Petraglia y el fiscal Luis Pacheco. Para sorpresa de ambos magistrados el detenido asumió plenamente la responsabilidad en el crimen. El testimonio fue tan contundente que obligó al juez a disponer de inmediato la reconstrucción del hecho.

Ayusto Olivera dijo que abordó a Pamela en la noche del sábado, casi en la madrugada del domingo, cuando la niña caminaba por Camino Lussich, una de las principales vías de ingreso a la capital y que circula en forma paralela a Camino Nardone, por donde se presumía inicialmente que Pamela fue abordada por su asesino.

El asesino relató que invitó a la niña a entrar en el bosque que se encuentra en línea recta, a unos 300 metros de su casa. Y fue en un claro del bosque donde finalmente la abordó y la mató cuando la niña se negó a mantener relaciones. Dijo que luego de ultimarla la cargó y cruzó el bosque para depositarla en el predio ubicado a escasa distancia de la casa donde vivía Pamela.

Dudas. Fuentes de la investigación señalaron a El País que, pese a lo contundente de las pruebas halladas hasta ahora, hay aspectos del caso que aún no cierran.

Según confiaron las fuentes consultadas, hay aspectos que no coinciden con lo esperado por los investigadores. De todos modos señalaron que no hay que olvidar que se trata de un caso ocurrido hace poco más de un año y con el procesado en medio de una gran tensión.

Estos detalles que aún "no cierran" son los que deberán estudiarse ahora durante el juicio. Asimismo, las fuentes señalaron que hay un gran número de coincidencias en el relato del procesado en cuanto a la forma en que ocurrieron los hechos. Tal el caso de los detalles aportados por el procesado en relación con los golpes y las heridas que ocasionaron la muerte de la niña. El acusado asegura que no llegó a mantener relaciones con la víctima, aunque se espera confirmar este punto, que implicaría otro delito, por estudio de ADN cotejado con restos de semen hasta ahora no identificado. El padrastro de la niña era hasta ayer el único procesado por el caso, al probarse que la violó en reiteradas ocasiones.

Otros datos serán aportados por el estudio de restos de sangre hallados en el carro incautado al procesado, así como en el martillo y ropas. Todos estos elementos son analizados en la Dirección Nacional de Policía Técnica en Montevideo.

Indicios. A juicio de los peritos el arma homicida, el martillo, tiene todas las características del objeto utilizado para causar las heridas mortales, según se desprende de la segunda autopsia forense.

La confesión del homicida confirma, por otra parte, una hipótesis mantenida desde el principio por el juez Álvarez Petraglia y el forense Julio Macedo, en cuanto a que la víctima fue ultimada en un lugar y arrojada en otro. Los investigadores policiales habían desechado este punto en principio.

Otro aspecto que ahora cobra una relevancia distinta, es el hecho de que el homicida conocía a la víctima. Pamela era compañera de clase de su nieta, a la que Ayusto Olivera iba a buscar a la salida de la escuela.

Del relato del homicida se desprende que fue abordada en Camino Lussich y no en Camino Nardone, como se especuló en un principio. Aún persisten las dudas en cuanto a la argucia de la que se valió el asesino para convencer a la niña de entrar en el bosque.

Fuentes del caso calificaron al acusado como un individuo inteligente, que con las "lagunas" en su testimonio pretende evitar la reclusión en Las Rosas para ser enviado a un pabellón psiquiátrico. Ayusto ya poseía un antecedente penal. El asesino es un ex funcionario municipal, despedido en 1997, cuando fue procesado por atentado violento al pudor, condena que purgó hasta 2000. (Producción: R. Rossello)

FEDERICO ÁLVAREZ PETRAGLIA, JUEZ PENAL DE MALDONADO

Juez: "Tres víctimas ataron cabos"

-El homicidio ocurrió hace 383 días y se resolvió ahora. ¿Cuál fue el desencadenante?

-Tres víctimas de abusos sexuales de este señor comentaron después de mucho tiempo su calvario, ataron cabos y tomaron la decisión correcta de actuar para que la Policía despejara las dudas que ellas tenían: vivía cerca de la casa de Pamela, tenía ciertas inclinaciones sexuales hacía menores de edad y era agresivo. Además, luego del homicidio había desaparecido. A esto debe sumarle el excelente trabajo de la Dirección de Investigaciones.

-¿El caso está cerrado?

-Cerrado no puede estar porque lo que se dictó hoy es una resolución que da inicio al proceso penal. Lo que sí es cierto es que la instrucción del caso ahora toma un cariz distinto: hay un imputado por el homicidio. Pero cerrado, al menos yo no lo doy. En cuanto a las pericias que faltan, lo que le puedo decir es que tanto el martillo, el carro y las prendas que vestía el enjuiciado aquel día serán objeto de pericias en búsqueda de restos de sangre de la niña.

-¿Se confirmó que fue asesinada en otro lugar?

-Por lo que surge del relato del imputado se confirmó. Desde un inicio el titular de la sede y el forense concluíamos en tal dirección, ya que en la escena no se halló un volumen de sangre acorde a las heridas.

-¿Quedan dudas de si actuó solo o acompañado?

-De autos no surgen elementos que indiquen la participación de otra persona.

Secreto guardado durante 11 años

Maldonado | El sábado por la tarde tres mujeres se encontraban conversando en su casa de Maldonado. Una noticia las sacudió. Ese mismo día un grupo de vecinos había organizado una marcha para pedir justicia por el caso de Pamela Silva. La movida fracasó por la escasa concurrencia que tuvo. Sin embargo, disparó en las mujeres los terribles recuerdos de su niñez cuando fueron abusadas por la pareja de su madre, un changador que residía en la zona de Cerro Pelado. El secreto tenía 11 años celosamente guardado entre las mujeres ahora adultas. Sin embargo, algo pasó. "¿No habrá sido éste el padrastro nuestro?", disparó una de ellas. Las tres se miraron y recordaron algo que sabían. Cuando ocurrió el crimen de Pamela ellas se enteraron de que Ayusto había desaparecido de los lugares que frecuentaba y que además tenía un brazo lastimado. El tema fue tocado durante el resto del día y el domingo, cuando resolvieron poner en conocimiento de las autoridades las dudas que tenían. En la mañana del lunes una de ellas se contactó por teléfono con el director de Investigaciones, comisario César Álvez, quien las animó a concurrir a su oficina para conversar sobre el caso. Al principio las mujeres no ocultaron su temor de que a partir de ahí su vida quedara expuesta en los medios ante los ojos de la población. Igual resolvieron ir a Investigaciones para aportar los datos y contar de las dudas que tenían. El testimonio disparó los operativos y determinó la resolución de un caso impune.

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