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Guardia pediátrica: Lesiones no intencionales; ahogamiento

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Piscina. Foto: AFP

Con los hijos

En nuestro país los ahogamientos constituyen la primera causa de muerte por lesiones no intencionales en niños de entre 1 y 4 años y la segunda entre los de 5 a 15 años.

El agua es elemental en nuestras vidas, sin agua no podemos vivir. También es fuente de diversión y como tal,tiene sus riesgos.

En nuestro país los ahogamientos constituyen la primera causa de muerte por lesiones no intencionales en niños de entre 1 y 4 años y la segunda entre los de 5 a 15 años; números que tienen que preocuparnos y ocuparnos.

Hay múltiples factores de riesgo sobre los que podemos actuar para evitar un ahogamiento. En el caso de los niños la falta de supervisión adecuada es uno de los principales; en el caso de los adolescentes la falsa seguridad, el asumir riesgos y la falta de concientización sobre los peligros que implican algunas actividades que practican.

Los niños menores de 1 año pueden ahogarse rápidamente en unos pocos centímetros de agua, por lo que siempre es peligroso si no están adecuadamente vigilados. Cuando suceden estos incidentes, la mayoría de las veces el cuidador perdió de vista a la víctima tan solo unos minutos para atender una llamada o realizar alguna otra tarea doméstica, tiempo suficiente.

Los niños de 1 a 4 años tienen mayor riesgo de ahogarse porque son más independientes y poder moverse de un lado a otro y escapar de la supervisión del cuidador con la particularidad de que, además, no reconocen las situaciones de peligro.

Los ahogamientos a estas edades suelen ocurrir en las piscinas familiares. Los adultos a cargo no los pueden perder de vista en ningún momento al entrar al agua y la distancia con ellos no debe ser mayor a la de un brazo. Es fundamental que siempre lleven accesorios que les permitan la flotabilidad, pero deben ser adecuados a su tamaño.

Los flotadores inflables y manguitos generan una sensación de falsa seguridad y no siempre son dispositivos seguros. El chaleco salva vidas debe ser llevado siempre que se navegue en cualquier tipo de embarcación o se practique algún deporte acuático.

Los adolescentes, al estar menos vigilados y ser propensos a participar en conductas de riesgo, tienen un mayor riesgo de ahogarse.

Las estrategias que han probado ser efectivas en la prevención de estas lesiones, son las que actúan sobre los factores de riesgo, entre ellas destacamos la vigilancia de cualquier niño que se encuentre en un entorno acuático.

En la playa la recomendación es que los baños sean en zonas donde hay guardavidas, respetando además la señalización. Pero a pesar de que haya guardavidas, los padres no pierden la responsabilidad sobre los niños. Son ellos o los cuidadores adultos quienes deben estar siempre atentos mientras los niños están en el agua o jugando cerca de ella.

Las piscinas deben estar cercadas en sus cuatro lados y los cercos deben ser suficientemente altos para que los niños no se puedan trepar, saltar o pasar a través de ellos. Además, el cierre de la reja debe ser seguro. En caso de que la piscina no esté en uso, se debe tapar con un cobertor firme en toda su extensión para que los niños ni puedan atravesarlos ni quedar atrapados debajo.

La profundidad de la piscina debe estar indicada a sus lados. Debe prohibirse el lanzamiento de cabeza si la profundidad es menor a 1,80 m. La manera segura de tirarse al agua es hacerlo de pie. No se recomienda que los niños se tiren de trampolines u otras alturas porque pueden producirse lesiones medulares. Es conveniente evitar que corran alrededor de las piscinas porque pueden resbalarse y caer al agua.

Los ahogamientos de los adolescentes suelen ocurrir fuera de casa, en lugares no supervisados como lagunas, ríos, mar. En muchas ocasiones se dan como resultado de lesiones producidas por zambullirse en zonas de escasa profundidad, practicando deportes acuáticos o al nadar bajo los efectos del alcohol. Hay que recordar que en playas de agua dulce y ríos la flotabilidad es menor y se debe poner especial cuidado en las señales y advertencias que fueron colocadas respecto de la zona de baños. Las canteras son lugares que resultan atractivos para los adolescentes, pero que son de alta peligrosidad y sitios frecuentes de ahogamientos.

Una buena recomendación es que los niños aprendan a flotar y a nadar a partir de los 4 años. El saber nadar bien en una piscina no implica que el menor esté a salvo en un entorno acuático natural, insistimos siempre deben nadar con la supervisión de un adulto.

En estos sucesos la supervivencia dependerá de dos factores fundamentales: la rapidez con la que se retira la persona del agua y con la que se inician las maniobras de reanimación que deben ser aplicadas por personas preparadas como lo están los guardavidas.

¿Qué recomendaciones les damos a los padres o cuidadores?

* No dejar de vigilar a los niños en todo momento mientras que están cerca del agua o en ella, aun cuando sepan nadar.
* Elegir siempre lugares seguros, bien señalizados, con guardavidas. Evitar bañarse en ríos, lagunas, bajo cascadas; puede haber corrientes internas, algas y otras plantas acuáticas por lo que puede ser peligroso.
* Debemos educar y enseñar a los niños a que no se metan al agua estando solos, que deben usar chaleco salvavidas si no saben nadar o hacen algún deporte acuático, que no se deben tirar de cabeza si desconocen la profundidad del agua y las características del fondo, que no deben jugar o nadar cerca de los desagües de las piscinas o de hidromasajes, pues se pueden producir lesiones por succión o atrapamiento de determinadas partes del cuerpo como el pelo.
* Deben evitar bañarse de noche o bañarse después de haber bebido alcohol, pues disminuye la capacidad de reacción ante el peligro.
* En la piscina deben tener cuidado con los resbalones y las zambullidas.
* En el mar deben nadar siempre cerca de la playa y paralelamente a ella, para evitar que se alejen sin darse cuenta y después tengan dificultad para volver.
* Los niños no deben quedar solos en las bañeras. Recomendamos vaciar todos los recipientes que contengan agua después de utilizarlos y colocarlos boca abajo.

Esperando que estas recomendaciones les sean de utilidad, nos vemos en la próxima.

conocé a nuestra columnista
alicia fernández, pediatra,
Alicia Fernández

Médica pediátra
Coordinadora Área Programática de la Niñez
Dirección General de Salud

Podés seguir a nuestra pediatra de cabecera en Twitter como@AliFernandezUY

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