Alejandra Pintos
En el auge de la pizza de masa madre, Dos Orientales se instaló en el patio de comidas del World Trade Center (WTC). Con su propuesta, apuntaban al público de las torres, aunque también el delivery era uno de sus fuertes.
Todo cambió un año después con el lanzamiento de sus pizzas congeladas, que resultaron ser un éxito comercial inesperado. Empezaron vendiendo en Tienda Inglesa, Ta-Ta y Pedidos Ya Market, pero la cantidad de interesados se fue multiplicando. «Cada vez entrábamos a más supermercados y grandes superficies, nos llamaban ellos, entonces fue fácil expandirnos rápido», contó a El Empresario Mauricio Sánchez André, uno de sus creadores.
Hoy elaboran 16.000 pizzas por mes para congelar, alrededor de 500 por día, y esta vertical representa el 70% del negocio. Con ese volumen de producción se volvió imperioso buscar un espacio más grande, porque aquel local del WTC les estaba quedando chico. Además, confesó Sánchez André, que el objetivo es duplicar la producción y llegar al interior.
Negocio que leuda
En la segunda semana de febrero abren su nueva sede, ubicada en Chaná y Jackson. Al igual que su otro negocio -la cervecería Malafama, que queda a pasos de este nuevo espacio- se trata de un local con estilo industrial que décadas atrás supo ser un tambo y luego un garaje. Con la mudanza pasan de 20 metros cuadrados (m2) a 420 m2.
Además de aumentar su capacidad de producción, este nuevo bar les permitirá servir a más comensales (unos 150), extender la zona de delivery y enfocarse más «en la noche».
Como explicó uno de sus fundadores, la ubicación anterior tenía un público más diurno, que se tomaba un descanso del trabajo para almorzar en Dos Orientales. Por lo tanto la venta de cerveza, de elaboración propia, era escasa. «La pizza y la birra siempre van juntas, es un clásico», dijo Sánchez André y por eso ahora buscan atraer más público nocturno.
La mudanza implicó una inversión de US$ 200.000, destinados a la compra de maquinaria para escalar la producción y el reacondicionamiento del galpón para transformarlo en restaurante. Además, en el frente tendrán un jardín y una huerta, instalada por Huerta en Casa, donde cultivarán hierbas, como albahaca, para luego usar en sus preparaciones.
En cuanto al menú, a las clásicas pizzas napolitanas -que se caracterizan por su masa que lleva tres días de fermentación- se le suman la pizza al tacho (una novedad), fainá y una «propuesta de tapeo».
Miran afuera
Los hermanos Sánchez André (Mauricio, Florencia, Francisco y Guillermo) no solo quieren conquistar la capital con sus pizzas y fainás, sino que quieren duplicar la producción para llegar al interior del país con la línea de congelados.
Además tienen proyectado empezar a exportar. «Tenemos la vista puesta en Miami, EE.UU. porque nuestro padre vive allá. Pensamos en cadenas como Whole Foods, mercados premium», remató Sánchez André.