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Bodegas argentinas siguen el camino de la cerveza y apuestan a la baja graduación

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Consumo. Hay un perfil de consumidores que están dejando de lado los vinos concentrados. Foto: Shutterstock.

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Algunos establecimientos sanjuaninos están sumando propuestas para ampliar las ocasiones de consumo

Baja graduación» es el nuevo término de moda en la industria de las bebidas alcohólicas, que impulsa una reformulación de su oferta incorporando propuestas de menor contenido alcohólico o, directamente, sin alcohol. La tendencia cruza a casi toda la industria y alcanzó a las bodegas, que buscan adaptar su portafolio comercial a los nuevos hábitos de consumo más saludables.

Para antes de fin de año está prevista la llegada a las góndolas argentinas de las primeras botellas con una graduación que rondará entre los 6° y los 8°, frente al piso de 12° con que trabaja la mayoría de las bodegas, que en algunos casos llega hasta los 15°. Las bodegas pioneras en incursionar en este segmento en el país vecino son las pymes sanjuaninas Hagmann, Fraccionadora San Juan y Viñedo Pie de Palo, aunque detrás del proyecto se encuentra el Instituto Nacional de Vitivinicultura, que lanzó una resolución para autorizar los nuevos productos. Para impulsar el proyecto, además, el gobierno sanjuanino invirtió en la compra del equipamiento que utilicen las bodegas para reducir la graduación alcohólica de sus vinos apuntando a la conquista de nuevos consumidores no solo a nivel doméstico, sino también en otros mercados internacionales.

«Es un mercado que todavía no se está explotando en nuestro país, por lo cual tiene un gran potencial. Si bien hay algunos vinos de graduación inferior a los 12°, son muy pocos. Internacionalmente el mercado está naciendo una nueva tendencia de consumo de vinos con menor graduación alcohólica. Hay un perfil de consumidor que está dejando de lado los vinos concentrados, robustos y con alta graduación alcohólica para dar paso a vinos más frescos, elegantes y no tan alcohólicos», destacan en el Grupo Peñaflor, empresa líder del sector en Argentina.

Aunque no lo admitan públicamente, detrás de esta decisión no solo se encuentra una tendencia global a consumir productos con menos alcohol, sino también la pelea cada vez más cuesta arriba que enfrentan las bodegas frente al avance cervecero. En 2017, las ventas en el mercado interno de vino acumularon una caída del 6%, y para este año se proyecta una nueva baja. El panorama además se presenta más complicado para la industria no solo por el mal momento que vive el consumo en general, sino también por factores propios. El sector proyecta una próxima vendimia muy buena que paradójicamente podría derivar en una sobreoferta de vino en el mercado doméstico.

En el sector vitivinícola igualmente advierten sobre el peligro de que por la búsqueda de vinos con menor graduación alcohólica se terminen perdiendo valores clave del producto.

«Sin dudas, los vinos ligeros y de baja graduación alcohólica pueden competir con bebidas más ligeras como la cerveza y otras bebidas. El gran valor agregado que tiene el vino es el acompañamiento con la comida», explica Matías Prezioso, presidente de la Asociación Argentina de Sommeliers. «Sin embargo, hay que ser cuidadosos, porque nunca los extremos son buenos y el estilo de baja graduación alcohólica muchas veces solo tiene como eje la cosecha temprana, con lo cual no hay maduración de ciertos elementos del vino (como sabores o taninos) y esto también puede hacer perder la esencia de un lugar», alerta el especialista.

Fernet y cerveza

La búsqueda de una mayor accesibilidad vía la reducción de la graduación alcohólica también llegó a otras bebidas emblemáticas del paladar de los argentinos, como el fernet. Y entre fanáticos locales generó polémica la decisión de hace unos años de Branca —líder indiscutida de su categoría— de bajar de 43° a 39° la graduación de su producto estrella.

Más audaz es la decisión de Quilmes, la número uno del mercado cervecero argentino (con una cuota de mercado superior al 70%). Hasta el momento, la empresa solo incursiona en el segmento sin alcohol con su marca Quilmes Lieber, que tiene un peso muy bajo, aunque acaba de presentar su plan de consumo responsable, que contempla, entre otras metas, que para 2025 el 20% de su portafolio en Argentina sea de baja graduación alcohólica (hasta 3,5 grados) o sin alcohol. Su ejemplo a seguir es el mercado español, que lidera la elaboración y consumo de cerveza sin alcohol en el mundo.

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