Publicidad

Magdalena Furtado: "Las uruguayas tienen que estar en las mesas de decisión"

Compartir esta noticia
Magdalena Furtado. Foto: Darwin Borrelli

MES DE LAS MUJERES

La Directora de ONU Mujeres en Uruguay, repasa la situación local y remarca la importancia de la participación femenina, así como de la necesidad contar con datos para trazar políticas de mejora.

—¿Por qué es importante la igualdad para lograr la sostenibilidad?
La Agenda 2030 trazó un plan de acción global con 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que ponen en el centro a las personas y al medio ambiente. El ODS 5 se enfoca en la igualdad de género y empoderamiento de mujeres y es eje transversal a todos los objetivos. No es posible un planeta sostenible si existen desigualdades y los diagnósticos dan testimonio de la desigualdad estructural entre hombres y mujeres. Hay desigualdad económica, concentración del poder, división sexual del trabajo e injusta organización social del cuidado naturalizada en la sociedad y también patrones culturales machistas, discriminatorios y violentos. El actual contrato social no es sostenible: condena a las mujeres a un lugar de vulnerabilidad, de menor autonomía, de invisibilización por el trabajo no remunerado de cuidados. El sistema actual se erige sobre pilares que provocan grietas en la sociedad. En suma, no hay desarrollo sostenible sin igualdad de género.

—¿Cuáles son los desafíos que tiene Uruguay en este sentido?
—Uruguay es un país de buenos promedios, se destaca en la región en varios indicadores relacionados a diversas áreas de interés. Sin embargo, cuando se analizan los rankings que miden las brechas de género, su posición debería interpelarnos. El Global Gender Gap Report, elaborado por el Foro Económico Mundial, señala que está en el lugar número 85, entre 156 países en el 2021. Si tomamos el ranking de porcentaje de mujeres en los gabinetes, está en el 129 o en los parlamentos en el puesto 91. Los desafíos para Uruguay son aumentar el porcentaje de mujeres en todos los cargos de decisión (política, pero también sindicatos y empresas); avanzar en la corresponsabilidad de los cuidados; incrementar oportunidades económicas para las mujeres y su participación en el mercado laboral y —con urgencia— eliminar la violencia hacia las mujeres que alcanza proporciones muy elevadas. Desde ONU Mujeres impulsamos diagnósticos y estudios, porque todas las propuestas y acciones que tomamos, se basan siempre en los datos, son la evidencia empírica la que justifica nuestro trabajo. Es necesario medir, describir, conocer escenarios con datos desglosados por sexo que permitan visualizar e interpelar las desigualdades para pasar a la acción con propuestas concretas... Estos son el punto de partida para delinear soluciones, trabajar con gobiernos, sociedad civil, movimientos de mujeres y feministas y/o sector privado.

—¿Cuáles son los principales déficits de Uruguay en materia de equidad?
—Si hablamos de empoderamiento económico, la brecha de participación laboral entre hombres y mujeres es de unos 15 puntos porcentuales;la brecha salarial por sexo, si bien disminuyó, sigue siendo aún significativa. Por otro lado, la Encuesta de Uso del tiempo de 2013 reveló que 2/3 del tiempo de trabajo de mujeres es dedicado al trabajo no remunerado (65%) y el tercio restante al remunerado (35%). En el caso de los varones, estas proporciones se invierten. Esto les impide a ellas disponer de mayor tiempo para dedicarse a actividades remuneradas y por tanto acceder a mayores ingresos. INE e InMujeres dieron a conocer la Encuesta de Uso del Tiempo, que impulsamos junto a UNFPA en un programa conjunto de apoyo al Estado Uruguayo. Estos resultados serán significativos para actualizar este diagnóstico y apoyar acciones. También queda pendiente avanzar en la transformación de normas sociales, en lo cultural que imprime esa división sexual del trabajo. Con el BPS, el Banco Mundial y la Udelar estamos realizando un estudio sobre el uso de las licencias parentales, basado en ciencias del comportamiento. En datos sobre violencia de género, en Uruguay, las denuncias por violencia doméstica ocupan el segundo lugar, luego del hurto. Se registran 110 denuncias por día y lejos de haber bajado (como sí ocurrió con otros delitos), se mantuvo estable en los últimos 4 años, en torno a las 40 mil denuncias por año. El 75% de las mujeres asesinadas entre 2012 y 2018 no habían efectuado denuncias previas por violencia doméstica, según un estudio del Ministerio del Interior. Esto es preocupante para las políticas públicas para detectar y prevenir. Queda camino por recorrer en la atención y reparación, a pesar de las mejoras en el sistema de respuesta y en el trabajo con los medios para el abordaje de la problemática sin caer en revictimizaciones.

