Con los hijos

Los niños aprenden de los ejemplos, por lo tanto, es importante evitar explicaciones extensas que cansan,tanto a padres como a niños.Cuando están tranquilos es cuando se puede explicar el peligro y beneficios de determinadas conductas para educarlo y guiarlo en la vida diaria.

A continuación, explicaremos los pro y contra de determinados métodos educativos, como premios-castigos, y de las consecuencias lógicas y naturales.

Los premios y castigos son dos acciones distintas, cuyo propósito es satisfacer necesidades de aprendizaje diferentes. Ambas son formas externas de imponer y condicionar en el proceder del niño y también del alumno ante el proceso de aprender.

Ninguna de ellas fomenta un verdadero interés por realizar una actividad por su valor en sí, sino por los resultados que tendría el hacerla o dejarla de hacer. 

Quienes han estudiado el tema dicen que los premios modifican la mentalidad y, en consecuencia, la conducta del niño; alimentan el espíritu de competencia, el individualismo y disminuyen el libre ejercicio de su derecho a elegir.

Mientras que los castigos, bajo la idea de disciplinar, minimizan el esfuerzo del niño, sacan a flote la desigualdad entre pares, generan ansiedad, angustia y temor por el tipo de castigo que se puede recibir. El resultado es un intenso malestar por el proceso de aprender.

El peligro del uso de premios y castigos es que siempre influenciamos la conducta del niño, pero tenemos que hacer que él entienda cómo se comporta y se automotive.

El premio no tiene que ser un objeto material, puede ser una sonrisa, un abrazo, un elogio merecido y teniendo en cuenta el esfuerzo y no solo el resultado, porque de lo contrario educaremos niños dependientes de los elogios.

Esto significa que cuando no aparezcan se pueden desmotivar fácilmente. No se puede abusar del mismo, tiene que ser ganado por propios méritos. Observamos adultos que cuando el otro no le dice explícitamente algo positivo se desmotiva.

Con respecto al castigo puede ser utilizado en pocas circunstancias, cuando tu hijo tuvo intención y realizó una conducta peligrosa o transgresora. No se educa por castigos, el niño tiene que comprender los alcances de sus actitudes y/o reacciones. Cuando educamos con castigos el pequeño obedece por miedo al mismo, pero sin motivación y podrá ser un adulto sometido, temeroso, rebelde o sin habilidades sociales.

El ambiente familiar sin violencia (con respeto y comunicación directa), dentro del cual se acepta a cada integrante (sea adulto o menor) y la forma de dirigirse entre las personas es esencial. De nada vale las tan buscadas y requeridas herramientas por los padres sino atienden a la comunicación respetuosa sin gritos ni amenazas, teñida de empatía y respeto del otro.

Tenemos que comprender que la desobediencia, la rebeldía, la necesidad de llamar la atención con determinadas conductas nocivas se debe a problemas emocionales y hay que atender a los mismos para que el niño se sienta bien. Los niños necesitan atención, que significa cantidad y calidad de tiempo con los padres.

Nosotros proponemos el método de las consecuencias lógicas y naturales que consiste en que el padre le presenta dos opciones al niño y él elige. Si luego no le resulta, aprendió para la próxima vez. Así se estimula el desarrollo de la responsabilidad.

El eligió dentro de dos propuestas, no se las impusieron con gritos o ambiente tenso. Por ejemplo: el adulto brinda dos opciones de vestimenta o comidas de acuerdo a su criterio y el pequeño elige. Así aprenderá a hacerse cargo de sus elecciones y a responsabilizarse de sus conductas.

El método de las consecuencias lógicas y naturales fomenta la responsabilidad y la motivación en el pequeño.

conocé a nuestra columnista

Fanny Berger

Es psicoterapeuta gestáltica. Se dedica niños, adolescentes y adultos, y trabaja en el apoyo de padres. Implementó “terapia de alcance breve”, que en cinco sesiones trata temas concretos. Es conferencista y escribió varios libros.

Podés contactarla en su web, página de facebooko a través del teléfono celular 099 289 282.