Dos Parque Rodó disputan el futuro

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El parque Rodó es un sentimiento. Así lo expresan quienes afincaron su comercio allí desde hace décadas, y pretenden que sea un ámbito familiar, hasta no muy entrada la noche. También lo sienten así quienes llegaron hace pocos años y lo ven como un lugar espectacular para boliches de tragos y discoteca.

El gran espacio contra la rambla, que se convirtió en parque al estilo francés, a fines del siglo XIX, mantiene su encanto incomparable a principios del siglo XXI.

La tradición quiso que fuera un encuentro de juegos infantiles, además de una especie de gran jardín botánico en el corazón de la ciudad. Pero desde que se instaló W. Lounge, en 1999, surgió con claridad la idea de que el parque Rodó tenía un atractivo inmejorable para el disfrute de jóvenes y parejas, que podían ir a cenar y a bailar, a un lugar muy cercano de los barrios más populosos y de buen poder adquisitivo.

El predio es municipal y últimamente ha habido preocupación política por la forma en que se han otorgado las concesiones y por el lapso que sería adecuado otorgarlas.

Detrás de los problemas de procedimientos legales está la pregunta de qué Parque Rodó se pretende. Qué tipo de lugar debe ser ése, que está en un sitio privilegiado. Algunos de los viejos permisarios sostienen que debe ser, como ha sido siempre, un lugar para la familia, y que los boliches de onda deberían estar en otro lado.

La vanguardia de la "onda" está representada por W. Lounge y Don Trigo, responsables de haber atraído a los jóvenes y un poco menos jóvenes al parque Rodó, como alternativa a Carrasco o la Ciudad de la Costa.

El Rodelú es el emblema de la tradición en el Parque Rodó. Se inauguró en 1934 y cambió de firma por única vez en 1977. Pedro Abella, uno de sus dueños, sostiene con énfasis que "lo único que tiene que mejorar un poco son los juegos, para que vuelvan los gurises, que son los que tienen que disfrutar de este parque".

Por otro lado, los socios del W. tienen ideas más complejas. Quieren adecuar todo el paseo, de tal manera que haya una gran peatonal, y también nuevas terrazas, cines, anfiteatros y espectáculos.

DOBLEVE. Josacho Sasson, uno de los socios del W. y encargado de las relaciones públicas, entiende que el parque Rodó "fue familiar hasta que no fue más". Sasson se refiere a que la zona del parque que ahora ocupa su boliche "era un nido de ratas" y que la zona, en general, "estaba llena de malandros".

A nosotros nos decían: "¿están locos? No se metan en el parque Rodó. Te violan en la esquina. ¿Qué? ¿Verano en Montevideo? pero ustedes no saben lo que hacen. Además, ese lugar está quemado. Ahí las cosas no funcionan", describe el socio de W. Lounge.

Pero resulta que este grupo de empresarios jóvenes lo veía de otra manera. "No podíamos creer que ese lugar estuviera disponible, y nos parecía que el que se metiera ahí se iba a llevar a la gente que quisiera estar en el mejor lugar para divertirse de noche".

Sasson es músico, y como tal se empezó a vincular con el ambiente nocturno de Montevideo. Desde muy joven empezó a regentear boliches y unos de sus éxitos más resonantes fue Ciudad Boliche, pasando el puente Carrasco.

El tenía la experiencia de que se pueden abrir caminos, sin necesidad de inventar la pólvora. "El lugar me fascinó, está en el corazón de la ciudad, sin problemas por ruidos molestos, con un gran espacio para estacionar y una de las mejores vistas de Montevideo", señaló.

Se sabía que debía lidiar con el estigma de que nada allí funcionaba, porque las experiencias al respecto habían sido negativas, pero Sasson entiende que eso sucedió porque quienes lo habían intentado lo habían hecho mal: "Le daba la espalda al mar; toda la parte hacia la rambla estaba cerrada por cortinas negras", ejemplificó.

W. abrió en 1999 con la idea de respetar y resaltar el estilo art decó que tiene el lugar, abrirlo hacia el mar, con un gran espacio al aire libre, y darle un cierto aire ‘decó tropical’, al estilo de South Beach, en Miami, aunque con un espacio bastante más generoso que el que suelen tener los boliches en South Beach.

La concepción general del boliche tenía algo que ver con la idea que tanto éxito tiene en Ibiza, con diferentes barras que crean diferentes espacios y reúnen a distintos grupos de interés, aunque combinado con un restaurante descontraído, de tal manera que se pueda realizar una velada completa en ese solo lugar. "Tal vez haría falta un cine", reflexionó el empresario.

