La principal conclusión delInforme sobre Inversión española en Iberoamérica de 2025 presentado la pasada semana en Madrid, es que el 63% de las empresas encuestadas aumentarán sus inversiones este año, mientras que el 30% apuesta por mantenerlas y 7% las disminuirán. Estos porcentajes varían significativamente con respecto a los de años anteriores, puesto que las empresas que pensaban aumentar sus inversiones solían representar el 75%.
Lo mismo ocurre con las PYMES. En 2025, sólo la mitad piensa aumentarlas, frente a los niveles del 80% en los últimos años. Nos encontramos, pues, ante un mayor número de empresas españolas que no aumentarán sus inversiones en 2025 en la región.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca ha puesto patas arriba todo el panorama económico y geopolítico. La economía mundial estaba dando por cerrado el episodio de elevada inflación que tuvo tras la pandemia, los niveles de crecimiento se mostraban robustos en Estados Unidos y en otros países, aunque la economía europea seguía sumida, en general, en una situación de estancamiento. Por su parte, en Iberoamérica, la relajación monetaria aplicada por la mayoría de los bancos centrales, permitía atisbar un horizonte con mayores niveles de actividad.
Pero todo cambió, con la vuelta de Trump al poder. La guerra comercial que ha iniciado, ha cambiado radicalmente las perspectivas económicas. El FMI lo constataba en su reciente Informe de primavera: menor crecimiento, mucha incertidumbre y una reordenación de las políticas económicas aplicadas por los gobiernos de todo el planeta.
Lo cierto, es que es difícil predecir lo que podría ocurrir en los próximos meses. La suspensión temporal de los aranceles recíprocos abre la puerta a una negociación que evite el que sería el mayor incremento tarifario en más de un siglo, pero parte del daño ya está hecho. Y no solamente en los mercados, sino en la actividad real.
Pocos son los países que este año no se verán afectados en su crecimiento, aunque los aranceles impuestos y anunciados se revertiesen en su totalidad.

Iberoamérica sufrirá por los vaivenes arancelarios, a pesar de que la región no se ha visto especialmente castigada por los recíprocos. Probablemente por eso, el 70% de las encuestadas piensan que la situación económica será similar a la de 2024, un año en que la economía Iberoamericana creció el 2,4%, por encima del 2% pronosticado para este ejercicio.
México será el país más afectado económicamente, por su alta exposición a Estados Unidos. El Fondo ha reducido sus expectativas desde el 1,4% hasta el -0,3%, es decir, plantea un escenario de recesión, por lo que ya no es considerado como el país que mejor desempeño tendrá en 2025. Ese puesto lo ocupa Argentina, cuyo crecimiento superaría el 5% debido al efecto rebote que están produciendo las políticas de estabilización aplicadas por el gobierno Milei.
Tras Argentina, Uruguay y la República Dominicana, liderarán el desempeño económico de la región. Y la volatilidad cambiaria es, este año, el aspecto que más afectará a las ventas y los negocios de las empresas españolas, por encima de la inestabilidad jurídica y de la inflación.

Pero a pesar del impacto económico previsto, México volverá a ser el país en el que más empresas españolas aumentarán sus inversiones, seguido como es habitual, por Colombia. Y la mayor parte de esas inversiones se canalizarán a través del desarrollo de las operaciones existente (60%), mientras que, casi el resto, se materializarán combinando ese desarrollo con adquisiciones de otros negocios.
Como viene siendo habitual, el atractivo de los mercados internos vuelve a ser la mayor ventaja que encuentran las empresas españolas a la hora de invertir (67%), seguido por la mano de obra cualificada.
Mientras que, entre las amenazas percibidas, destacan la inestabilidad política (76%) y el ya mencionado riesgo cambiario (56%).
El porcentaje de compañías que opinan que la facturación de sus negocios iberoamericanos superará en los tres próximos años a la que obtendrán en el mercado español desciende drásticamente, tanto para las grandes empresas como para las Pymes. Sin duda, la incertidumbre por el futuro cercano de la región y la fortaleza del mercado doméstico tienen mucho que ver en este resultado. Y, por primera vez, no será Iberoamérica (64%), sino la Unión Europea (71%) el mercado en el que más empresas españolas prevén aumentar sus ventas en ese plazo.
Ciudad de México es, por décimo año consecutivo y con gran diferencia, la metrópoli favorita de las compañías españolas para localizar sus operaciones centrales en la región. Y Bogotá, sigue ocupando la segunda plaza por delante de Miami, aunque la ciudad norteamericana vuelve a ser la que prefieren los directivos españoles para residir, por delante de Santiago de Chile y de Ciudad de Panamá.
Respecto a la manera de innovar, desciende un poco (19%) el porcentaje de empresas que, en ocasiones, implementan antes sus innovaciones en sus filiales iberoamericanas que en España y, aumenta hasta el 37%, las que las aplican simultáneamente. Mientras que algo más del 40% han exportado alguna innovación o desarrollo desde sus filiales a su matriz española.
Por otra parte, las empresas chinas siguen sin ser competidores relevantes para más de la mitad de las empresas españolas encuestadas, pero el 25% ya las consideran rivales muy importantes.
Hemos vuelto a preguntar por la complejidad de los sistemas tributarios de la región y Brasil sigue teniendo el más complejo. Además, el porcentaje de compañías que considera que la fiscalidad española no incentiva suficientemente su expansión internacional alcanza ya el 80%, aunque el 60% de ellas opina que los convenios de doble imposición son relevantes o muy relevantes a la hora de tomar sus decisiones de inversión en Iberoamérica.
A estas alturas, es difícil predecir la evolución de la actividad económica durante el resto del año. Dependerá mucho de si se mantienen, reducen o eliminan los aranceles recíprocos, de cómo acabe la escalada arancelaria con China y de cómo podrían reorientarse los flujos de comercio internacional. Hoy todo son hipótesis, pero, como decía anteriormente, parte del daño ya está hecho. Y ese daño puede aumentar si el pulso tarifario se mantiene, aunque no parece probable. El aumento en la rentabilidad de los bonos americanos, la fuerte depreciación que ha sufrido el dólar y las fuertes pérdidas en Wall Street, han forzado la pausa y han abierto la puerta a negociaciones, por lo que se espera que gran parte de los aranceles anunciados sean revocados.
Con este panorama, no está claro cómo las economías iberoamericanas se verán afectadas. A pasar de soportar menores aranceles, economías como la mexicana pueden sufrir un fuerte impacto. De momento las perspectivas para el conjunto de la región no difieren mucho de los resultados de 2024, pero esto podría cambiar. Y este sentido, habrá que estar muy atentos a la evolución de la economía china, pues una desaceleración reduciría las exportaciones de materias primas y afectaría a sus precios. También habrá que evaluar si la dura política migratoria impuesta por la administración Trump afecta al canal de remesas que reciben muchas economías de la región.
En suma, este año, los factores externos tendrán más peso que los internos en el desempeño económico de la región. La reducción de la inflación y unas políticas monetarias más expansivas podrían no surtir efecto ante la gran incertidumbre existente.
En este contexto, parece que más empresas españolas optarán por una política de esperar la evolución de los acontecimientos, antes de tomar nuevas decisiones de inversión. La puesta por la región sigue firme, pero a la espera de ver qué pasa en Estados Unidos.
-Juan Carlos Martínez Lázaro es Profesor de economía de IE University, Director del Informe Panorama de Inversión Española en Iberoamérica.