Ruben Azar nació en Montevideo hace 65 años, está casado y tiene cinco hijos y cinco nietos. Jugar al golf es uno de sus hobbies, el otro es la biología, una carrera que tiene pendiente y que, aún así, le permitió trabajar como investigador en el Instituto Pasteur. Su primer empleo fue a los 16 años como cadete en un despachante de aduana; su camino emprendedor lo llevó a fundar su empresa de logística, Grupo RAS, en 1991.
Dirige un holding de empresas presente en 12 países, con 50 oficinas en el mundo y una facturación bruta superior a US$ 500 millones. Comenzó su vida laboral a los 16 años como cadete de un despachante de aduana, y lo cuenta convencido de que en Uruguay se pueden hacer cosas, con dificultad, pero se logran. Con la misma lógica de resolverle problemas a sus clientes, Grupo RAS invirtió US$ 70 millones en infraestructura, maquinaria y tecnología, cifra que trepará a unos US$ 120 millones cuando concluya el proyecto ferroviario.
—¿Cómo define a Grupo RAS?
—Somos un conglomerado de empresas, todas bajo el Grupo RAS Company. En Uruguay tenemos Pluscargo, Polo Logístico, RAS Distribución, RAS Logística, RAS Transport y RAS Insurance, que opera en todos los países donde estamos. Hoy podemos mover desde un metro cúbico hasta una planta industrial entera, de cualquier punto del mundo a cualquier otro. Tenemos, además, una división de carga de proyectos para mover equipos con dimensiones especiales, sean molinos eólicos, generadores, barcos o casas.
—Con RAS Transport además de camiones, sumaron trenes.
—Tenemos una flota propia de camiones en Uruguay y Paraguay. Y sí, tenemos una empresa ferroviaria que también gira con el nombre de RAS Transport. En el parque industrial y en el puerto (de Montevideo) tenemos ramales conectados al Ferrocarril Central y a través de esa vía con el resto del sistema ferroviario. Son locomotoras de última generación, compradas a la empresa americana Wabtec, de las más grandes. No inventamos nada, ya operábamos antes con AFE y llegamos a enviar carga del puerto de Montevideo a Paraguay. La idea es operar desde la plataforma de contenedores, tanto en Montevideo como en el parque industrial y en las fronteras.
Ahora el parque industrial tiene conexión bimodal —a través de ruta 5 y del ferrocarril— y está en construcción permanente.
Somos una multinacional uruguaya; y si bien el 80% de la facturación proviene del exterior, el 90% de inversiones en activos fijos se hace en Uruguay. La espalda de lo que hacemos afuera nos permite animarnos a los proyectos locales. Si fuera solo con lo que generamos en Uruguay, no sé si nos animamos a arrancar todo a la vez —el parque industrial, el ferrocarril, entre otros desarrollos—. Son inversiones muy grandes que necesitan un flujo grande para poder repagarse.
—Empezó como cadete en un despacho de aduanas. ¿Qué siente al ver a Grupo RAS hoy?
—Me gusta contar que empecé como cadete y mostrarle a alguien que está empezando que “en Uruguay se puede”. Nunca es fácil en ningún lado, pero se puede. Arranqué con 16 añitos. Comencé en un despachante de aduanas, que fue el primer empleo que conseguí. Tenía que salir a trabajar, me anoté en el IAVA, terminé el bachillerato, después hice Biología hasta que pude. En un momento de la carrera, cuando tenía prácticos de mañana y de tarde, opté por el trabajo y dejé de estudiar.
—¿Quién le sigue el tren?
