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Guardia pediátrica: mordeduras, picaduras y otras (parte I)

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niños en el parque

Con los hijos

Algunas de estas lesiones se producen durante todo el año pero otras son privativas de la primavera y el verano.

En esta nueva columna nos pareció importante abordar estas lesiones, algunas que se producen durante todo el año y otras que son privativas de la primavera y el verano.

Las mordeduras a las que nos referiremos en primer lugar por la frecuencia, son lesiones producidas por los dientes de seres vivos, que no solo producen lesiones locales, que pueden llegar a ser muy graves, sino que pueden infectarse o transmitir enfermedades. 

Los perros son habitualmente las mascotas elegidas por los adultos porque a los niños les agradan. Por eso las mordeduras de perro son las más frecuentes y pueden dejar en el niño una secuela física, psicológica o incluso si es severa, provocarle la muerte. 

Habitualmente son animales conocidos, incluso propios. En los niños pequeños la cabeza, cara y cuello son las zonas más afectadas y en los niños mayores habitualmente son los miembros. 

Los gatos son los segundos animales implicados en este tipo de lesiones. Generalmente las mordeduras afectan los miembros superiores, sobre todo las manos y también la cara. Las lesiones suelen ser superficiales, habitualmente no requieren de atención médica, pero pueden infectarse y los síntomas hacerse ostensibles luego de las primeras 12 horas del evento Hay una enfermedad denominada “por arañazo de gato” vinculada con cachorros y que puede ser causa de fiebre prolongada. 

Las mordeduras de rata también pueden verse, aunque son menos frecuentes.

No podemos dejar de considerar que los niños pueden ser mordidos por otros mamíferos, de la misma especie, otros niños. Cuando son pequeños se ven frecuentemente en cara y en tronco, a medida que crecen se localizan en los miembros superiores y es importante saber que pueden infectarse.

Ante una mordedura, es importante realizar una buena limpieza de la herida con agua y jabón, cohibir la hemorragia si hay sangrado, comprimiendo la herida, colocar una gasa estéril si contamos con ella, sino un paño limpio y siempre consultar.

En las mordeduras de cabeza y cuello hay que intentar no mover a la víctima excepto para separarlo del animal, sobre todo si son muy pequeños porque puede haber fracturas asociadas y llamar al 911 o al servicio de emergencia móvil con el que se cuente.

En caso de mordeduras de menor entidad, se debe hacer la consulta telefónica con el pediatra de cabecera o la emergencia móvil si se cuenta con ella o trasladarlo a puerta. Ahora con los celulares la posibilidad de hacerle llegar una foto en tiempo real de la lesión, puede ayudar al médico en la toma de decisión para decidir o no el traslado. Si bien en ese momento uno no lo piensa, recordar que hay que conocer el estado inmunitario del animal que provoco la lesión y por supuesto si el certificado esquema de vacunación del niño está vigente.

Lo mejor es prevenir estas lesiones y esto incluye algunas recomendaciones para los padres o cuidadores: las lesiones más graves habitualmente se producen en niños menores de 4 años porque los niños pequeños no miden los riesgos de sus conductas y pueden provocar una reacción agresiva del animal.

Si están jugando con el perro, siempre deben estar bajo la supervisión de un adulto y si son bebes no deben quedar solos con el animal. Los perros pueden sentirse amenazados ante extraños y eso debemos tenerlo en cuenta cuando van nuestros hijos a otras casas donde hay perros o cuando otros niños vienen a la nuestra si los tenemos como mascota.

Los perros deben tener su propio lugar para dormir y no hacerlo en la cama con el niño. Durante el juego, el perro aprende a medir su fuerza y a conocer las reglas de convivencia, deben evitarse aquellos que involucren comportamientos agresivos. Debemos enseñar a los niños que no se tienen que acercar a perros desconocidos, que no hay que molestarlos (propios ni ajenos) cuando comen, duermen o ante el nacimiento de cachorros.

Los niños deben aprender a conocer los signos de alarma de su mascota antes de que ataque, hay que enseñarles si eso sucede a mantener la calma y quedarse quieto como un árbol con las manos cruzadas en el cuello y los codos hacia adentro, no correr, no mirarlo a los ojos, ponerse de costado y no de frente al animal, no gritar . Es importante si el niño cae o el animal lo tira en el ataque ponerse boca abajo y quedarse quieto, como un tronco con las piernas juntas y los puños en la nuca cubriendo con los antebrazos las orejas, como forma de proteger la cara y el cuello. Si el perro no percibe movimiento, habitualmente nos olfatea, pierde el interés y se aleja.

Si decidimos tener una mascota, podemos consultar a un veterinario de confianza que sin duda nos recomendará de acuerdo a la familia, la edad de los niños, el lugar donde vivimos el más adecuado. Aunque lo ideal sería tenerlos de cachorros para que aprendan a socializar con los niños desde el comienzo, hay personas que optan por adoptar animales en refugios, lo ideal es hacerlo cuidadosamente.

Las mascotas deben ser cuidadas y queridas, llevadas al veterinario, vacunadas y desparasitadas. Así como cuidamos de nuestros hijos, debemos cuidar a nuestras mascotas.

conocé a nuestra columnista
alicia fernández, pediatra,
Alicia Fernández

Médica pediatra

Podés seguir a nuestra pediatra de cabecera en Twitter como @AliFernandezUY

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