San Pablo - La 26 Bienal de Sao Paulo, la cita más importante de arte contemporáneo de América Latina que abrió en setiembre bajo el tema "Territorio Libre", superó ya los 500.000 visitantes en siete semanas y aspira a llegar al millón antes de cerrar sus puertas el 19 de diciembre.
Participan 135 artistas de 62 países que exponen en los 25.000 metros cuadrados del edificio creado por el consagrado arquitecto brasileño Oscar Niemeyer, bajo el tema "Territorio Libre", una propuesta de retorno al espacio del arte y del artista.
"Lo que importa es el arte, volver al arte", resume en entrevista a la AFP el curador de la Bienal, el alemán Alfons Hug. "El territorio Libre, tema de esta bienal, da una idea de lo que es el proceso estético y de lo que es el arte, que siempre fue asociado a la libertad y a modelos alternativos de existencia y de la sociedad", explica Hug.
Esta bienal apostó casi al cien por ciento por el "artista nuevo, contemporáneo", y ha prescindido del "núcleo histórico" tradicional, de un espacio dedicado a artistas consagrados. Es decir, opta por dar su espacio a "descubrir el Portinari o el Picasso de mañana", según su presidente, Manoel Francisco Pires da Costa.
Otro gran enfoque de la Bienal es la pintura. Según el conservador, una de las tendencias del arte contemporáneo, sobretodo en Estados Unidos y Europa Central es un gran retorno a la pintura como soporte del arte: "el arte contemporáneo siempre empieza, y nada mejor que el dibujo y la pintura para empezar desde cero", indicó.
La pintura de la bienal llega de los más recónditos rincones, desde la particular visión de un mítico carnaval europeo de Luc Tuymans -referencia de la nueva pintura figurativa-, a la brasileña de coloridísimos abstractos de Beatriz Milhazes.
Bien en las antípodas, pero igualmente fascinante es el trabajo de retratos del chino Chen Shaofeng, que presenta fenomenales expresiones de personajes de una pequeña aldea rural de China, cada uno acompañado de un retrato del artista realizada por el modelo.
"Los artistas modernos quieren mostrar sus estilos propios, mostrarse a sí mismos. En su trabajo, la emoción no está en la obra. Por eso decidí ir a esa aldea china para hacer este trabajo", explica el artista chino.
"La pintura en la Bienal es de gran calidad, pero el público prefiere los trabajos audiovisuales y las instalaciones, sobretodo las interactivas", reconoce Hug.
En fotografía, se destaca un recorrido por los trabajos de ocho fotógrafos africanos de las últimas décadas, con una clara opción por el retrato humano, y bajo la curadoría de Simon Njami (Suiza-Camerún).
Valorizando otros soportes, la portuguesa Vera Mantero presenta su omnipresente performance "Comer el corazón" o, como ella la describe, "vomitar el corazón", con el cuerpo desnudo convertido en cuadro pintado, que se mueve, contorsiona y se expresa sobre una escultura de hierro de Rui Chafes.
El francés Melik Ohanian presenta un audiovisual en siete imágenes "Seven minutes before", una reflexión sobre la simultaneidad.
La crítica ha recibido bien la calidad de las obras y de los artistas, incluso la apuesta por lo más nuevo en el arte contemporáneo.
"La bienal tiene artistas muy buenos, y es importante que tengamos un evento eminentemente contemporáneo. Un problema ha sido el montaje, que ha sido confuso, las grandes instalaciones no están aisladas", dijo a la AFP el ex curador y especialista Agnaldo Farias.
Por primera vez en la historia de la gigantesca muestra bianual, este año la entrada gratuita. "Sigue el camino del Movimiento Arte y Democracia , lanzado por el ministro (de Cultura y cantautor) Gilberto Gil" y del propio presidente Luiz Inacio Lula da Silva, informó la organización.
"La Bienal ha tenido más de 500.000 visitantes en 7 semanas, lo que es un récord mundial para una muestra de arte contemporáneo", concluye Hug. En 2002 la 25 Bienal dedicada a las "Metrópolis" recibió 670.000 visitantes que la convirtieron en la exposición de arte contemporáneo más visitada del mundo.
AFP