El éxito fue inmediato. El W. fue un lugar obligado para muchísima gente, desde que abrió y era visitado por varios miles todas las semanas.

W. también es lugar de desfiles, conciertos de música y eventos de diferentes marcas comerciales, que arman su espectáculo. El éxito movió a los socios a crecer y se crearon mayores espacios interconectados y también un segundo restaurante, esta vez con cocina oriental, en la planta alta.

Según Sasson esa realidad movió a que el parque entero se revitalizara. Apareció Don Trigo, una cuadra más arriba, con un gran espacio en donde se mantuvo la tradición de buen bar y parrillada, con una fama previa entre la movida joven montevideana. "Pintaron los juegos, el churrero también pintó la casita y el parque recobró esplendor", afirmó Sasson.

RODELU. El representante más notorio de la antigua tradición del parque Rodó es el Rodelú. Pedro Abella, uno de sus dueños, entiende la realidad de una manera muy diferente a la de Sasson. "No es una zona de boliches de onda. El parque Rodó es para los niños y la familia". Las imágenes de los grupos familiares, entre pizza, refrescos, churros y algodón dulce es la que Abella quiere recuperar. "Hay que mejorar los juegos, nada más. La gente de la noche no le da más vida al parque. Muchos, al contrario, lo que hacen es comprar vino o whisky en un almacén que abre hasta las dos de la mañana y lo toman por ahí. Hasta se ha visto gente orinando en la calle", se queja.

Abella piensa en una concepción de parque muy tranquilo, para gente de toda condición social, que pueda pasar un sábado o domingo bien, sin gastar mucho y sin llegar a su casa muy tarde. "Yo siento que el Rodelú es como una institución. A veces vienen con comida y los dejo sentarse en las mesas que tengo afuera, y no le niego el baño a nadie", agregó.

Lo que hay que lograr es "que los botijas vengan de vuelta", dice este ciudadano español llegado a Montevideo en 1961, que afirma ser "más uruguayo que muchos que nacieron acá".

Abella no está de acuerdo con hacer una peatonal. "Si viene una familia, ¿dónde deja el auto? ¿Cuatro cuadras más arriba? ¿Y en qué estado lo encuentra?", cuestiona.

En cuanto a reformas, Abella querría hacer alguna cosa en su propio boliche, no demasiado, algo como retrasar un poco la barra, para dar más espacio al cliente. "Vamos a ver, cuando cambie la cosa".

Para él, el parque Rodó es como su casa: "Y para mi hijo también. Yo no me voy a ir nunca de acá".

En cuanto a la seguridad, Abella dice que nunca fue un problema terrible. "Lo único que hay es los gurises que vienen a pedir, y en una de ésas le pueden poner la mano en la cartera a una señora, pero es algo que pasa en cualquier semáforo. Es la ciudad en que vivimos", reflexiona.

Su orgullo es estar al día con las cuentas. "Yo estoy al día con todos los impuestos Yo no pido no pagar lo que me corresponde. Lo importante es que a uno lo conozcan por buena persona y cumplir con las reglas. Yo no le vendo alcohol ni cigarrillos a un menor, no señor".

Abella prefiere "no tener problemas con nadie" pero tiene una concepción muy firme de cómo deberían ser las cosas: "Yo nunca he visto un parque público con boliches de onda. Una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa".

La convivencia entre los dos concepciones de parque no parece fácil, y a ello se agrega el hecho de que hay oposición política a que los concesionarios del parque Rodó actúen como una sola sociedad. Mientras tanto, los viejos juegos infantiles, los boliches tradicionales, los churreros y los nuevos proyectos de diversión se miran de reojo.

Licitaciones bajo la lupa

Las licitaciones del Parque Rodó son un dolor de cabeza para las autoridades municipales. Desde hace varios años la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) tiene previsto realizar un plan de remodelación en esa zona que incluye un puente peatonal superior sobre la continuación de la Avenida Sarmiento, la adecuación de la calle Requena y García, paseos peatonales que conecten el Parque Rodó con las canteras y la zona de la rambla de Punta Carretas. Sin embargo, el proyecto quedó solamente en los planos.

DIFERENCIAS. Para el director de la Región Centro, Jaime Igorra, era más conveniente realizar una licitación general donde participen los actuales permisarios.

En este sentido, Igorra llegó a aconsejar a los empresarios, que actualmente trabajan en los locales del Parque Rodó, para que crearan una sociedad anónima para impedir que participaran otras marcas. Para el jerarca si se hacen las licitaciones "una a una" el proyecto de remodelación va a demorar mucho más tiempo.

Actualmente existe una sociedad Anónima, Leranur S.A., compuesta por diecisiete permisarios de los locales del Parque Rodó.

Pero la idea no prosperó porque varios directores municipales la rechazaron.

El director del departamento de Acondicionamiento Urbano, Alberto Rosselli, sostuvo, en más de una oportunidad, que las concesiones del Parque Rodó se deben otorgar por medio de licitaciones "claras".

Las autoridades aclararon que la IMM nunca aceptó la propuesta de los concesionarios de declarar el proyecto de interés municipal.

INVESTIGADORA. Por otra parte, en el marco de la Junta Departamental, se lleva adelante desde hace más de tres meses una comisión investigadora. Para los ediles del Frente Amplio y algunos representantes del Partido Colorado es necesario comenzar a redactar las conclusiones finales.

Por el contrario, para el Partido Nacional se debe continuar con la investigación ya que quedan varios puntos sin aclarar.

Los ediles oficialistas se reunirán el próximo miércoles para tomar una posición sobre la actuación de la comuna en las concesiones. La representante de la coalición de izquierda expresó que si bien todavía faltan algunos documentos originales y analizar el tema de las carreras, la Junta ya recibió todo el material que solicitó a la Intendencia de Montevideo y citó a los empresarios y directores que estaba previsto.

Escolares plantaron árboles en 1901

La historia del hoy conocido Parque Rodó data de 1890 y tiene como base la crisis económica que se registró en esa época.

Con la quiebra del Banco Nacional, el gobierno concedió amplios predios a la Junta Económico Administrativa de Montevideo como pago del dinero que el organismo tenía depositado allí.

Sin embargo, a pesar de que el decreto era de 1896, la Guerra Civil de 1897 retrasó las obras y fue recién en diciembre de 1901 que pudo inaugurarse oficialmente el Parque Urbano.

La instalación de este gran espacio público merecía el decreto de un nuevo feriado. El 18 de setiembre de ese año se festejó "El Día del Årbol", fecha en la que un cortejo de escolares, militares y civiles se trasladó desde la plaza Independencia hasta al Parque Urbano con el propósito de plantar cuatrocientos árboles facilitados por la Dirección de Paseos.

Los especialistas concuerdan al señalar que el diseño del nuevo paseo público estuvo inspirado en la paisajística y la arquitectura francesa, dándole a la ciudad-puerto un tono europeo.

Entre 1903 y 1904 se llevó adelante un proyecto por el cual se realizaron las obras del Lago artificial con las isletas, se construyeron puentes rústicos, la enida central, una terraza para música, una vaquería para expendio de leche fresca y la plaza de juegos para niños.

El primer juego que se instaló en el predio fue una precaria montaña rusa.

El 14 de junio de 1917 se cambió el nombre del paseo por Parque José Enrique Rodó en honor a la muerte de dicho escritor. Actualmente, no sólo conserva el mismo nombre, sino también un paisaje similar al de 1930.

En 1975 fue decalrado monumento histórico nacional.

PLIEGOS Tras licitar el parador Nelson, la comuna prepara una segunda propuesta que abarca el Forte Di Makale, el resto de los juegos y el espacio comprendido entre Requena y García, la Rambla y la Facultad de Ingeniería.

DON TRIGO En el caso de este parador, la IMM autorizó la transferencia de un permiso entre particulares por medio de una resolución que firmó Arana que data del año 2000.

RODELú En el caso de la pizería, el actual concesionario sostiene que tiene el bar desde hace más de 20 años con un permiso precario y revocable.

PLAZA MATEO Antes de convertirse en el actual espacio cultural, formó parte de un proyecto que implicaba la instalación de una estación de servicio de la firma Esso. En esa instancia un grupo cultural denominado Plaza Mateo solicitó la autorización. Actualmente ese grupo tiene un permiso revocable y precario a condición de retirarse cuando la IMM lo considere necesario.

W. LOUNGE En un principio fue el Yacht, después la Churrasquería y hoy es el conocido local nocturno W. Lounge. Lo cierto es que hasta el 13 de diciembre de 2005 la comuna no tiene poder sobre el lugar. La empresa que paga el canon de US$ 500 más el 15% es la firma Churrasquería SRL la cual recibe alrededor de US$ 5 mil por el subarrinedo que realizó al la empresa W. Lounge.

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