Las exportaciones a Brasil

AZUCENA ARBELECHE

La economía brasileña atraviesa uno de los momentos más dinámicos de los últimos diez años. Durante 2004, el producto interno bruto experimentó un crecimiento real de 4,9%, el mayor desde 1994 en que alcanzó 5,9%. Si bien en lo que va del año han aparecido algunos signos incipientes de un menor ritmo de expansión en la actividad económica, y aún cuando se espera un menor crecimiento en 2005, no cabe duda que los motores de Brasil tienen fuerza por un buen rato.

En este contexto, llama la atención que las exportaciones de nuestro país a Brasil se encuentren prácticamente estancadas. En efecto, las ventas totales en dólares a nuestro vecino norteño retrocedieron 0,5% en los doce meses finalizados en marzo de 2005. Es bien sabido, que desde los inicios del Mercosur, Brasil ha tenido un rol fundamental en el desarrollo de nuestro comercio exterior.

Esto no es algo peculiar, pues en general el comercio regional tiende a darse de forma natural debido a los factores geográficos que derivan en menores costos de transporte y seguro de las mercaderías y, por consiguiente, en mejores precios para el exportador. Sin embargo, las ventas de Uruguay a Brasil no acompañan el ritmo de crecimiento de la economía vecina. ¿Por qué la energía brasileña no logra traspasar la frontera y empujar nuestras exportaciones?

Es interesante agregar, que las exportaciones totales de Uruguay en el año móvil finalizado en marzo de 2005, se incrementaron 29% en dólares. Es decir, aún cuando las ventas a Brasil no mejoran, las exportaciones totales presentan un muy buen desempeño. ¿Por qué no aumentan las exportaciones a Brasil?

Dado el vigor que presenta la actividad en Brasil, debemos descartar la hipótesis que Brasil no está comprando. Como hemos mencionado al inicio, la economía brasileña crece por encima de su potencial y se abre al mundo. Su dinamismo queda de manifiesto en la trayectoria mostrada por la producción industrial, en la mejora en los niveles de inversión y, especialmente, en un mayor volumen en las exportaciones e importaciones. El producto creció 4,6% en los doce meses finalizados a marzo del corriente año. Si se expresa dicho crecimiento en dólares para que sea comparable con las magnitudes de comercio exterior, el mismo alcanza aproximadamente un 15%. Esta cifra proviene de agregarle al crecimiento real el aumento de los precios (en este cálculo medido por el Índice de Precios al Consumidor) expresados en dólares, que en el período considerado proviene de la suma de inflación en Brasil y apreciación de su moneda. Esta economía en movimiento tuvo como consecuencia una profundización de la apertura comercial; tanto exportaciones como importaciones crecieron en el entorno del 30% en dólares en los doce meses terminados en marzo de 2005, período que estamos considerando en nuestro análisis.

ANÁLISIS SECTORIAL. Busquemos entonces las explicaciones del estancamiento de las ventas a Brasil por el lado de nuestra economía. Si analizamos los precios relativos de Uruguay y Brasil, se observa que el tipo de cambio real del último año es más favorable que el existente en 1997-1998, período en el que el comercio con Brasil era fuerte, a pesar de que la economía brasileña crecía mucho menos que en la actualidad.

Es decir, hoy no tenemos atraso cambiario con Brasil, y si bien el uso de este término (atraso cambiario) requeriría de una explicación no sencilla (por ejemplo, ¿atraso con respecto a qué tipo de cambio real?) el mismo es útil para entender la situación de precios relativos. Si se mide la competitividad entre ambos países a través de los precios al por mayor expresados en dólares, se observa que en los últimos 12 meses la capacidad de competitividad de nuestro país sería aproximadamente un 17% superior a la del período 1997-1998. Indudablemente, el problema no radica en los precios.

Si Brasil está comprando y los precios relativos son favorables a Uruguay, ¿por qué el empresario uruguayo no aprovecha la oportunidad de vender a nuestro vecino? Si analizamos con más detenimiento las cifras de exportaciones, observamos que al excluir los sectores frigoríficos, molinos, lácteos y derivados del petróleo, el aumento de las exportaciones a Brasil para el año finalizado en marzo 2005 es aproximadamente de 15%. Es decir, el comportamiento del resto de los rubros exportados se asemeja al crecimiento del producto brasileño medido en dólares. Por lo tanto, el empresario de estos sectores no ha ignorado el motor brasileño para sus ventas y ha aprovechado la situación de precios actual.

