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Mercedes Rosende: "Mujeres feas somos todas"

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Mercedes Rosende

Mujeres

La escritora uruguaya, Mercedes Rosende, publicó "Historias de mujeres feas" un libro que explora narraciones sobre mujeres que no triunfaron.

"Mujeres feas somos todas porque, en algún momento, todas sufrimos humillación, fuimos abandonadas o víctimas de violencia de algún tipo. Esas somos las mujeres feas: las que en algún momento (o muchos) fuimos perdedoras”, así define Mercedes Rosende(62) a los personajes de Historias de Mujeres Feas (Editorial Planeta), su último texto de cuentos cortos.

Publicado en el mes de noviembre, el texto incluye 16 relatos cortos en los que explora momentos de mujeres, donde los géneros literarios entremezclan fantasía y una mirada oscura.

“Por primera vez en muchos años escribí algo no es del género negro. Aunque no son historias del noir, sí están cruzadas por él. Es un género que me dio mucho, y estoy muy agradecida, pero quería salirme un poco de ese lugar”, confesó la autora.

Los cuentos son una de las grandes pasiones de Rosende, por eso juntar los textos de su última obra fue natural, de hecho hasta muchos otros quedaron fuera de “Historias de Mujeres feas”. “Aprovechamos que nunca dejé de escribir cuentos porque es realmente el lugar literario en el que me siento cómoda. Tenía unos cuantos y pude publicar historias que fueran diferentes”, destacó.

Preocupación.

La autora destaca que el rol social que ocupa la mujer siempre le ha inquietado y por eso intenta explorarlo desde diferentes lugares.

“El hilo conductor son los fracasos de las mujeres: es la lucha constante contra los escollos y traté de que todo eso tuviera una cierta mirada de humor y al mismo tiempo fuera profundo”, explicó.

“La reflexión sobre la mujer como objeto decorativo siempre aparece en mis textos. No sólo como víctima de una exigencia estética imposible de cumplir, siempre me preocupa (o me ocupa) eso que tenemos las mujeres una obligación o imposición social de ser de determinar madera, que es una apuesta perdida antes de empezar: no seremos toda la vida jóvenes y bellas. Es una preocupación que surge en todos mis textos, pero que trato que no sea un panfleto sino una visión fugaz sin transformarlo en un manifiesto feminista”, aseguró.

Para Rosende “las mujeres feas no obedecen a ser estético”, sino a un vínculo con los escollos que la sociedad pone en el camino de las mujeres y la frustración que provocan esas limitaciones.

“El tema común del libro es una cuestión femenina y tiene que ver con límites que se le imponen a la mujer. No sé si llamarlo tanto límites como escollos, pero quise mostrar eso. Al mismo tiempo quería que se viera que la realidad es dura, pero que podemos verla con humor, sin transformarla en un panfleto”, indicó.

Escribir y leer.

Una de las particularidades de la escritora uruguaya que trascendió fronteras es que escribe lo que piensa que le gustaría leer, aunque destacó que nunca se releé: “No tengo un lecto modelo como plantea (Umberto Eco), escribo lo que me gusta leer o lo que querría leer sin pensar en un receptor definido. Mi lector sería yo misma”, subrayó.

“Creo que todos los textos literarios tienen uno dos o tres niveles de lectura. Por ejemplo, en el primer texto del libro, podés verlo como un cuento fantástico y simplemente se trata de una chica joven que se va de su casa y tiene un accidente. También podés leerlo en clave metáfora y tal vez pueda entenderse de otra manera. Eso es lo lindo de ser escritor, como hacían los maestros italianos, considero que es como pintar un cuadro debajo de otro cuadro”, señaló.

En cuanto a sus gustos en la lectura, Rosende dijo ser una gran lectora de cuentos cortos. “Aunque muchas editoriales dicen que no se venden o no se leen, soy hincha fanática de los cuentos. Mi primer texto de adulto fue Montevideanos de Mario Benedetti y desde ahí tengo esa pasión”, aseguró. La escritora destacó que los autores estadounidenses como Hemingway son los mejores en ese género y los considera sus referentes.

Como lectora aseguró ser desordenada y leer muchas cosas al mismo tiempo. También confesó que no lee muchas novelas negras y que hay libros que la movilizan tanto que una vez que los termina vuelve a empezarlos.

“Lo último que leí son dos libros de Margaret Atwood: Nueve cuentos malvados y El asesino ciego. Me parecieron textos fundacionales en mi cabeza y no podido leer otra cosa”, concluyó.

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