Entre máquinas de coser y latas de importados

| Concentrada en el mercado local, la compañía aumenta la cartera de productos premium y toma el control de su sistema de distribución

"Un pequeño caos con cierta lógica", donde conviven la confección de camisas con alimentos y bebidas "premium". Así define Mario Gross a la empresa que dirige, fundada por su abuelo, un fabricante suizo de corbatas llamado Leopoldo Gross.

Leopoldo Gross & Asociados es una empresa bastante atípica que factura anualmente U$S 10 millones, no toma créditos por filosofía desde 2002, tiene los números equilibrados y reparte parte del dividendo entre su personal de acuerdo a criterios preacordados de productividad.

Es, además, la mayor fabricante de camisas del país. En su taller, donde trabajan 70 personas, se ensamblan 10.000 prendas mensuales con las marcas Manhattan, Christian Dior, Cacharel y Legacy, entre otras. Pero más allá de tener la fábrica trabajando a full, Mario Gross se queja de que no consigue operarias a pesar de que paga "los mejores sueldos de plaza". Eso genera un déficit de producción que a la postre se transforma en una entrega tardía. Para ganar rentabilidad la firma se ha concentrado en el mercado local y casi desechado las exportaciones.

Entre puntada y puntada, el segmento de alimentos y bebidas, al que la empresa ingresó tímidamente en los 80, se consolida y representa actualmente el 80% de la facturación de la empresa.

"Hoy por hoy estamos en un nivel de facturación en dólares similar al del año 2000" afirmó el empresario, quien pronosticó que, si no pasa nada raro, la empresa llegará a los niveles de facturación de 1998 que fue el mejor año de la empresa (y el de tantas otras).

Según Gross, "el gran despegue" de los últimos años vino por el negocio textil que estuvo destruido por la producción china entre 1999-2003. Para no cerrar la fábrica el empresario optó por la dualidad del negocio: importar camisas de precio bajo y producir camisas de precio alto. También colaboró en el crecimiento la incorporación de una reconocida marca de indumentaria masculina como Legacy, que le permitió mantener abierto el canal minorista propio en los shoppings. "Parte del crecimiento se debe a un mejor país, parte al cambio de marcas, y parte a la consolidación del segmento alimentos y bebidas" asegura.

Distribución. Quizás uno de los desafíos más importantes de la nueva etapa de la firma sea la distribución directa en comercios de su amplia cartera de alimentos y bebidas. Gross reconoce que es "un modelo caro y difícil pero donde tenemos el control". Sin embargo, el empresario prefiere una pequeña red de distribuidores "que vengan con sus camiones, carguen y se lleven la mercadería; es mi sueño porque es el modelo más fácil".

Nuevas líneas. La gran apuesta de la empresa durante el último año fue el chicle sin azúcar Orbit. A un año de su ingreso al país, de acuerdo a datos de la consultora AC/Nielsen, la marca ya alcanzó 30% del consumo en grandes superficies. A escala país todavía su participación es baja: 10%, pero Gross se ha propuesto competir de igual a igual con su principal rival, Beldent. "Es un segmento muy difícil pero que se está moviendo. La categoría de chicles está creciendo a raíz de esta guerra, y como todos estamos luchando espacios en los kioscos y supermercados, los chicles tienen un espacio mayor del que tenían. Desde nuestro ingreso, Beldent ha perdido muy poquito market share porque lo que creció fue el segmento chicles".

La firma también avanza en el segmento dental, "donde nos está yendo muy bien" con la importación de una línea de productos dentales especiales de Procter & Gamble.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar