La cifra de diagnósticos de VIH volvió a bajar por segundo año consecutivo y brinda esperanzas sobre el declive de la enfermedad. Sin embargo, hoy el foco está en otro lado: la cantidad de personas que no recibe tratamiento.
"Parece que estuviéramos en el inicio del declive de la epidemia como en otros países del mundo", dijo a El País el director general de Salud, Jorge Quian. Sin embargo, aclaró, "nos hace falta tratar a más pacientes y tener a más pacientes dentro del sistema de salud. Hay unos cuantos que se nos escapan".
Al año 2014, unas 12.000 personas fueron diagnosticadas con VIH en Uruguay —casi mil solamente en ese año—, segundo año en que comenzó a disminuir la tasa de infecciones.
La transmisión sexual sigue siendo la principal vía de contagio (92%), seguida por la sanguínea (7%) y la vertical madre a hijo (1%). Las mujeres trans, por otro lado, son las principales afectadas por el virus, entre un 21% y un 36%.
El uso de drogas y la discriminación son los principales factores que se barajan como probables disuasorios del tratamiento. Mientras que el número de infectados asciende a 12.000, los pacientes efectivamente en 2014 eran solamente 5.300.
"Ahora es una enfermedad crónica que no tiene más misterios", reflexionó Quian, quien explicó que, bien tratada, "prácticamente no contagia".
Recordó, además, lo económico sigue pesando a la hora de la atención médica. Los copagos variables de las instituciones médicas hacen que muchos pacientes pasen de la salud privada a la Administración de Servicios de Salud del Estado (ASSE), donde no hay copagos. Entre un 50% y 60% de los pacientes con VIH se quedan en ASSE. Según Quian, se debería incorporar al VIH dentro del grupo de enfermedades crónicas, como la diabetes.

Preocupa falta de tratamiento de miles de pacientes