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Mantequilla de maní, latas y medicamentos que caen del cielo; el delivery de Amazon con drones busca despegar

Las entregas de productos con aparatos voladores se está implementando con más dificultades de las pensadas

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David Streitfield
The New York Times

Hace una década, Amazon reveló un programa que tenía como objetivo revolucionar las compras y los envíos. Los drones lanzados desde una sede central surcarían los cielos entregando casi todo lo que cualquiera pudiera necesitar. Serían rápidos, innovadores y omnipresentes: todas las características de Amazon.

El anuncio, realizado por Jeff Bezos en el programa de televisión 60 Minutos, atrajo la atención mundial. «Sé que esto parece ciencia ficción. No lo es», aseguró Bezos, fundador de Amazon y CEO en ese momento. Los drones estarían «listos para entrar en operaciones comerciales tan pronto como se establezcan las regulaciones necesarias», probablemente en 2015, anticipó la compañía.

Ocho años después, la entrega con drones es más o menos una realidad en las afueras de College Station, Texas. Es un logro importante para un programa que ha tenido altibajos y ha perdido a muchos de sus primeros líderes en favor de proyectos más nuevos y urgentes.

Sin embargo, la apuesta tal como existe hoy es tan decepcionante que Amazon sólo puede mantener los drones en el aire regalando cosas. Años de trabajo de los mejores científicos y especialistas en aviación han dado como resultado un programa que envía tiras para el aliento Listerine o una lata de sopa Campbell, pero no ambas a la vez, a los clientes como regalo.

Amazon indicó en octubre que el delivery con drones se expandiría a Gran Bretaña, Italia y otra ciudad estadounidense no identificada para fines de 2024.

Una década es una eternidad en tecnología, pero aun así, la entrega con drones no se acerca a la escala o simplicidad de los videos promocionales originales de Amazon. Esta brecha entre afirmaciones deslumbrantes y la realidad mundana ocurre todo el tiempo en Silicon Valley. Coches autónomos, el metaverso, autos voladores, robots, universidades virtuales que pueden competir con Harvard, inteligencia artificial: la lista de promesas retrasadas e incompletas es larga.

«Tener ideas es fácil», dijo Rodney Brooks, un empresario de robótica y crítico frecuente de las exageraciones de las empresas tecnológicas. «Hacerlos realidad es difícil. Lograr que se implementen a escala lo es aún más».

Amazon indicó en octubre que el delivery con drones se expandiría a Gran Bretaña, Italia y otra ciudad estadounidense no identificada para fines de 2024.

Logística compleja

Dominique Lord y Leah Silverman viven en la zona de drones de College Station. Son fanáticos de Amazon y realizan pedidos regulares para entrega terrestre. Los drones son otro asunto, aunque el servicio sea gratuito para los miembros de Amazon Prime. Si bien es genial tener cosas en el camino de entrada, al menos las primeras veces, existen muchos obstáculos para conseguir los productos de esta manera.

Sólo se puede entregar un artículo a la vez. No puede pesar más de 2 kilos, ni puede ser demasiado grande. Tampoco algo que se pueda romper, ya que el dron lo deja caer desde unos 3 metros. Los drones no pueden volar cuando hace demasiado calor, con demasiado viento o demasiada lluvia.

El cliente debe estar en casa para ubicar el objetivo de aterrizaje y asegurarse de que un ladrón no se lleve su objeto o que no caiga en la calle (lo que les pasó una vez a Lord y Silverman). Pero su automóvil no puede estar en la entrada. Dejar que el dron aterrice en el patio trasero evitaría algunos de estos problemas, pero no si hay árboles.

A su vez, Amazon advirtió que la entrega con drones no está disponible durante períodos de alta demanda de ese servicio.

Dron
Los drones de Amazon sólo pueden transportar productos que no pesen más de 2 kilos y que no sean demasiado grandes.

Después de que Silverman y Lord expresaran su interés en el programa de drones, Amazon ofreció US$ 100 en certificados de regalo en octubre de 2022 para continuar. Pero su servicio no comenzó hasta junio, y luego se suspendió durante una ola de calor cuando los drones no pudieron volar. Pero, los incentivos siguieron llegando (ver aparte).

«Los drones se sienten más como un juguete que desperdicia una enorme cantidad de papel y cartón», criticó Silverman, novelista y cuidadora.

El clima de Texas causa estragos en entregas importantes. Lord, profesor de ingeniería civil en la Universidad Texas A&M, pidió un medicamento por correo. Cuando recuperó el paquete, la droga se había derretido. Sin embargo, confía en que los drones podrán resolver problemas como este. «Aún veo este programa de forma positiva, sé que está en fase experimental», afirmó.

