Elbio Fernández inauguró su nuevo polideportivo: una obra esperada que reunió a generaciones de su comunidad

En una ceremonia que reunió a toda la comunidad, el colegio estrenó un complejo de 5.800 metros cuadrados, con tres canchas de última generación adaptables a varios deportes.

El Colegio Elbio Fernández inauguró su nuevo polideportivo, un complejo de 5.800 metros cuadrados que se levanta a dos cuadras de su sede central, en el predio delimitado por las calles Maldonado, Durazno y Carlos Quijano.

La apertura reunió a estudiantes, exalumnos, familias, funcionarios y referentes históricos de la institución, entre ellos el expresidente Julio María Sanguinetti y el exfutbolista Andrés Scotti. La presencia de figuras vinculadas a distintas generaciones del colegio reforzó el carácter comunitario del evento y marcó un hito para una institución que, desde 1869, ha acompañado la historia educativa y social del país.

La obra —que cuenta con tres canchas con pisos de última generación y medidas reglamentarias para voleibol, básquetbol, handball, futsal, fútbol 5 y hockey, además de gimnasios y áreas sociales— permitirá centralizar toda la actividad deportiva del Elbio, que hasta ahora se desarrollaba en distintos puntos de la ciudad. El proyecto fue gerenciado por la empresa MPR y la construcción estuvo a cargo de Bauten. Con este espacio, el colegio busca mejorar no solo la infraestructura disponible, sino también la organización interna de las actividades que diariamente involucran a cientos de estudiantes y familias.

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Una de las chanchas del polideportivo del Elbio Fernández

“Es una obra que llevaba su tiempo, pero que hicimos con la convicción de que era necesaria para nuestra comunidad y para la zona”, afirmó Enrique González, presidente de la Sociedad de Amigos de la Educación Popular (SAEP), durante la inauguración. Sostuvo, además, que el polideportivo no solo responde a una demanda histórica de las familias, sino que también se integra a una estrategia educativa más amplia. “El deporte es una herramienta de formación: enseña respeto, solidaridad, trabajo en equipo. Une fraternalmente, incluso con los adversarios. Y enseña a perder y a ganar”. Para González, este proyecto completa una visión institucional que entiende la educación como un proceso que trasciende las aulas y se apoya en experiencias colectivas.

El predio, que combina espacios nuevos con sectores patrimoniales, tiene una historia particular. Parte de la superficie pertenecía antiguamente al Club Atlético Peñarol y conserva la fachada diseñada por el arquitecto Julio Vilamajó. Otra parte correspondía a una casa abandonada, vinculada a la madre de exalumnos del colegio, que fue adquirida por la institución porque permite el paso hacia la calle Quijano, que es menos transitada y brinda mayor seguridad para el ingreso de los estudiantes. Esa decisión permitió además respetar las medidas reglamentarias de las canchas que dan a la calle Maldonado, uno de los aspectos técnicos centrales del diseño.

Las características técnicas del edificio fueron definidas a partir de un estudio detallado de las disciplinas que practica el colegio y del volumen de estudiantes, familias y exalumnos que participan en ellas. El Elbio compite en torneos de ADIC y en la Liga Universitaria, donde cuenta con equipos de fútbol y básquetbol conformados por exalumnos. También participa con numerosos grupos de padres en handball, vóleibol y fútbol de papi. “Solo como ejemplo: tenemos cinco equipos de fútbol de papi. La expectativa era enorme”, señaló González. Ese nivel de participación evidencia, según las autoridades, la magnitud de la comunidad que se verá beneficiada con las nuevas instalaciones.

El nuevo complejo se integra además al campus deportivo ubicado en las afueras de Montevideo, donde el colegio posee cabañas para campamentos y tres canchas de fútbol profesionales. La combinación de ambos espacios diversifica las posibilidades de práctica y amplía la participación de toda la comunidad educativa. De este modo, el polideportivo no solo será sede de entrenamientos y competencias, sino también una pieza clave dentro de un sistema más amplio de experiencias formativas y recreativas.

González recordó que el proyecto comenzó a anunciarse en 2019, pero los años 2020, 2021 y 2022 demandaron a la institución concentrarse en sostener su comunidad durante la pandemia. Aun así, la iniciativa se mantuvo en agenda. “Hoy es una realidad. En febrero, cuando nos reintegremos, será de uso total”, afirmó. La concreción del proyecto, subrayó, representa también la continuidad de un esfuerzo colectivo que atravesó desafíos y postergaciones.

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Julio María Sanguinetti en la inauguración del poliportivo del Elbio Fernández.

La institución espera que el polideportivo no solo fortalezca la formación integral de niños y jóvenes, sino que también se convierta en un espacio de referencia para el barrio, que en los últimos años ha experimentado un proceso de renovación y crecimiento demográfico. “Esto es el esfuerzo de una comunidad por ser mejor y apostar al futuro”, sintetizó González. Para el colegio, esa apertura hacia el entorno es parte de su tradición y, al mismo tiempo, una señal de su proyección hacia los próximos años.

 

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