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¿Por qué a las mujeres les va peor en matemáticas?

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Una alumna leyendo un mensaje en el pizarrón de una escuela. Foto: Leonardo Mainé
Escolares usando tapabocas durante el primer dia de clases en la Escuela Rural 30 de Cuchilla de Parana en el departamento de Florida, luego de la supension de clases en centros de enseñanza publica y privada como medida de prevencion ante la emergencia sanitaria por la pandemia de coronavirus Covid19 en el Uruguay, ND 20200422, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais, escolar escribiendo en el pizarron, niña escribiendo
Leonardo Maine/Archivo El Pais

ESTUDIO

Informe del Ineed establece que a los factores extraescolares en el desempeño de Matemáticas se les suman algunos que son internos de la escuela.

Detrás de la túnica blanca y la moña azul las diferencias entre los estudiantes desaparecen. Esta idea que acompaña al imaginario colectivo desde la época vareliana pierde cada día más fuerza. Porque la educación uruguaya es inequitativa y discriminatoria. Al menos así se señala en el diagnóstico técnico al que llegó el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (Ineed) en un nuevo informe del estado de la enseñanza local que se presenta hoy.

La educación expulsa de su sistema a unos más que otros: entre los jóvenes veinteañeros, por ejemplo, casi el 80% de los que provienen de contextos más favorables acaban el bachillerato, pero eso se reduce a menos del 20% que lo logra entre los más pobres.

La educación discrimina hasta en su infraestructura: menos de la mitad de las escuelas tienen baños accesibles y solo el 14% cuenta con materiales disponibles para personas con discapacidad.

Y la educación divide, también, en los logros que se alcanzan en Matemáticas: cuanto mejor es el contexto, mejores resultados. A los que son usuarios de ASSE les va peor. Si el director de la escuela está hace más años en el centro educativo, a los estudiantes les va mejor. Y si las alumnas son mujeres les va peor.

De hecho, el ser mujer es el factor extraescolar que el Ineed identifica como más influyente en la obtención de peores resultados en Matemáticas. Incluso supera a otros factores como tener asignaciones familiares.

¿Qué significa? Ante mismas condiciones de vida y contextos similares, a ellas les va peor en Matemáticas que a ellos. En letras, en cambio, los logros se invierten.

Las diferencias de desempeños educativos según el sexo de los alumnos es uno de los enigmas que más ha desvelado a los estudiosos de las ciencias cognitivas en la última década. Pero la semana pasada, con motivo del congreso de esa disciplina que se desarrolló en Uruguay, algunos invitados extranjeros presentaron evidencias y dieron una explicación.

El francés Stanislas Dehaene es un matemático devenido en uno de los neurocientíficos más influyentes. En su paso por Uruguay adelantó los resultados preliminares de un estudio que están haciendo en su país de origen. Allí se comprueba que cuando llegan a la escuela casi no existen diferencias entre las niñas y los niños en cómo se desempeñan en Matemáticas. Pero cuatro meses después la brecha empieza a notarse y al cabo de un año “son significativas”.

¿Cómo es posible? Dehaene insiste en que “no hay diferencias cerebrales” o genéticas que expliquen tal comportamiento. Pero, en el estudio evidenciaron que la propia escolarización y “probablemente” los estereotipos de género que imponen las maestras, son los que hacen que a los varones les vaya mejor.

La psicóloga chilena María Inés Susperreguy, también presente en el seminario realizado en Uruguay, mostró otros estudios que van en la misma línea, con la diferencia que evidencian cómo “las madres y los padres sostienen estereotipos de género que asocian la matemática al género masculino”. No solo eso: los niños de cinco años, no así las niñas, también sostienen esos estereotipos. Y eso se traduce en que ellos estén más estimulados y habilitados a desarrollarse en la lógica-matemática y al fin de cuentas les vaya mejor que a ellas.

El informe del Ineed complementa que a los factores extraescolares en el desempeño de Matemáticas se les suman algunos que son internos de la escuela. Cuando los estudiantes se sienten que tienen voz y es escuchada, así como cuando más tiempo de permanencia tiene un director de un centro educativo, mejor es el resultado. En ese sentido, el informe explica que la generación de comunidades estables (y no de docentes que roten constantemente) favorece los resultados.

A eso se les suman las expectativas de los estudiantes por acabar los ciclos educativos, el gusto por la lectura, la asistencia y el autocontrol. Todos ellos son factores que un poco tienen que ver con la escuela y un poco no, pero que terminan siendo clave en la resolución de problemas matemáticos.

Los más chicos quedan fuera

El cuarto informe del estado de la educación del Ineed pone foco, por primera vez, en la primera infancia. Y muestra que casi la mitad (45%) de los niños de dos años no asiste a un centro educativo. En tres años, edad en la que la escolarización tampoco es obligatoria, la matrícula viene a la baja y eso, reza el informe, es una señal de alerta.

Resultados que parecen de otro país
El 90% de los que repiten en primero de liceo, abandonan. Foto: Fernando Ponzetto

“Cuando uno mira los indicadores educativos pensaría que este país tiene mucho menos desarrollo humano, mucho menos calidad democrática, mucho menos ingresos de los hogares que lo que realmente tiene”. Así define el presidente de la comisión directiva del Instituto Nacional de Estadísticas, Javier Lasida, el estado de la enseñanza uruguaya.

Porque Uruguay obtiene resultados similares a sus pares de la región, pero se gradúan muchos menos que en la región (el egreso de bachillerato está unos 20 puntos porcentuales por debajo del promedio de América Latina). Porque los desempeños parecen no mejorar significativamente con el correr de los años, más bien dibujan una meseta. Porque el contexto en el que está el centro educativo termina siendo una condicionante en las posibilidades futuras que tendrán esos estudiantes.

En ese sentido, el presidente del Codicen, Robert Silva, les ha manifestado a distintas autoridades de la enseñanza que “el diagnóstico está claro” y que ahora es el momento en que el país dé un cambió. Esta semana las asambleas técnico docentes debaten ello: ¿cuál debería ser el cambio?

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