Antes de buscar refugiados, se definirá un "protocolo"

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La inserción laboral de los refugiados no es sencilla. Foto: Ricardo Figueredo
12 2 2015 FAMILIA SIRIA EN JUAN LACAZE FOTO FIGUEREDO
Archivo El País

Se trabaja en una política “sistematizada”, dijo el secretario de DD.HH.

El gobierno decidió que no volverá a tomar la iniciativa de buscar grupos de refugiados hasta que no defina un protocolo y una "ventanilla única" para lidiar con su llegada. Esa "ventanilla única" próximamente pasará a ser la Comisión de Refugiados (CORE) que funciona en el Ministerio de Relaciones Exteriores. Si bien el gobierno quiere que Uruguay siga siendo un país de inmigrantes que recibe a refugiados, en esta etapa está en la definición de las formas de proceder cuando llegan, dijo a El País Nelson Villarreal, responsables desde el año pasado de la Secretaría de Derechos Humanos, organismo que depende de la Presidencia de la República.

El caso más notorio de llegada de un contingente numeroso de refugiados es el de las 45 personas sirias, reunidas en cinco familias que llegaron a Uruguay en octubre de 2014.

"Creo que se ha hecho como país lo que mejor podía hacer un país que no tenía una política de refugiados planificada, que ahora se está construyendo" y que se plasmará en un documento que contendrá su visión estratégica, señalo el funcionario. Según Villarreal, se requiere "claridad, para que en los desplazamientos que sabemos que va a haber en los próximos años en el mundo, Uruguay logre estar mejor parado".

Villarreal reconoce que la inserción de las familias sirias ( tres están en Montevideo, una en el campo en Salto y otra en Piriápolis, Maldonado), no ha sido fácil. "Este programa se implementó en el marco de la retracción de la economía de 2015 y 2016 que si conllevó una dificultad para los uruguayos, pensemos para estas personas que tienen un idioma distinto, una cultura distinta... Lo que se está tratando de hacer con el apoyo a microemprendimientos es que tomen la iniciativa en lo que ellos consideren pertinente", explicó. Esos microemprendimientos tendrá respaldo económico del Estado y en algunos casos están avanzados. Uno se vincula al sector agropecuario, otro al transporte, otro a los servicios y otro a la venta de ropa. La ayuda es de hasta US$3.000 por emprendimiento. En noviembre de 2017 está previsto que cese cualquier ayuda económica a las familias y los proyectos para los microemprendimientos deben estar prontos en marzo. El proyecto de venta de ropa (infantil) demandaría $300.000, informó Telenoche Online.

"Un estado social como el uruguayo hay algunas seguridad que puede dar y otras que no. Puede asegurar salud y educación gratuita. Pueda dar garantías de alquiler, capacitación a través del Instituto Nacional de Formación Profesional, puede acompañar con créditos o en este caso con recursos. Desde esa perspectiva creo que se ha hecho lo mejor que se podía hacer. Es necesario aprender de la experiencia para sistematizarla", consideró Villarreal que rescata lo positivo que tuvo el programa de acogida.

"Estas familias que vinieron aquí salieron de la guerra. Quizás la expectativa que tenían era otra y eso hay que aceptarlo. Quizás la estructura social nuestra es más dificultosa para la integración. La política pública y el mercado privado no generan salarios como para familias con tantos hijos y ese es un tema que no es fácil de resolver". admitió. "Lo que nosotros vemos hoy es que más allá de los descontentos que pueda haber, de las dificultades que pueda haber, el hecho de que se les haya garantizado durante 2017 un ingreso, permite que encuentren puentes. (...) Los jóvenes están más integrados, están más incorporados en la cultura del lenguaje", evaluó. Para Villarreal la voluntad de quedarse en Uruguay de los refugiados "parece clara".

El gobierno ya había descartado en 2015 traer a un segundo grupo de sirios, algo a lo que inicialmente se había comprometido.

Aunque una de las familias necesitará una asistencia especial por el estado de salud de alguno de sus integrantes, Villarreal prefiere no profundizar. Es que a su juicio "la personalización también los estigmatiza, cosa que también fue responsabilidad de la política pública; habría que haber protegido mucho más su visibilidad".

"Hay que salir de esta cuestión de que está todo bien o todo mal (...) Si se me pregunta qué evaluación hago digo que si yo tengo personas que llegaron y no tienen problemas de vivienda, no tienen problemas de recursos para alimentarse, tienen salud, se les dan aportes de educación, no puedo valorarlo negativamente. Subjetivamente puedo entender la reacción de esas familias que se no sienten plenamente integradas. Puedo entender a familias uruguayas que digan "¿porqué se hizo tanto esfuerzo en ellos? pero estamos en 45 personas, es un plan piloto...", señaló.

"En principio queda claro que, por responsabilidad, por capacidad de resolver estos temas, la iniciativa no se va a tomar pero queda claro que la disposición institucional es que aquí no se cierran puertas. Es el único país del mundo en el refugiado migrante recibe cédula de identidad y acceso a la salud gratuita", resumió Villarreal. Se quiere pasar a contar ahora con "una política articulada y sistematizada", Vilarreal reconoce que el batllismo logró para Uruguay durante el siglo XX que "hubiese una inclusión igualitaria independientemente de donde se viniese pero generó recelo hacia la diferencia" y una cultura quizás "muy pueblerina" y eso puede afectar la adaptación de los refugiados provenientes de culturas distintas, como los musulmanes.

Dificultades con el idioma

Los refugiados sirios vinieron en 2014 escapando de la prolongada guerra civil en su país. Un grupo se mudó de Juan Lacaze (Colonia) a Salto, a un predio del Instituto Nacional de Colonización, luego de que el jefe de familia, molesto con el programa de inserción, agrediese a Michelle Alfaro, una funcionaria de la ONU que vino de Argentina a reunirse con él.

El semanario "Brecha" en su última edición publicó un informe en el que señala que los refugiados no tuvieron clases suficientes de español y que "el programa tampoco hizo los trámites necesarios para que todos los adolescentes fueran reinscriptos en el liceo para el año 2017" pese a que las familias firmaron un documento en el que se comprometían a enviar al liceo a sus hijos.

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La inserción laboral de los refugiados no es sencilla. Foto: Ricardo Figueredo

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