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¿Cómo son los robots de la startup uruguaya para el sector forestal y hortícola que llegarán a Silicon Valley?

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El robot de Seedorina. (Foto: Gentileza Seedorina)

NEGOCIOS

La tecnología de alta precisión de la empresa Seedorina eleva la productividad en la siembra

La robotización en el sector agropecuario es un proceso que llegó para quedarse. Del automatismo en procesos dentro de la industria frigorífica —como los scanners de tipificación de carcasas durante la faena, el ordeñe de vacas con alimentación automática— hasta las siembras de precisión o satelitales en la agricultura, son algunas muestras del avance.

Esta transformación llegó a segmentos de la forestación que eran manuales y no perfectos. La empresa uruguaya Seedorina se enfoca en desarrollar dispositivos robóticos y de automatismos para la agropecuaria, con especialización en el sector forestal y hortifrutícola.

Tres emprendedores, con el apoyo de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), comenzaron a fabricar robots específicos que hoy se comercializan en Uruguay y concitan el interés de otros países con potenciales segmentos de mercado a desarrollar.

Los desarrollos robóticos de Seedorina le permitieron clasificar dentro de los cinco emprendimientos que irán a Silicon Valley, en California (EE.UU), donde están las mayores corporaciones de tecnología del mundo, así como miles de pequeñas empresas en formación. En una palabra, Silicon Valley es la cuna de todos los desarrollos tecnológicos.

A su vez, Seedorina, consiguió una inversión privada en noviembre de 2020 que le permitió crecer en la fabricación de robots. Una de sus creaciones con mayor éxito es un robot dedicado a procesos específicos de siembra en los viveros forestales.

«Estamos comercializando robots. Hicimos una serie de 20 máquinas y nos focalizamos en el mercado forestal, donde hemos tenido un muy buen éxito», explicó Nicolás Franco, fundador de la firma junto a su hermano y un ingeniero en electrónica.

La empresa fabricó 20 robots destinados al mercado forestal

El éxito está ligado al «aumento de la productividad tras la utilización del robot y eso conlleva a un incremento en la cantidad de plantines y árboles que se producen por kilo de semilla». La máquina siembra una semilla por celda de la bandeja o tubo, economizando y simplificando una tarea que cuando se hace manual no tiene tanta precisión.

Con la misma cantidad de semillas que antes un productor producía 600.000 árboles, en la última zafra produjo 700.000. «Eso lleva a aumentar la rentabilidad y facturación del vivero».

El robot, que causó sensación en el sector de viveros forestales, también se usa con éxito en viveros hortícolas. Más allá del viaje a Silicon Valley, se cerrará una alianza con un distribuidor en México y hay posibilidades de llegar a Chile. En lo local, tras una gira por Salto, tienen pedidos concretos de su prototipo para aplicarlo en sus polos hortícolas.

Gracias al robot, con la misma cantidad de semillas que antes un productor producía 600.000 árboles, en la última zafra produjo 700.000

La empresa desarrolló una app y los productores podrán acceder a la información sobre la cantidad y variedad de plantas que se logran diariamente. «Estarán todas las métricas de producción y esa información permitirá tomar mejores decisiones», destacó Franco.

El sistema informático permitirá emitir alertas y en el marketplace de la app los productores podrán comprar accesorios, robots e insumos, indicó Franco.

El camino continúa y la firma tiene en mente desarrollar nuevas tecnologías que le hagan la vida más fácil al productor, le ahorren dinero al usar la mano de obra en otras acciones productivas. «En dos años, desde el primer robot hasta el momento pasaron muchas cosas», resumió sonriente Franco, con el orgullo de haber plasmado un sueño.

Ahorro en horas de trabajo y seguimiento

«Generamos ahorros en base a productividad en viveros, porque cuando la máquina coloca una semilla por celdilla o tubo, se ahorran horas de trabajo», dijo Franco. Permite dosificar el sustrato en la bandeja donde se plantará la semilla, compactarla a la profundidad necesaria, sembrar y regar (con agua o enraizante). Otra ventaja es que da información sobre el proceso productivo, que se puede chequear remotamente para minimizar errores.

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