Por Marha Scanu

Del 15 al 20 de mayo se celebra la semana Mundial por el Parto Respetado, con el lema “cuidar el nacimiento es cuidar también a las familias”.

Todos los años, quienes acompañamos embarazos, nacimientos y crianzas nos sumamos a esta iniciativa que tiene como objetivo democratizar la información y trabajar por lograr algo que tendría que suceder en todos los casos, que es que las mujeres tengan memorias amorosas de los nacimientos de sus hijos/as.

Que el parto sea respetado y respetuoso no implica que todo salga tal y cómo lo imaginamos o deseamos. Sabemos que lo que va a suceder el día del nacimiento es una incertidumbre y que hay muchos factores que entran en juego.

Lo que sí implica un nacimiento respetado es el acompañamiento de un referente afectivo, el buen trato por parte del personal médico, la oportunidad de saber todo lo que esta sucediendo y tomar las decisiones que se puedan tomar por parte de la mamá y/o pareja, el seguimiento del trabajo de parto oportuno y con la menor cantidad de intervenciones posible.

Hay una diferencia en la vida de las mujeres que vivieron un nacimiento respetado con respecto a las que no. La violencia, el exceso de intervenciones, el no saber que pasa, dejan huellas de por vida.

Es por esto que hay que comprender que el parto respetado no puede ser un privilegio, tiene que ser lo que sucede siempre, sin excepciones. Porque como dice el lema de este año, cuidando el nacimiento, estamos cuidando a esa nueva familia, y estamos cuidando la salud mental y física de mamá y de bebé, a corto y a largo plazo.

CONOCÉ A NUESTRA COLUMNISTA

Marha Scanu

Lic. en Comunicación, Educadora en primera infancia, Doula, Educadora perinatal.

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