—Tengo un muy buen equipo, tanto acá como en el exterior. Muchos ya son socios, unos 35. En nuestro esquema, cuando abrimos una unidad de negocio promovemos a alguien de la compañía y, si da la talla, termina siendo accionista y CEO de esa unidad. Han crecido con nosotros y llevan consigo el ADN del grupo, algo que nos importa mucho. Creamos una especie de academia para formar profesionales, la Talent Coaching Academy (TSA), con sede en Argentina, donde hicimos un muy buen reclutamiento. Siempre estamos corriendo de atrás porque hay muchas más oportunidades que gente preparada para trabajar. Probamos diferentes modelos, pero este nos permite crecer a la gente y a la empresa. Acá ven que hay oportunidades. Generamos empleo para unas 1.000 personas y esto está bueno. Hablo en plural porque nada lo hice solo. Generamos una mística dentro del grupo: mucha gente ve que otros se desarrollaron como personas y empresarios acá dentro.
—¿En qué cambió Grupo Ras respecto a su visión original?
—La visión original no cambió. Cuando éramos solo despachantes de aduana definimos nuestra misión: satisfacer a los clientes a través de nuestros servicios integrales de comercio exterior y de integración. Eso sigue vigente. Lo que cambió es que fuimos agregando nuevas líneas de negocios, generando una especie de ecosistema logístico a través de compañías propias, pero siempre el foco y nuestra razón de ser ha sido un cliente al que tenemos que solucionarle los problemas. Antes lo hacíamos solo en Uruguay, hoy lo hacemos en 12 países y con 50 oficinas.
—En logística, transporte y servicios integrados, ¿dónde ve las mayores oportunidades de crecimiento?
—Hoy ya pensamos como una empresa global. Cada mercado tiene sus particularidades y cada una de nuestras empresas tiene sus fortalezas. Dependemos de las personas que conformamos las diferentes unidades de negocio. Son estrategias distintas por país o incluso por regiones, porque en Brasil o EE.UU. no es la misma estrategia para Río Grande del Sur que para Recife, o para Los Ángeles o Nueva York.
—¿Hay oportunidades de crecimiento en el sector de la distribución regional?
—Uruguay todavía no tiene muy concientizado —a nivel de las autoridades y de los hacedores de las políticas públicas— qué significa el negocio de la distribución regional. Uruguay puede ser utilizado como hub regional y eso lo estamos midiendo a través de la Fundación Tecnolog; hoy la cifra (de negocio) ronda los US$ 800 millones. En realidad, lo más importante es saber que ese monto se puede duplicar, triplicar o cuadruplicar, y que no depende del mercado uruguayo, sino de todos los negocios que haga el mundo con la región y de los negocios que haga la región con el mundo. Nos metemos en el medio de esto y es lo que genera exportaciones de servicios. Ahora hay unas oportunidades enormes con todos estos acuerdos que Uruguay y el Mercosur están firmando con Europa. Es un win -win y Uruguay no tiene que entregar nada a cambio, lo único que deben hacer los negociadores es ofrecer, mostrar y vender lo que tenemos acá.
—¿Cuál le gustaría que fuera el legado de Grupo RAS en Uruguay?
—Nuestro sueño es que RAS sea una empresa global y pueda competir en las grandes ligas, siempre con el ADN uruguayo. Estamos sentando las bases para que sea una compañía cada vez más profesionalizada, que tenga la capacidad de contratar las mejores personas y de promoverlas para que la dirijan.
Estamos trabajando en tres grandes líneas. El tema tecnológico es uno de nuestros grandes ejes. Hace años invertimos en esto y de hecho, hoy sentimos que somos una empresa de tecnología que hace logística. Tenemos una plataforma llamada E-RAS en donde toda la compañía está integrada y que entre otras cosas hoy tiene una vertiente muy grande de inteligencia artificial (IA). Ya están pasando muchas nuevas prestaciones que se basan en la IA. Son cosas que se piensan, se inventan, se deciden y son de rápida aplicación.
La segunda línea es la gobernanza. Por el tamaño de la compañía y por estar en diferentes negocios, países y jurisdicciones, tuvimos que trabajar mucho en este aspecto.
El tercer eje son las personas. Y para eso quizás la estrategia más visible es la Talent Coaching Academy, que recluta, coachea y hace su propia cantera con talentos que después se integran a las diferentes unidades del grupo.