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Sabés lo que habría que hacer? Peatonalizarla. Se refieren a la ruta 10 que atraviesa La Barra. Se trata de un grupo con credenciales para opinar: la banda de José Pedro Maiorano. Desde el 27 de diciembre, ellos presiden el desfile de cada noche en la única terraza particular con vista a la movida. El ex bar Mojito es ahora casa particular y territorio libre de vecinos.
A la vez, el balcón electropop funciona como muelle de pesca. "Hoy no hay chicas acá, pero ya vendrán".
Aunque es el primer verano que pasan allí, Maiorano, el Gato Olazábal, Santiago Márquez y compañía conocen Punta del Este y nunca habían visto tanta gente callejeando.
Ellos, que tienen 19 y 20 años, no conocieron Space. Pero desde que cerró Space, referencia de la noche en los ’90, Punta del Este no tiene una megadisco.
Para los puntaesteños de hoy la discoteca es la calle, la vereda, la banquina. Los más dedicados a los fierros y los fanáticos de los sistemas de audio marcan el ritmo desde que estacionan, levantan la tapa de la valija y presentan sus parlantes.
Otros, un poco más discretos, igual cumplen con la voluntad de llamar la atención. Como el Peugeot 306 modelo 2003 de Santiago Bolzan. Desde Paraná, Entre Ríos, llegó con familia y amigos para la segunda quincena de enero. Ya sabe que esto "es la vida de acá" y desde su stereo suena cuarteto: "Ponemos mucho La Mona o Rodrigo. De a ratos se acercan chicas y bailotean un poco. Bienvenidas sean, porque hay cosas peores: los borrachos se te cuelgan siempre" se lamentan los entrerrianos.
¿Ir a bailar? Poco, capaz Mint, o Moby Dick a morir. Para los uruguayos la entrada en los boliches está salada. En Tequila cuesta 1.000 pesos para ellos y gratis para ellas. Pero bajo las estrellas, quién te quita los bailado. Nadie.
FIESTA, FIESTA. Dos de la mañana. Suena un celular. Pintó fiesta en una casa. ¿Dónde? Por el camino al Quijote, cuatro quilómetros y después una calle a la derecha. Bueno. ¿Seguro que va Hernán?. Parece que está Hernán Cattaneo, el dj argentino. Cada uno lleva lo que quiere, si quiere. Por lo general los anfitriones son generosos y no se enojan con los colados: amigos de amigos de amigos. Ni mailing, ni volantes, ni boca a boca. La cosa es de celular a celular, mapa oral y alguna contraseña inventada.
El campeón de las fiestas, hasta ahora fue el empresario inmobiliario mexicano Beto Fafja. En la casa que alquiló en la parada 16 de la Mansa recibió unas 300 personas al borde de la piscina. Se dice que gastó US$ 15.000, sólo en líquidos. Fafja y séquito viajaron a Punta del Este en dos aviones privados. En uno de ellos un Lear Jet, la cabina resultó demasiado baja y no había lugar para que una azafata parada pudiera servir las copas. Hombre de recursos, el mexicano pidió que le prepararan un casting de enanos.