NATALIA ROBA
El ex dictador Gregorio Álvarez insistió nuevamente en su "absoluto desconocimiento" de asesinatos, vuelos clandestinos o enterramientos de desaparecidos durante la dictadura.
Al declarar ayer por segunda vez ante el juez Luis Charles, dijo que ni en el año 1976, ni luego cuando fue presidente en 1981, conoció la existencia de ese tipo de hechos que se denuncian, como negó la existencia de la denominada "operación zanahoria".
Incluso afirmó que tiene en su poder "notas y llamadas telefónicas" que recibió y que indican que "muy posiblemente" los restos que se hallaron en el Batallón 13 no son los del escribano Fernando Miranda.
En un momento del interrogatorio en el cual negaba la existencia de los enterramientos, la fiscal Mirtha Guianze le preguntó si no había visto por televisión los restos de Miranda, que fueron hallados en el Batallón 13. Álvarez respondió: "Sí, lo ví en la televisión pero tengo información de que ese no es Miranda".
Incluso el juez Charles llegó a preguntarle irónicamente -cuando negaba esos hechos- si en el año 1976 existía televisión en Minas, Lavalleja, donde estaba destinado el militar.
Álvarez es uno de los últimos indagados citados a declarar en esta causa por la que la Justicia investiga la existencia del "segundo vuelo" que el 5 de octubre de 1976 trasladó desde Buenos Aires en forma clandestina a prisioneros políticos que luego fueron asesinados en Uruguay.
Al abandonar el Juzgado, la fiscal afirmó que Alvarez "no aportó dato alguno al expediente". "Él simplemente niega, no tiene conocimiento de nada", dijo Guianze.
Esa actitud no es sorprendente, ya que la vez anterior en la que Álvarez compareció ante la misma sede penal para ser interrogado sobre la desaparición del militante tupamaro Washington Barrios, la respuesta que más utilizó fue "no sé" (ver nota aparte).
De todos modos, la indagatoria apunta a probar que ese vuelo existió y que los detenidos trasladados en el mismo fueron asesinados. En una segunda etapa se dilucidará si los tripulantes del vuelo conocieron el destino de los pasajeros y qué responsabilidad les cupo.
El comandante de la Fuerza Aérea, Enrique Bonelli, confirmó la existencia del vuelo al declarar el miércoles, pero se negó a dar los nombres de los tripulantes amparado en la reserva bajo la que trabajó la Comisión para la Paz en el gobierno de Jorge Batlle.
Charles y Guianze analizarán más adelante si entienden que Bonelli debe aportar los nombres de los tripulantes. El comandante de la Fuerza Aérea fue tripulante del primer vuelo que en julio de 1976 trasladó a detenidos de Argentina a Uruguay que luego fueron liberados en el hecho conocido como "la farsa del chalet Susy".
El ex comandante de la Fuerza Aérea, José Pedro Malaquín, es indagado como uno de los tripulantes del vuelo. Si bien admitió que en 1976 hacía vuelos en aviones C47 junto con el mayor Walter Pintos, no recordaba haber realizado ese entre Buenos Aires y Montevideo. Dijo que no conserva su carpeta de vuelo.
El martes declarará el secretario de la Presidencia y ex integrante de la Comisión para la Paz, Gonzalo Fernández, para que informe sobre el número de personas que fueron trasladadas en el vuelo.
Efectivos requisaron huevos
La Policía requisó algunas docenas de huevos que los manifestantes habían llevado en sus bolsos para tirarle al ex presidente de facto Gregorio Álvarez. Se tuvieron que conformar con insultarlo y gritarle detrás del vallado colocado en 25 de Mayo, a varios metros de la puerta de la sede penal.
Al igual que el miércoles, día en que declaró el comandante de la Fuerza Aérea, Enrique Bonelli, un grupo de no más de 15 integrantes de la Plenaria Memoria y Justicia se apostó en la esquina con pancartas.
Álvarez llegó al Juzgado en un auto que ingresó de contramano desde la calle Cerrito hacia 25 de Mayo. Mientras uno de sus abogados, Carlos Curbelo Tammaro, dialogaba con la prensa, el ex dictador descendió del vehículo para ingresar en la sede. En ese momento, se generó en su entorno un forcejeo con la prensa. Además, dijo que venía a hablar, pero ironizó sobre qué tema. Afirmó que si quería iba a hablar cuando saliera del Juzgado.
Sin embargo, cuando salió se metió rápidamente en el auto y aunque los periodistas le hicieron preguntas se retiró sin contestarlas. De fondo se oían los gritos del menguado grupo de escrachistas: "Hijo de puta" y "Asesino".
Hace un año había declarado
Hace ya casi un año el ex dictador Gregorio Álvarez comparecía por primera vez ante un estrado judicial. El 15 de junio de 2006 Álvarez fue citado a declarar ante el juez Luis Charles y la fiscal Mirtha Guianze, en este caso por la desaparición del militante tupamaro Washington Barrios, un hecho ocurrido en 1974. El término que entonces más utilizó Álvarez en sus declaraciones fue "no sé". La negativa incluía, por ejemplo, no saber de la existencia del Organismo de Coordinación de Operaciones Antisubversivas (OCOA), que funcionaba en el seno de las Fuerzas Armadas, o más aun del Servicio de Información de Defensa (SID), el órgano central de espionaje de la dictadura cívico militar. En cambio, Álvarez se mostró muy seguro de sí mismo cuando declaró sin ambages: "Yo fui designado presidente para reinstitucionalizar el país". Pero cuando quiso llevar más lejos esa seguridad, el juez le impuso un freno. A poco de ingresar en la sala el militar retirado le entregó un documento al juez. Se trataba de la copia de un discurso que había pronunciado ante el Consejo de la Nación el 1° de septiembre de 1981, al asumir la presidencia de facto. También le entregó fotocopia de un pasaje del libro del periodista Álvaro Alfonso, Jugando a las escondidas, en el que se narra el asesinato de su hermano, el coronel Artigas Álvarez. Luego de entregar esta documentación, Álvarez quiso realizar aclaraciones, pero el magistrado lo detuvo de inmediato: "Precisiones no. Usted está acá para responder lo que la sede le pregunte", cortó el juez Charles. Flanqueado por sus abogados Pedro Montano y Carlos Curbelo Tammaro, los mismos juristas que lo representan actualmente, Álvarez evitó hacer declaraciones a la prensa tanto al entrar como al salir de la sede judicial. Cuando desapareció Washington Barrios, Álvarez era el jefe de la región militar N° 4, y en 1978 asumió como comandante en jefe del Ejército.