Una alternativa rápida y segura, los taxis aéreos se están consolidando como un medio de transporte cada vez más elegido por uruguayos y turistas. La modernización de aeropuertos en el país, la mejora de la infraestructura y el crecimiento de Punta del Este como ciudad no solo de veraneo, sino de residencia permanente impulsan la demanda, según explican operadores del sector.
Si bien las empresas argentinas dominan el mercado para los visitantes de su país que llegan a destinos como Punta del Este, las firmas uruguayas concentran sus servicios en clientes empresariales, turistas y vuelos especiales.
«El uso de taxis aéreos ya era muy común, pero hoy lo es cada vez más, sobre todo en Carrasco y Punta del Este», evaluó Damián Pera, gerente corporativo de Aviación General para Aeropuertos Uruguay. Por ejemplo, el aeropuerto de Punta del Este opera unos 11.000 vuelos al año, de los cuales un 60% corresponde a taxis aéreos, estimó Pera.
No obstante, con la modernización de terminales aéreas en el interior, la llegada de este tipo de servicios a destinos ajenos a la costa se ha intensificado, comentó el ejecutivo. En ese contexto, los destinos fuera de Montevideo y Punta del Este que reciben más vuelos son Carmelo, Paysandú y Salto, con el primero «despegado» del resto por su cercanía con la terminal aérea de San Fernando, en Buenos Aires, desde donde proviene buena parte de los turistas argentinos.
El verano genera un pico de actividad de 20% o 30% para el movimiento de los taxis aéreos respecto al resto del año. En Punta del Este, el aeropuerto local opera unos 7.500 vuelos entre diciembre y febrero, mientras que el resto de las terminales del país no tienen una zafra, sino que mantienen una actividad constante, comparó Pera.
De todas formas, la consolidación de la ciudad como residencia permanente para una creciente comunidad -sobre todo extranjera, y en particular argentinos- hace que fuera de temporada se observe una «tendencia bastante alta de cantidad de vuelos», asociada también a la realización de eventos sociales, espectáculos y torneos de apuestas durante los meses de temporada baja, señaló el ejecutivo.
Flotas propias
Los taxis aéreos uruguayos forman parte de este movimiento.
Daniel Dalmás, director de la empresa Aeromás, que vuela desde hace 40 años y comenzó a brindar ese servicio en 1988, afirmó que «hay una demanda muy alta, sobre todo en las fiestas», basada en el tráfico desde San Fernando y Aeroparque (en Argentina) hacia Laguna del Sauce. La terminal de El Jagüel también fue relevante en la operativa hasta que cerró en setiembre pasado (su reapertura está prevista para este mes).
Según Dalmás, el sector ha experimentado una transformación tanto «cuantitativa como cualitativa», con la incorporación de empresas extranjeras -sobre todo argentinas-, con flotas numerosas y aviones de mayor porte. Aeromás cuenta con un Learjet 60 (para siete pasajeros) y dos Embraer Bandeirantes, uno para transporte de carga y otro configurable para vuelos logísticos o traslado de pasajeros.
«Tenemos helicóptero, aviones monomotores, multimotores y jet», detalló Juan Plateiro, director de Alabe Servicios Aéreos, empresa presente en el mercado local desde 1998. Aunque todas esas opciones tienen demanda, en la compañía «lo más contratado son los bimotores», aclaró.
Progreso Aeroservicios cuenta con aviones monoplaza y biplaza para sus servicios de taxi aéreo, aunque los viajes en helicóptero son su principal actividad, explicó Néstor Santos, director de la empresa, que opera desde 1983. Inicialmente, volaba para realizar publicidad aérea y filmaciones para medios, pero con el tiempo fue incorporando nuevos servicios.
«Hoy hacemos servicio de transporte en helicóptero para recorridas de campo. Por ejemplo, volamos mucho con ingenieros de empresas arroceras y de molinos para revisar los cultivos. También hacemos trabajos de inspección de líneas de alta tensión y llevamos a turistas a realizar paseos y a recorrer campos», relató Santos. Este último servicio es hoy el principal de la firma.
Perfil variado
Ejecutivos y empresarios -tanto uruguayos como extranjeros- constituyen una clientela fundamental de los taxis aéreos. En Aeromás, ese nicho representa más del 50% de la demanda, estimó Dalmás. Deportistas, artistas y personal diplomático también contratan sus servicios. Además, realizan vuelos sanitarios para pasajeros que requieren atención médica urgente, tanto nacionales como extranjeros. Por caso, han trasladado pacientes desde las Islas Falklands a seguros privados en Uruguay.
Aeromás ve nuevas oportunidades de negocio a mediano plazo. Dalmás proyecta que la compañía participe en los trabajos de operación sísmica para la búsqueda de petróleo en el territorio marítimo uruguayo, una actividad que ya desarrolló en el pasado.
La empresa opera habitualmente dentro del Mercosur, aunque ha llegado hasta Miami y otros puntos del continente. Su director recordó cuando volaron hasta Panamá para traer a Uruguay a un matrimonio canadiense que decidió afincarse en la costa de Rocha junto a sus 15 gatos. En esa ocasión, Aeromás efectuó el último tramo del itinerario desde Centroamérica hasta Montevideo.
Progreso Aeroservicios transporta a clientes que necesitan volar para revisar sus campos o evaluar la compra de tierras, así como a extranjeros dueños de propiedades. Pero a lo largo de su trayectoria también ha atendido a distintas figuras públicas: uno de los casos más recientes fue el presidente Yamandú Orsi. La empresa operó el jet que llevó al mandatario a Brasil en su primer viaje oficial al exterior.
Según Pera, la demanda de los taxis aéreos se amplió a partir de la pandemia, cuando un segmento de consumidores con mayor poder adquisitivo comenzó a acercarse al taxi aéreo. «La falta de conectividad comercial en ese momento hizo que mucha gente que tenía la posibilidad de pagar lo probara. Y después de acostumbrarse a lo bueno, es más fácil (continuar)», señaló.
Los precios de los servicios varían según el tipo de aeronave y de las características del vuelo. En Alabe, alquilar un avión bimotor cuesta entre US$ 800 y US$ 1.000 la hora; Progreso Aeroservicios cobra unos US$ 850 por ese mismo tiempo, mientras que en Aeromás rentar un jet para siete pasajeros, ida y vuelta a San Pablo, tiene un costo de entre US$ 25.000 y US$ 30.000. En cambio, alquilar un avión monomotor para hasta tres pasajeros hacia Tacuarembó cuesta unos U$ 1.300.
Así, los taxis aéreos dejan de ser una rareza en los cielos uruguayos para convertirse en una opción estratégica para moverse por el país.
Aumentan arribos desde el exterior
El negocio del taxi aéreo de turistas del exterior que llegan a Carrasco y Punta del Este tiene a empresas extranjeras -especialmente argentinas- como las grandes protagonistas por su escala. Según Pera, de Aeropuertos Uruguay, ese perfil de compañías captan el 95% de los viajeros argentinos del sector, mientras que el 5% corresponde a firmas nacionales. «El 80% de los clientes de Punta del Este vienen de Argentina, entonces eligen un avión de allá, porque si contratan uno uruguayo les cobran dos veces», explicó el ejecutivo.
Agregó que una modalidad comercial que está creciendo año a año es la compra de asientos individuales en taxis aéreos argentinos, en lugar de alquilar todo el avión.
Los taxis aéreos extranjeros que llegan a Punta del Este vienen en su mayoría del país vecino, pero últimamente están aterrizando más aeronaves provenientes de EE.UU. y Europa, concluyó el gerente en Aeropuertos Uruguay.
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