—¿Qué pasa en la política?
—Uruguay ocupa el puesto N° 91 en el porcentaje de mujeres en la Cámara Baja, un 25.3%, númeno inferior al promedio regional de las Américas (33.5%) y al mundial (26%). Esta sub representación de las mujeres en cargos de decisión no solo ataña al Poder Legislativo, también se evidencia en el Poder Ejecutivo, Judicial, Intendencias y Municipios. También en sindicatos, cámaras y en empresas.

—¿Hacia dónde deberían enfocarse las políticas públicas?
—Todas las políticas y planes gubernamentales tienen que considerar la perspectiva de género, que contemple que las mujeres no parten del mismo lugar que los hombres, sino que hay desigualdades estructurales en la sociedad. Pero —y no menos importante—debieran incrementar la participación de las mujeres en todas las decisiones. Las uruguayas tienen que estar en esas mesas, definir las políticas públicas, ser consideradas en el diseño de las estrategias y soluciones. No hay que tenerles miedo a las políticas de acción afirmativa; por el contrario, con ellas se beneficia la sociedad en su conjunto. Queremos impulsar la democracia paritaria como un salto para el desarrollo sostenible. Tampoco hay que tenerle miedo a las políticas de transparencia salarial como impulsan países europeos para reducir las brechas salariales. Las mujeres enfrentan a diario diversos obstáculos: los cuidados, la discriminación, la violencia, el acoso, callejero, sexual, laboral, ahora también digital... Debería haber una firme voluntad de cambiar los estereotipos, porque necesitamos un cambio cultural, promover la corresponsabilidad en los cuidados y que todas las niñas y mujeres puedan desarrollarse en lo que elijan para sus vidas, sin discriminación y violencia. Existen sesgos de género, discriminación y estereotipos que impactan en las vidas de niñas y adolescentes, porque seguramente sea una hermana mujer la que cuide de los hermanos y hermanas menores, la que se haga cargo de las tareas del hogar... Es más difícil para una niña soñarse como ingeniera, cuando faltan modelos de rol, cuando ser buena en matemáticas no es un desafío esperado para las niñas. También necesitamos que hombres y niños sean parte del cambio, nuevas masculinidades que promuevan ese lugar igualitario, para avanzar en una sociedad más justa.

—¿Cómo impactó la pandemia en la desigualdad de género?
—Durante la pandemia, en Uruguay la tasa de participación laboral femenina bajó y demoró más en recuperarse. La brecha de género del desempleo se amplió de 1,5 puntos porcentuales en el período marzo-mayo, a 5 puntos porcentuales en junio-diciembre/2020. Las más afectadas fueron las del interior del país y de los tres primeros quintiles de ingresos. Por otra parte, mayoritariamente ellas se hicieron cargo de los cuidados: para medirlo hemos impulsado junto a UNICEF dos ediciones de la encuesta de estrategia de los hogares durante la pandemia. Allí vimos que mientras las escuelas estuvieron cerradas, fueron en gran mayoría las madres quienes acompañaron en las tareas escolares a sus hijos/as de nivel primario (un 70%), en segundo lugar, los padres (10%) y en tercero otros familiares.

—¿Qué fue lo que más sorprendió de los datos del estudio “Cuantificación y análisis de la violencia contra las mujeres políticas en redes sociales”?
—No podría decir que nos sorprendió; más bien permitió confirmar una realidad con evidencia y datos: la mujeres se enfrentan a la violencia de género en todos los ámbitos de su vida y las redes sociales, como escenario del debate público, son un nuevo ámbito para que se exprese esa violencia estructural, que pretende desalentar a las mujeres de participar en la vida pública. A las mujeres se las ataca en un 58% por sus capacidades; mientras que para los hombres es el 37% de los tuits violentos los que aluden a esto. Otro hallazgo relevante es que hablar de la agenda feminista potencia el número de tuits violentos. Para ONU Mujeres era necesario cuantificar esta violencia, describirla, porque la violencia política es uno de los principales obstáculos para la participación de mujeres en política. Los partidos políticos en sus internas son los principales agresores, pero las redes sociales se han convertido en el segundo ámbito de mayor impacto. Y este tema nos ocupa, ya que además de trabajar para que las mujeres y las niñas vivan cada día más libres de violencia y discriminación, queremos una mayor participación política. Queremos una democracia paritaria, donde el 50% de la población esté representada. Y abogamos por que las leyes de paridad hoy en el Parlamento sean analizadas y aprobadas, y que ocupen un lugar en el debate.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar

Publicidad

Publicidad