Advierten que comer mal puede ser peor que fumar

 20090810 600x463

Especialistas en nutrición advierten que comer alimentos de mala calidad no sólo produce diabetes, obesidad y problemas cardiovasculares sino que incide en el número de alergias, y hasta repercute en el sistema inmune. Los expertos sostienen que en los últimos tiempos los cambios en la dieta han sido vertiginosos, y ponen a la vida agitada, el escaso tiempo y la falta de educación como las principales causas. La Organización Mundial de la Salud prevé que las personas nacidas después de 2000 tengan menos esperanza y calidad de vida que los que nacieron antes, y el médico Manuel Serrano-Ríos sostiene que una mala nutrición es un factor de riesgo más grave que el tabaco.

EL PAÍS DE MADRID

Comer demasiadas hamburguesas puede producir obesidad y aumento del colesterol. Al igual que se avisa en los paquetes de tabaco, los consumidores deberían estar advertidos de las consecuencias del consumo de ciertos alimentos. Los cambios en la dieta han sido vertiginosos en los últimos años y, como señalan expertos en nutrición, la tendencia es a peor. Comer mal, además, no sólo produce obesidad, diabetes o problemas cardiovasculares. Están aumentando las alergias e intolerancias y también otros trastornos, de carácter más leve, que merman la calidad de vida. Hasta tal punto que, si no se invierte esta tendencia, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé algo nunca visto: que los nacidos después de 2000 tengan menos esperanza y calidad de vida que los que nacieron antes.

Manuel Serrano-Ríos, catedrático de Medicina Interna de la Universidad Complutense y miembro de la Real Academia de Medicina, opina que `globalmente, una mala nutrición es un factor de riesgo más grave que el tabaco, ya que su impacto es mayor sobre muchos sistemas`. Un grupo de expertos del Consejo Científico del Instituto Danone, que preside Serrano-Ríos, debatió la semana pasada sobre la importancia de invertir la mala tendencia en la alimentación durante un curso sobre nutrición y salud pública en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander. Pilar Cervera, ex directora del Centro de Enseñanza Superior de Nutrición y Dietética, también opina que las secuelas de comer mal se extienden más que las del tabaco. `Por eso tienen efecto las luchas contra el tabaco, porque se habla de consecuencias más concretas`, asegura Cervera.

La obesidad, que ha sido la primera enfermedad no infecciosa de la que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declara una pandemia, es la consecuencia más visible de una mala alimentación. Pero la necesidad de volver a la dieta mediterránea se apoya además en otros factores: `La prevalencia de alergias e intolerancias ha aumentado muchísimo en los últimos años`, afirma Ascensión Marcos, experta del Grupo de Inmunonutrición del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). `Los malos hábitos en la alimentación repercuten en el sistema inmune`, indica Marcos, `y aunque muchas alergias e intolerancias alimentarias están sin diagnosticar, se está diciendo que en 2010 entre el 40% y el 50% de la población europea va a padecer algún tipo de alergia`.

La dificultad de diagnóstico se extiende a otros de los efectos de la mala nutrición, `trastornos sin gravedad pero que van mermando la calidad de vida, y de los que la gente no se preocupa hasta que no son verdaderos problemas`, afirma Pilar Cervera. `El estreñimiento es uno de los más comunes, del que se pueden derivar hemorroides o fisuras anales, que a la vez pueden terminar en anemia por pérdidas de sangre; en general hay todo un subgrupo de trastornos ligados a una mala alimentación; mala hidratación, que da problemas de piel, de cabello... y estos pequeños trastornos simplemente se van asumiendo, por lo que no desaparecen o empeoran hasta que son realmente graves`, explica la experta del Instituto Danone, que aboga por una alimentación variada y con horarios establecidos como solución a estos problemas.

La clave es la educación

No están claras las razones del aumento de los trastornos ni tampoco la solución, pero existe consenso sobre cuál debe ser la principal vía de combate: la educación es la base para modificar los hábitos más difíciles de cambiar conforme avanza la edad. `Esta falta de formación, de atención a la nutrición para una vida saludable, repercute en otros ámbitos muy graves, ya que se produce un riesgo de manipulación, porque la gente se cree todo lo que le cuentan sobre dietas, lo que se anuncia en televisión`, asegura Manuel Serrano-Ríos. Un grave desconocimiento que se transmite de padres a hijos: `Los niños son grandes imitadores, por eso es muy importante que toda la familia coma lo mismo, eso de preguntarles a los niños qué quieren comer no se hacía en mi época`, dice Pilar Cervera, `es vital que toda la familia coma lo mismo y que niño comparta la mesa familiar`.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar