La marca del termo

Los fanáticos del mate no dudan: el mejor termo para cebar un amargo tiene el sello Stanley. Y la elección no es caprichosa; esta marca que se transformó en un ícono estadounidense trascendió fronteras porque combina los beneficios del aislado térmico y la durabilidad del acero. Tanto es así que desde que en 1913 William Stanley inventó estas "botellas" térmicas —que conservan frío o calor— se les ha dado más usos de los que su creador pudo imaginar. La tecnología incorporada a estos productos probó ser tan efectiva que esta marca fue elegida para utilizarse en misiones espaciales, operaciones militares, expediciones al fondo del mar y, en la industria ganadera, se usó para transportar tubos de semen.

Por tratarse de un producto importado y con los pergaminos descritos a cuestas, los termos Stanley valen lo que pesan: en la casa especializada Gran Aventura (Uruguay 1406) cuestan U$S 79.

Pero siempre hay bolsillos dispuestos a pagar por ellos, máxime cuando hace cuatro años que no se encontraba un Stanley en plaza. Ahora están de vuelta y aunque pasaron a fabricarse en China, su diseño y tecnología siguen siendo los de siempre. El único cambio notorio es su tapón, que pasó a ser de rosca, según los entendidos porque el otro modelo enfrentó una demanda multimillonaria porque perdía calor. Los más fanáticos también pueden obtener bajo el mismo sello de calidad Stanley, termos de distintas capacidades, además de jarras y viandas para transportar comida.

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