La atención se centra entonces en lo que está ocurriendo con los sectores excluidos, ya que su conducta con Brasil es lo que explica el comportamiento de las exportaciones totales a este país. El caso de los derivados del petróleo será dejado de lado, por tratarse de una situación particular en la que se dio una venta extraordinaria en el primer trimestre del año pasado, la que no volvió a repetirse en los primeros tres meses de este año. Ello explica que las ventas totales de derivados del petróleo presenten una considerable disminución. En cuanto a los sectores frigoríficos, molinos y productos lácteos, los mismos son actualmente los rubros de mayor incidencia en nuestras exportaciones totales junto a los sectores de productos agrícolas, textiles y curtiembres. El último dato divulgado de las exportaciones (FOB) cumplidas en el año móvil finalizado a abril de 2005 indica que la ponderación de las ventas de frigoríficos sobre el total vendido es aproximadamente de 26%, en tanto el porcentaje de ventas de molinos y de productos lácteos es cercana al 6% para cada sector.

Estos sectores han mostrado un desempeño espectacular en los últimos meses. Las ventas de carne crecieron 45% en los doce meses finalizados en marzo de 2005, mientras que las exportaciones provenientes de molinos aumentaron un 36% y las de productos lácteos se incrementaron en 37% para el mismo período. Sin embargo, las ventas dirigidas a Brasil de cualquiera de estos tres grupos de actividad retrocedieron. Es decir, estos sectores han mostrado un gran dinamismo, aún sin recurrir al comprador vecino que, por los factores ya comentados, parecía ser el demandante natural en el momento actual.

DIVERSIFICANDO MERCADOS. Los empresarios de estos rubros tradicionales parecen haber optado por nuevos mercados, quizás se piense en una estrategia comercial de mediano-largo plazo, y no se tiente por las favorables condiciones que hoy presenta el mercado brasileño. Los exportadores del sector cárnico, del molinero y del lácteo aún tienen presente la experiencia de la crisis de 1999 y para no repetir esta experiencia, han aprendido que el comportamiento cortoplacista de maximizar utilidades hoy por el camino más fácil y sin considerar el mañana no es cosa buena.

Las exportaciones de arroz a Brasil se redujeron casi 19% en el último año, pero aumentaron a otros destinos como Perú e Irán. También los productos lácteos bajaron sus ventas al país norteño en aproximadamente 6% en los últimos doce meses a marzo, pero se observó un fuerte crecimiento a otros destinos como Venezuela, México y Estados Unidos. Por su parte, lo sucedido con la industria frigorífica es conocido por todos, mientras las ventas a Brasil cayeron casi un 4% en el último año, las destinadas a Estados Unidos tuvieron una gran explosión. Se podría decir que ya sería oportuno intentar captar nuevos mercados en este rubro, pues más de la mitad de las ventas de carne del último año se dirigieron a Estados Unidos.

El comportamiento de los exportadores de estos tres rubros de gran incidencia en las ventas totales de Uruguay, refleja que hoy no resulta de interés venderle a Brasil. Esto dista mucho de mostrar ausencia de capacidad empresarial o falta de aprovechar la oportunidad de una economía que sigue mostrando signos de dinamismo, sino que por el contrario nos habla de las bondades de diversificar mercados. Un ejemplo claro de esto es la conducta seguida por los grandes exportadores de arroz, quienes han realizado el compromiso de mantener a Irán como comprador, aún cuando la utilidad recibida por tonelada vendida sea menor al deducir un costo de flete y seguro mayor que en el caso de una venta destinada a Brasil.

Si bien el comercio regional tiende a desarrollarse fácilmente y Brasil siempre ha sido un motor para las exportaciones uruguayas, no debemos desconocer los peligros inherentes en un esquema en donde las ventas de Uruguay se concentren en nuestros vecinos. En tal caso, la economía queda muy vulnerable al destino de sus pocos compradores. Si a nuestros vecinos les va bien, nuestras exportaciones crecen de la mano de Argentina y Brasil, pero si el ritmo de actividad en estos países disminuye o hay un cambio en los precios relativos, no nos queda margen de maniobra. El camino para reducir este riesgo es la diversificación de mercados.

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