Perspectivas económicas: PIB crecería algo por debajo de 2,5% en 2025 y en torno 2% en 2026

De cara a 2026, el desempeño económico estará condicionado por el escenario externo, que continúa siendo desafiante, pero que sería algo menos adverso que lo previsto hace tres meses, aunque más incierto.

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MEF
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MEF. Foto: Archivo El País

En el primer semestre del añola economía se expandió un 2,8% en términos interanuales, incidida positivamente por la reapertura de la refinería de Ancap —la industria manufacturera creció un 12% en ese período— y por el buen desempeño del sector agropecuario (+9%). En contraste, luego de un año récord en materia de generación de energía hidráulica, las actividades de energía, gas y agua cayeron un 6%.

Sin perjuicio de lo anterior, la economía tendió a desacelerarse en el segundo trimestre. Luego de tres trimestres (julio 2024-marzo 2025) con tasas de crecimiento promedio desestacionalizadas de 0,6%, el PIB creció un 0,4% frente al primero. Asimismo, si se excluyen los sectores anteriormente mencionados del análisis (que representan cerca del 20% del PIB), la tasa de crecimiento del restante 80% del PIB fue de un 1% interanual en el primer semestre.

En este contexto, ¿Qué se puede esperar en materia económica de cara a lo que resta del año?

Primero, es importante tener en cuenta que el nuevo cierre de la refinería de Ancap por la rotura de la boya petrolera tendrá un impacto negativo en el segundo semestre, cuya magnitud dependerá de la fecha en que se vuelva al nivel de producción previo al cierre. En este marco, es esperable una incidencia negativa en la tasa de crecimiento del PIB en el segundo semestre en torno al 0,2%, cuyo efecto se revertirá en 2026.

Más importante aún, también por sus implicancias para el crecimiento en 2026, es comprender a qué velocidad se están expandiendo los restantes sectores de la economía. En ese sentido, al analizar algunos indicadores adelantados se observan señales mixtas.

En primer lugar, la debilidad del dólar a nivel global continúa fortaleciendo los ingresos en dólares de los hogares, lo que en el corto plazo incide positivamente en el consumo de bienes duraderos. Durante el tercer trimestre, las ventas de automóviles en tendencia-ciclo se incrementaron un 10% en comparación con el trimestre inmediato anterior. A su vez, las exportaciones de bienes habrían mantenido cierto dinamismo en el tercer trimestre, aunque fuertemente incididas por la carne y la soja, y en menor medida por el sector lácteo. Por su parte, el mercado laboral se mantiene sólido. En un contexto de crecimiento del salario real, en los últimos meses la creación de empleo continuó expandiéndose a un ritmo anual en torno al 1,5% anual.

Nicolas Cichevski
Nicolás Cichevski.
Foto: Archivo El País

Por otro lado, otros indicadores dan indicios de que en el tercer trimestre habría mantenido un ritmo de crecimiento moderado. El Indicador Mensual de Actividad Económica elaborado por el BCU, que se había reacelerado en tendencia-ciclo entre febrero y mayo, volvió a estancarse en los últimos dos meses. A su vez, en tendencia-ciclo la recaudación bruta real de la DGI se ha mantenido relativamente estancada desde marzo, incidida por una leve caída en la recaudación real de IVA. Ello puede estar incidido por la evolución de los precios transables, que han caído un 0,4% en términos reales desde abril, y son relevantes para la recaudación nominal de los impuestos asociados al consumo.

En este contexto, en 2025 el PIB crecería alguna décima menos que lo previsto hace unos meses, algo por debajo de 2,5%.

De cara a 2026, el desempeño económico estará condicionado por el escenario externo, que continúa siendo desafiante, pero que sería algo menos adverso que lo previsto hace tres meses (aunque más incierto). La “moderación” de la guerra comercial parece haber reducido la probabilidad de ocurrencia de una recesión global en el corto plazo y el contexto externo para algunos sectores, en particular la industria frigorífica, continuaría siendo positivo en 2026. Por último, el reinicio de las operaciones de la refinería de ANCAP agregaría cerca de 0,1% del PIB al crecimiento en 2026, revirtiendo el impacto del cierre en el segundo semestre de 2025.

Sin perjuicio de lo anterior, es importante mencionar que en los últimos meses, la economía argentina se ha deteriorado, y ello ha erosionado el tipo de cambio real bilateral con nuestro país. Si bien es improbable que se repita un escenario similar al de 2023, es plausible que un resultado electoral adverso para el gobierno y/o la eventual flotación del peso argentino luego de las elecciones legislativas agregue volatilidad al tipo de cambio en el corto plazo, lo que podría impactar negativamente el comercio y el turismo.

Ante este contexto, el PIB crecería en torno a 2% en 2026 y cerraría el bienio 2025-26 con una tasa de crecimiento promedio no muy diferente a la prevista por el MEF en la Ley de Presupuesto. Sin embargo, en ausencia de una reversión del escenario externo que impulse la demanda externa, el cumplimiento de las proyecciones en materia económica y fiscal hacia el final del período —que suponen alcanzar una tasa de crecimiento promedio de 2,5% en 2027-29— requerirá necesariamente de un repunte en la tasa de inversión, hoy en 16% del PIB.

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