Bonilla opuesto a reforma de salud de la izquierda

| En su disertación en ADM dijo que "polaridad del Estado versus el mercado le ha hecho un enorme daño a las reformas"

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El ministro de Salud Pública, Conrado Bonilla, volvió a marcar ayer su oposición al proyecto de sistema de salud promovido por los gremios del sector y por la izquierda.

En una conferencia organizada por la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM), el jerarca consideró que el modelo promovido por el Sindicato Médico del Uruguay (SMU) y la Federación Uruguaya de la Salud (FUS) son ejemplos de un "dirigismo económico" y de un estatismo que no comparte.

Los gremios vienen impulsando desde hace varios años un cambio en el financiamiento del sistema de salud, que pasaría por un aporte según el nivel de ingresos de cada núcleo familiar. Además, proponen la creación de una entidad recaudadora que administraría los fondos y volcaría los recursos a cada institución prestadora en función del perfil de riesgo de sus asociados. En definitiva, implica trasladar el concepto del impuesto a la renta al sistema de la salud.

ESTADO INEFICAZ. Bonilla marcó que no comparte la opción de una salud totalmente dirigida por el Estado. "Es un camino que lo defienden quienes sostienen que el Estado todo lo puede, y que lo que hace, lo hace bien.

Es la salud dirigida, a imagen y semejanza de la economía dirigida. El marca a quién paga, cuánto paga, y a cambio de qué contraprestación paga", describió.

El titular de Salud enfatizó que más allá de las filosofías y voluntades que se puedan tener, "el Estado no es buen administrador, le cuesta ser eficaz y eficiente. Y lo que es peor, cuando es monopólico, es autoritario y prepotente".

Aunque nunca mencionó a sus autores, el ministro dijo que "se ha propuesto" un cambio en el financiamiento del sistema basado en esa vía. "Yo no me he negado jamás a estudiar los posibles cambios de financiación, pero hasta ahora no hay un solo estudio económico serio de cómo operaría este cambio profundo en la tributación: ¿Quiénes van a pagar? ¿Cuánto? ¿Quiénes no van a pagar? ¿Cuánta plata tiene que poner el Estado? ¿Cómo van a ser controlados los ingresos familiares y sus variaciones?", objetó.

El ministro también resaltó que aunque esos aspectos estuviesen estudiados, las instituciones mutuales no se resignarían a que "otro" manejara sus ingresos.

Luego, también agregó en el debe de la propuesta a la inexistencia de estudios sobre costos de las patologías. "En mi concepto, estamos muy lejos de que este cambio sea la carta sellada que nos cambie la salud en el país", sentenció.

UNA TERCERA VIA. Empero, Bonilla tampoco se mostró partidario de un sistema basado absolutamente en el libre mercado. Opinó que fomenta la fragmentación del sistema, la inequidad y el uso irracional de la tecnología. Cuando el secretario de Estado dijo que la "polaridad del Estado versus el mercado le ha hecho un enorme daño a la reforma de los sistemas de salud", se ganó uno de los dos aplausos que recibió en la ponencia.

Bonilla, como ya lo ha hecho en el pasado, se declaró partidario de un camino intermedio, que llamó "pluralismo integrado". Así, propuso un camino basado en la complementación e integración de los subsistemas público y privado, a través de contratos, "teniendo como eje orientador a los intereses de la población". El "puzzle", para Bonilla, se arma en base al fortalecimiento de "los dos pilares" de la salud uruguaya: los hospitales públicos y el sistema mutual.

Ese fortalecimiento es para el ministro el comienzo de un trabajo planificado de coordinación, que le daría organicidad al sistema y a una política de salud.

"No es un invento de quien suscribe", dijo el jerarca, para luego reseñar que es un modelo estudiado por importantes autores brasileños, mexicanos, americanos e israelíes.

LOS ENEMIGOS. Bonilla opinó que es el camino más difícil, pero el más seguro.

Los enemigos son para él "los conflictos de intereses entre los actores de la reforma". "Que no nos pase como en países vecinos, donde los lobbys de los intereses corporativos, tanto quisieron compatibilizarse, que terminaron trastocando los objetivos de equidad y eficiencia", comentó.

En ese sentido, llamó a conjugar lo técnico, político y gremial en un solo contexto social y económico. "A la larga para triunfar, hay que hacerlo juntos", concluyó.

Puntos medulares

MORTALIDAD INFANTIL. El ministro admitió que en 2003 hubo 51 muertes más que en el año anterior. Admitió que la "crisis castigó duro", aunque no todos los casos pueden explicarse en ella. Empero, dijo que los indicadores deben estudiarse en períodos más prolongados (trienios o quinquenios) y que en ese caso, la tendencia sigue siendo decreciente.

HOSPITALES. Bonilla dijo que están "sustancialmente" mejor que antes y en una fase de "progreso acumulativo". Destacó la contratación de contadores. Así y todo, dijo que todavía no están "descentralizados" y en la "adolescencia empresarial". Recordó que cuando trabajó en el Pereira Rossell, aunque éste manejaba un presupuesto de 40 millones de dólares, no tenía un "contador gerente financiero".

MUTUALISMO. Resumió que un sistema "equitativo" no es caro en relación al mundo. Empero, criticó que la mayoría de las instituciones no informaticen su gestión y que desconozcan sus costos, a veces hasta intencionalmente. Las instituciones que cayeron, según él, fue porque fueron "destrozadas desde adentro". "Las que sobrevivieron van a sobrevivir" y "no se vislumbran nuevos cierres", apuntó. Destacó que el sistema está ganando 2.000 socios por mes y que las empresas están haciendo "enormes esfuerzos" por reconvertirse.

INAMOVILIDAD. En otro momento de su disertación, Bonilla no pudo afirmar cuándo se va a volver a permitir que los socios de Disse puedan cambiarse de mutualista, a pesar de la pregunta de un asistente.

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