Por Alicia Fernández
Ante los hechos de notoria actualidad y teniendo en cuenta las recomendaciones de la Sociedad Uruguaya de Pediatria (SUP) en referencia a la concentración de sodio del agua de OSE en las actuales circunstancias, nos pareció adecuado referirnos también al riesgo que significa el consumo de sal contenida en diferentes alimentos, de uso cotidiano en niños y adolescentes, que hacen a una visión holística e integral de los buenos hábitos de alimentación y crianza.
En referencia a lo que está aconteciendo en la capital del país y el área metropolitana por el mayor contenido de sodio de la misma, la SUP recuerda:
- la importancia de la menor eliminación renal de sodio en los lactantes menores de 6 meses;
- el consumo de sodio elevado en la niñez como factor de riesgo para enfermedades no transmisibles en la adultez;
- la importancia de la administración de preparados para lactantes (PPL) en aquellos menores de 1 año que no reciben pecho materno y en los que reciben leche de vaca (LV) hacerlo en las diluciones recomendadas, pero en ambos casos PPL y LV en el momento actual, en lo posible utilizar agua embotellada sin gas.
Hasta el año de vida, aquellos lactantes a quienes los padres deciden darles leche de vaca no deben recibirla pura y siempre diluirla de acuerdo a las recomendaciones, justamente por la carga proteica y de sodio que recibe el riñón. Esto vale más allá de lo expresado anteriormente en referencia al pecho materno como alimento ideal en los primeros 6 meses de vida, que puede mantenerse hasta los 2 años o más si así el niño, la madre y quien la acompañan lo deciden, siempre teniendo en cuenta la importancia de la alimentación complementaria y completa a partir de los 6 meses.
Pero sin duda la alimentación no saludable a la que nuestros niños y adolescentes están expuestos es el principal factor de riesgo de las Enfermedades Crónicas no transmisibles, que sin duda están socialmente determinadas causando sobrepeso, obesidad, hipertensión, exponiéndolos a sufrir enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso cáncer a edades tempranas de la vida.
Sin duda la mayor carga de sodio como refiere el comunicado de la SUP proviene de los alimentos.
En otras oportunidades hemos hablado de la importancia de la adquisición de hábitos saludables entre los cuales además de la alimentación incluimos la actividad física y el uso adecuado de las pantallas.
En esta columna nos referimos al contenido de sodio del agua de OSE, sin embargo, no debemos olvidar el efecto nocivo de los alimentos ultraprocesados que están al alcance de nuestros hijos todo el tiempo y la importancia de lograr una alimentación equilibrada en nutrientes, sin agregado de sal ni azúcar, evitando las bebidas gaseosas y potenciando beber agua aún sin sed, como las bases para que desde pequeños comprendan que el futuro comienza hoy.
La implementación de los octógonos en los alimentos envasados fue una estrategia muy importante para minimizar el impacto de los alimentos no saludables pero recordemos que los alimentos preparados en los diferentes lugares, no envasados, pueden tener un alto contenido en cualquiera de estos componentes.
Actuemos con responsabilidad y mientras dure este déficit hídrico cuidemos el agua y no la malgastemos. Por el bien de todos.
Pueden acceder a la publicación de la SUP haciendo click aquí. Nos vemos en la próxima.
Alicia Fernández

Médica pediatra. Especialista en cuidados intensivos de niños, jefe del servicio de pediatría y del CTI de la Asociación Española. Docente universitaria.
Podés seguir a nuestra pediatra de cabecera en Twitter como @AliFernandezUY