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dLocal, el primer unicornio uruguayo: causas, consecuencias y lecciones

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Foto: El País
Francisco Flores

OPINIÓN

La inserción externa ayuda a entender dónde realmente hay una oportunidad de innovar y producir algo diferenciado.

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En la jerga del emprendimiento tecnológico suele hablarse de un unicornio cuando una start up ?empresa de reciente creación? es valorizada en más de US$ 1.000 millones. Durante la semana pasada se informó que la empresa dLocal, fundada por los uruguayos Sergio Fogel y Andrés Bzurovski, quedó valorizada en US$ 1.200 millones tras un aporte de capital de US$ 200 millones liderado por General Atlantic, reconocida compañía global de private equity. También participó Addition, otra firma estadounidense dedicada a capital privado.

No es exageración cuando se plantea que esto constituye uno de los mayores hitos en la historia económica y empresarial de Uruguay. Quizás algunas empresas públicas podrían estar cerca de esa valorización, amparadas en regímenes de competencia protegida y/o apoyo estatal. Sin embargo, ni en esos casos, ni el sector privado, ha existido hasta el momento una validación de tal magnitud desde el “mercado de capitales”. Validación, por cierto, que trasciende la simple retórica y se expresa en desembolsos implacablemente exigentes de rentabilidades acordes.

Recurriendo a las clásicas analogías futbolísticas, se trata quizás de un suceso comparable al logro de una Copa Intercontinental por un equipo uruguayo. Y si bien aún puede ser prematuro extraer conclusiones muy categóricas, es posible aventurarse con algunas causas, consecuencias y lecciones.

Dentro de las causas, hay micro y macro.

Hitos como éste tienen que ver con la escala mundial del emprendimiento, el foco hacia una necesidad insatisfecha y el desarrollo de servicios diferenciados.

Desde emprendimientos futbolísticos, como Suárez y Cavani, pasando por los musicales de Drexler, hasta los tecnológicos del estilo de Genexus, PedidosYa o el propio dLocal, es indispensable “pensarlos globalmente”. Esa fue la palanca histórica para la producción uruguaya de bienes y también lo es para la generación de servicios.

Además, la inserción externa ayuda a entender dónde realmente hay una oportunidad de innovar y producir algo diferenciado. La industria global de pagos, en la que está dLocal es, obviamente, muy competitiva. Sin embargo, los uruguayos entendieron que había un nicho para procesarlos en mercados emergentes de alto potencial, como Brasil o Chile, que conocían mejor que otros competidores.

La mayor globalización de Uruguay destaca justamente entre las causas macro, cual política de Estado. Pero hay otros factores como la liberalización de ciertos sectores, la calidad de los ingenieros uruguayos, sus necesidades e impulsos para emprender, la mayor (mejor) oferta educativa en estas áreas desde hace 35 años, las zonas francas y la creciente densidad de proyectos.

En cuanto a las consecuencias de este hito, las principales pasan probablemente por el gran impulso al ecosistema emprendedor y el mayor posicionamiento de la marca “Uruguay”. Como ocurrió en el fútbol desde fines de los ’80, el propio éxito e inserción externa de los jugadores se convierten en los incentivos más poderosos para el desarrollo de las siguientes generaciones, quienes encuentran puertas menos cerradas.

Por último, hay algunas lecciones relativas al financiamiento, la importancia del networking global, la neutralidad de las políticas y los contenidos educativos a promover.

Primera lección: con un buen proyecto y perseverancia, “la plata está”. Si bien en primerísimas etapas los recursos suelen pueden provenir de “family, friends and fools” (FFF), a medida que el emprendimiento se va consolidando, la escasez de financiamiento no debería ser una restricción.

Es clave orientarse hacia fuentes globales, las que ?por escala y diversificación? pueden poner “un huevito” en una “canastita” y además contribuir en otras dimensiones. Los socios externos aportan capital financiero, pero también vínculos comerciales, conocimiento, tecnología e innovación.

Segunda: queda claro la importancia de generar redes de contactos globales e interacciones permanentes con el mundo. Las tienen los socios de dLocal y también su staff. Urge intensificarlas a nivel gubernamental, empresarial y universitario. La diáspora uruguaya tiene mucho para aportar en esta dirección.

Tercera: el Estado debe concentrarse en políticas que faciliten el desarrollo transversal de emprendimientos. Los burócratas de turno no tienen ventajas para identificar “ganadores y perdedores”, pero sí para crear condiciones generales que permitan impulsar proyectos realmente innovadores, con ventajas comparativas genuinas.

Finalmente, queda como lección para las políticas públicas, la oferta educativa y la ciudadanía en general, las habilidades a impulsar en este mundo del siglo XXI. “Hablar inglés ha sido clave en el desarrollo de dLocal”, me comentó Sergio Fogel. Pero además están las capacidades para programar, crear empresas, vender servicios e ideas, conectarse con el mundo, administrar financieramente los emprendimientos, adaptarse a entornos muy cambiantes y perseverar ante innumerables frustraciones.

También en esa dirección hay que reformar la educación, para que hitos parecidos a éste sean más frecuentes.

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