Si bien la crisis económica provocó un traslado masivo de socios del mutualismo a la atención hospitalaria del Ministerio de Salud Pública y a sistemas parciales de asistencia médica como las emergencias móviles, el usuario no dejó de comprar medicamentos. Por el contrario, los números indican que el público no escatima en gastos cuando se trata de la salud y que la demanda de remedios se ha mantenido constante. Sin embargo, los hábitos de compra experimentaron un giro considerable, de tal modo que el mismo usuario que antes retiraba su medicación en la farmacia mutual, ahora recurre a los hospitales; y de no encontrar allí su medicina termina por comprarla en la farmacia del barrio. Este fenómeno despertó la preocupación de los comercios del ramo por atraer las compras de los desertores de las mutualistas.
El Farmadescuento es un convenio entre las farmacias y los laboratorios, que surgió en marzo de 2002 con el fin de recuperar al cliente que las primeras habían perdido. A través de este sistema, el usuario presenta la receta médica en los centros adheridos y se beneficia con un 25% de descuento en el precio. En la actualidad participan treinta laboratorios nacionales y extranjeros y más de 500 farmacias de las 600 que funcionan en Montevideo. Las empresas consultadas aseguran que la principal ventaja del mecanismo es que preserva la decisión del médico tratante en cuanto a la elección del remedio prescripto.
Eric Bomio, presidente del Centro de Farmacias del Uruguay (institución que a pesar de su denominación nuclea sólo a los comercios de Montevideo), señaló que el Farmadescuento ha tenido una buena aceptación, pero expresó que la farmacia está absorbiendo el principal costo del descuento. "De ese 25% de rebaja en el precio final, los laboratorios aportan un 17% sobre el costo del medicamento, mientras que la farmacia lo hace sobre la venta", dijo. Argumentó que muchos de los remedios que se compran a través del Farmadescuento son más baratos que en el sistema mutual y, por lo tanto, se trata de medicamentos que el usuario compraría en la farmacia de todos modos, aun sin el descuento.
Por su parte, fuentes empresariales destacaron que tanto el ingreso como el egreso al Farmadescuento es "totalmente voluntario", tanto para las farmacias y los laboratorios, y anunciaron que se estudian nuevas alternativas para mejorar el sistema e implementar otras propuestas. Indicaron, además, que el instrumento representa sólo un 10% del volumen de unidades que se comercializan en las farmacias.
Las casi 1.300 farmacias que existen en todo el país perciben una utilidad bruta del 24% sobre el precio de venta al público de cada medicamento. Bomio remarcó que el Farmadescuento se justifica una vez que se traduce en un incremento en la comercialización. "Con las bonificaciones se trata de incrementar las ventas para mejorar el margen de ganancia", dijo.
Como punto a favor, los propietarios de farmacias destacan que el mecanismo permite a las droguerías ofrecer el descuento; de otro modo no podrían absorber una rebaja en sus precios. Bomio destacó que el descuento beneficia al usuario ya que puede adquirir el remedio en su barrio ahorrándose el costo del transporte. "Antes, si alguien vivía en Piedras Blancas o Colón y trabajaba en Pocitos, compraba en la farmacia de Pocitos porque le hacía una rebaja considerable. Ahora obtiene el mismo descuento en todos los locales adheridos. El único inconveniente es que las farmacias chicas disponen de medicamentos de alta rotación, pero no los de mayor costo, porque no les da el presupuesto para tenerlos en el estante esperando que alguien venga a comprarlos", afirmó Bomio.
RECHAZO. El gerente de la Asociación de Farmacias del Interior (AFI), Osvaldo Cestau, explicó que las razones de la negativa de la institución ante el descuento se deben básicamente a la forma distinta que opera el sistema mutual fuera de la capital. "El mutualismo del Interior posee una mecánica diferente a la de Montevideo. Entre otras cosas, allí predominan las cooperativas médicas y los precios de los tickets de los medicamentos son sensiblemente más baratos que los de la capital".
Según el presidente de AFI, Edward Strongitharm, la directiva de la institución llegó a la conclusión, luego de haber estudiado el sistema junto a sus asesores jurídicos y contables, que las farmacias lejos de obtener una ganancia experimentaban pérdidas de entre un 5% y un 10% con el Farmadescuento. La explicación dada por el dirigente es que "en Montevideo resulta más fácil presentar una receta para entregarla al laboratorio. Nosotros deberíamos reunir entre treinta y cuarenta recetas más los timbres profesionales, que a su vez tendríamos que enviar al laboratorio, para que después se nos reintegrara el importe".
No obstante, Strongitharm consideró que existe interés en buscar una solución que beneficie a ambas partes. "Dejamos la puerta abierta ante otro arreglo porque las cuentas del Farmadescuento no nos cerraban", agregó. De todos modos, AFI ha dejado en libertad de acción a sus asociados por considerar que si un colega adoptaba el mecanismo en una determinada localidad, el resto quedaría en desventaja. Actualmente existen farmacias adheridas en algunos puntos del país como Paysandú y Rivera.
Cestau indicó que la demanda de medicamentos se mantiene constante debido al carácter de esencialidad de los mismos. "El Farmadescuento apunta a trasladar el consumo hacia la farmacia, pero en el Interior no iban a ingresar nuevos consumidores con este mecanismo de bonificación en el precio, sino clientes que ya pertenecían al ramo, lo que genera un balance negativo. Además, los principales usuarios serían los jubilados y los sectores de menores recursos porque no tienen la posibilidad de acceso a un sistema de salud privado. Como el Ministerio de Salud Pública no puede atenderlos, acaban por comprar el medicamento en la farmacia. Estos pasivos modestos habitualmente acuden a la farmacia que les vende de ‘fiado’, algo que en el Interior aún existe, y lo pagan cuando pueden y sin recargos", sostuvo el gerente de AFI.
Farmacias tradicionales y mutuales
El gerente de Asociación de Farmacias del Interior señaló que el mutualismo de Montevideo se compone de asociaciones civiles, donde el médico es un funcionario dependiente que recibe determinados lineamientos de la dirección acerca de las recetas. En cambio, en el resto del país funcionan cooperativas médicas de propiedad de los profesionales de la medicina, quienes canalizan la compra de los medicamentos de los afiliados hacia la propia farmacia de la institución. Además, los tickets en las mutualistas del Interior son muy bajos, ubicándose sus costos entre sesenta y setenta pesos. "Como no existen grandes distancias para trasladarse en estas ciudades, el usuario adquiere el remedio a través de la institución médica y deja de lado a la farmacia tradicional", dijo Cestau.
A su vez, el presidente del Centro de Farmacias del Uruguay señaló que este es el único país del mundo donde existe la figura de la farmacia mutual y señaló la fuerte competencia que representan el mutualismo y el MSP. "Un 55% del mercado de los medicamentos se desvía del circuito de las farmacias hacia las mutualistas y el Estado, mientras las 1.300 farmacias del país nos tenemos que arreglar con el restante 45%. De esta manera, no sólo no se vende el remedio que debería comercializar la farmacia, sino que tampoco se venden los demás artículos de perfumería y tocador", sostuvo Bomio.