Amazon dijo que los drones mejorarán con el tiempo. Anunció un nuevo modelo, el MK30, el año pasado. El dron, que se prevé que comience a operar a finales de 2024, fue promocionado por tener un mayor alcance, capacidad de volar en condiciones climáticas adversas y una reducción del 25% en el «ruido percibido».

Cuando Amazon comenzó a trabajar en drones hace años, el minorista tardaba dos o tres días en enviar muchos artículos a los clientes. Le preocupaba ser vulnerable a competidores potenciales cuyos proveedores eran más locales, incluidos Google y eBay. Los drones tenían que ver con la velocidad. «Podemos realizar entregas en media hora», prometió Bezos en 60 Minutes.

Lento progreso

Durante un tiempo, los drones fueron la próxima gran novedad. Google desarrolló su servicio de drones, Wing, que ahora trabaja con Walmart para entregar artículos en partes de Dallas y Frisco, Texas. Las startups obtuvieron financiación; se invirtieron alrededor de US$ 2.500 millones entre 2013 y 2019, según Teal Group, una consultora aeroespacial. El veterano capitalista de riesgo Tim Draper dijo en 2013 que «todo, desde la entrega de pizzas hasta las compras personales, puede ser manejado por drones». Uber Eats anunció un dron de entrega de alimentos a finales de 2019.

Tim Draper

Amazon empezó a pensar a muy largo plazo. Imaginó y obtuvo una patente para un vehículo de reabastecimiento de drones que flotaría en el cielo a 13.000 metros. Eso está por encima de los aviones comerciales, pero Amazon afirmó que podría usar los vehículos para entregar a los clientes una cena caliente.

Sin embargo, el progreso fue lento, a veces por razones técnicas y otras debido al ADN de la empresa. La misma confianza agresiva que creó un negocio exitoso socavó los esfuerzos de Amazon por trabajar con la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés).

«La FAA quiere que las empresas lleguen con gran humildad y transparencia. Esa no es una fortaleza de Amazon», admitió en reserva un exejecutivo de drones de la compañía.

Una cuestión más complicada fue llevar la tecnología al punto en que fuera 100% segura.

«Parte del ADN de la industria tecnológica es que puedes lograr cosas que nunca pensaste que podrías lograr», señaló Neil Woodward, exgerente senior en el programa de drones de Amazon. «Pero la verdad es que las leyes de la física no cambian».

Woodward, ahora jubilado, pasó años en la NASA en el programa de astronautas antes de pasar al sector privado.

«Cuando trabajas para el gobierno, tienes 535 personas en tu junta directiva» -en alusión al Congreso- «y una buena parte de ellos quieren quitarte tu financiación porque tienen otras prioridades», comparó. «Eso hace que las agencias de gobierno sean muy reacias al riesgo».

Al final, tiene que haber un mercado. Como dijo Woodward, utilizando un cliché de Silicon Valley: «¿A los perros les gusta la comida para perros? A veces no».

Regalos que llegan por el aire

Amazon recurre a incentivos para mantener el interés de los clientes en su servicio. Lord y Silverman recibieron recientemente un correo electrónico de Amazon promocionando la mantequilla de maní cremosa Skippy, que generalmente cuesta US$ 5,38 pero era un «regalo gratis» hasta agotar stock. Lo ordenaron y, poco después, un dron dejó caer una caja grande que contenía un frasco pequeño. Amazon dijo que «algunos artículos promocionales se ofrecen como bienvenida».

Archie Conner, un vecino de Lord y Silverman, considera que los drones son menos una innovación minorista y más una innovación de marketing.

«Cuando escuchas un dron, naturalmente piensas en Amazon. Es un pensamiento realmente innovador, incluso si nadie realiza ningún pedido», afirmó. «Los drones aparecieron en las noticias el otro día. La gente dice; ‘Vaya, Amazon hizo eso’», indicó.

Conner también pidió mantequilla de maní gratis, pero se olvidó de colocar el objetivo de aterrizaje, por lo que el dron se fue. Luego la volvió a ordenar. Mientras tanto, un repartidor de Amazon apareció con el primer frasco. Ahora él y su esposa, Belinda, tienen dos potes en su heladera.

«No hemos encontrado mucho por lo que realmente queramos pagar», admitió Conner. «Pero sí hemos disfrutado de la mantequilla de maní gratis».

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