A partir de marzo los reconocidos bizcochos de Medialunas Calentitas se venderán en Asunción. Pero no es todo, el proceso de expansión de la empresa que tuvo su primer local en La Barra de Maldonado arribará también a Argentina, Brasil, México y Estados Unidos.
El año comienza a todo vapor para la firma que ya cuenta con un local en Maldonado, dos en Montevideo y uno en Lomas de San Isidro, Buenos Aires. Asunción será la primera franquicia de la marca, pero hay negociaciones avanzadas para instalar locales en Porto Alegre, San Pablo y Río de Janeiro (Brasil), Miami (Estados Unidos), además de dos locales en México y dos más en Argentina.
El año no se limitará a estos contratos internacionales. Según relató a El Empresario, Daniel Grauer, de Grauer & Asociados —consultora de Medialunas Calentitas— en este momento se estudian propuestas provenientes de Ibiza (España) y Toronto (Canadá). Pero al finalizar la temporada las propuestas bien pueden duplicarse, porque Medialunas Calentitas de La Barra es un imán de nuevos franquiciados.
El local en Punta del Este —ideado por el argentino Guillermo Cortés— resultó fundamental para la expansión y el fortalecimiento de la marca porque los potenciales socios de la empresa lo ven como una vidriera. "La gente se va tan entusiasmada que quiere llevarse el producto primero y el negocio después. Tanto es así, que para cada país hay más de un interesado", reveló Grauer.
Para adquirir una franquicia de la empresa es necesario invertir alrededor de U$S 50.000, pero el capital no es todo. "Nos interesa saber de dónde proviene el capital y consideramos fundamental encontrar un socio que nos dé la tranquilidad de que hará un management profesional y que aceptará las condiciones del negocio, en conducta, disciplina, metas y alcances", puntualizó el ejecutivo, al tiempo que aclaró que la llave de cada franquicia depende del mercado en cuestión y también de las características de cada local. "El costo de una franquicia en España no será el mismo que el de una en Argentina porque, aunque en el país europeo hay menos hábito de consumo, se pagará más por cada producto", explicó el profesional.
Una vez aceptado el franquiciado, los ejecutivos locales visitan el mercado en cuestión y realizan una investigación que incluye hábitos de consumo, cantidad de potenciales clientes, costo de insumos, precios, entre otros. Mientras se realiza ese balance se le garantiza al potencial socio la exclusividad del negocio durante 60 días. Finalizados los trámites formales, la empresa realiza un "traje a medida" para cada franquicia y adapta sus productos al paladar local. Así en México las empanadas serán más picantes, en Brasil habrá un pan de queso especial "y todos los productos llevarán el sello de calidad reconocido de Medialunas Calentitas".
Además de cuestiones económicas, hay requisitos en cuanto a la instalación de cada nuevo local. En principio, la empresa exige que el primer punto de la franquicia tenga 200 metros cuadrados, metraje considerado indispensable para la instalación de la fábrica y la atención de los clientes. "Contamos con tres modalidades de atención: a clientes que sólo vienen a comprar nuestros productos y se van, a quienes optan por instalarse en nuestros locales y también tenemos servicio de delivery. En menos de 200 metros eso es impensable", expresó Grauer.
El público. Medialunas Calentitas apuesta a consumidores de clase media, media alta y alta de todas las edades. Esto ocurre porque la hora del día determina la edad de sus clientes. En La Barra, por ejemplo, el negocio abre las 24 horas: a la mañana el público es adulto, pero al atardecer los jóvenes copan el local.
Al decir de Grauer, los clientes de la empresa no piensan en términos económicos, sino que la adquisición de sus productos pasa por la gratificación que obtienen a través de la compra. "Nuestro producto tiene una diferencia en cuanto a su fórmula y en cuanto a su proceso de elaboración. Nuestras medialunas tienen un sabor diferente —gracias a sus ingredientes— que es difícil de imitar o copiar", aclaró Grauer. Sumado a los productos en sí, Grauer insistió en que el trato que recibe cada cliente es imposible de imitar, así como el ambiente que se genera en cada local. Debe ser por esto que hay quienes están dispuestos a pagar entre $ 84 (en Montevideo) y $ 120 (en Punta del Este) por una docena de medialunas en la empresa que puede vender (entre todos sus locales) 20.000 unidades en un buen día del negocio.
Los locales. Grauer aseveró que las diferencias entre los distintos locales están dadas por los tipos de negocio que se implementan en cada uno de ellos. "Tenemos un modelo ciudad y uno balneario". En este sentido explicó que el de balneario tiene una estacionalidad muy marcada, cosa que no sucede con los de ciudad. Por otra parte, la medialuna —que es la vedette del local— no tiene tanta participación como en los balnearios. Porciones dulces, saladas, tartas, tortas, panes, panes rellenos, pizzas, pizzetas, conforman el atractivo de las sucursales "de ciudad".
En todos los casos, por tratarse de productos artesanales, se realizan estrictos controles de calidad y procedimientos de manufactura, auditorías que también están previstas para los socios del exterior. Además de ello, en Uruguay funciona una mini escuela de entrenamiento para los extranjeros: actualmente el propietario del negocio de Paraguay trabaja en La Barra como un empleado más para conocer todo el know-how de la firma.