Licores, mermeladas, mates, billeteras, llaveros, ropa, artesanías, accesorios. ¿Qué pueden tener en común estos objetos?
Por primera vez, comparten un espacio de venta en el nuevo local de Comercio Justo, inaugurado el jueves 21 de setiembre en la cooperativa Cuteantel (Agraciada 2336).
Allí los pequeños productores tienen la oportunidad de disponer su mercadería sin la necesidad de pagar un alquiler, depender de un intermediario o hacer grandes esfuerzos para distribuirlos, ya que una comercializadora se encarga de hacerlos llegar a la tienda.
Este "punto de venta solidario" es el resultado del trabajo de Comercio Justo Uruguay, una red comercial que congrega a cerca de 100 productores y los asiste en los distintos procesos de producción, promueve su trabajo a nivel nacional e internacional y se encarga de que todos estén en "igualdad de oportunidades".
Pero además de operar como una red, Comercio Justo es una asociación civil sin fines de lucro que tiene como filosofía de trabajo "buscar una relación solidaria entre el productor y el consumidor a través de la concientización de éste y la sociedad en general".
"Solidaridad", "justicia", "igualdad de oportunidades" son palabras fáciles de decir y difíciles de poner en práctica. Pero en el caso de Comercio Justo es su razón de ser: esta organización, que opera en Uruguay desde el año 2002, es internacional y tiene una serie de postulados que todos sus integrantes deben cumplir.
"Este movimiento surgió en los años `60 y el lema en inglés decía `No aid, fair trade` (Sin ayuda, comercio justo). Lo que se reclamaba era un comercio alternativo, donde los productos de países del Tercer Mundo entraran a los del Primer Mundo sin subsidios injustos", explicó Ruben Sánchez, protesorero de Comercio Justo Uruguay.
A lo largo de los años, la organización Comercio Justo se desarrolló a nivel internacional y en cada país busca facilitar el camino para los pequeños productores.
Algunos postulados son: asegurar la igualdad de condiciones para hombres y mujeres, no utilizar mano de obra infantil, comprometerse con las normas ambientales, evitar la intermediación entre productor y consumidor y un salario digno para el trabajador.
CON CORAZÓN. En Uruguay, la organización da sus primeros pasos para cumplir con esos postulados. El "punto de venta solidario" es uno de ellos.
De acuerdo a Sánchez, allí se venden "productos personalizados, hechos uno a uno, con calor, con sentido de algo diferente, cariño y corazón".
Las mercaderías tienen una etiqueta que identifica el nombre del artesano, el proceso de producción y el logo de Comercio Justo, para que el consumidor sepa que al adquirir el producto pone su granito de arena en pos de una "economía más justa".
Según contó Sánchez, trabajar con los productores implicó un gran esfuerzo: "Muchos estaban en situación de informalidad y hubo que enseñarles a hacer los trámites correspondientes".
Pero por ahora ha dado sus resultados. Además, Sánchez dijo que las intendencias de Montevideo y Canelones, y el espacio de Economía Solidaria de Cáritas, establecieron un convenio con dos ONGs italianas que financiarán la apertura de otra tienda en Montevideo y una en Canelones.
Exportarán mercadería a Estados Unidos e Italia
"Tenemos firmada una exportación de prendas de lana para los Estados Unidos y también existe la posibilidad de exportar cerámica y productos de papel reciclado a Italia", contó Ruben Sánchez, protesorero de Comercio Justo Uruguay.
Luis Polacoff, director del área de Desarrollo Económico de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) dijo que la comuna está dispuesta a colaborar con este proyecto. Consideró que es muy interesante, "no sólo por lo que puede generar en el mercado nacional, sino también porque tuvo un desarrollo muy importante en el mercado europeo. En países como España y Francia, `Comercio Justo` es una marca muy reconocida y consideramos que aquí también se puede armar un esquema de exportación".
Uno de los productos que tiene éxito entre las embajadas son los licores artesanales. Susana, creadora de la marca "Vientos del Sur", produce una variedad de 35 licores y dijo que ha vendido en Rusia, China y España. "Los piden en las embajadas para hacer regalos. Parece que son ricos y les gusta mucho", contó satisfecha.