Aquel jueves de verano en Washington, a mediados de 2004 y tras una reunión con el FMI, Tabaré Vázquez terminó de sellar su pasaporte a la presidencia. Allí y entonces, comunicó que Danilo Astori sería el ministro de Economía y Finanzasen caso de ganar las elecciones.
Y las ganó y Astori fue ministro y fue un gobierno exitoso y reformista, que supo aprovechar el viento de cola del super ciclo de las materias primas para “saldar la deuda social” que se generó con la crisis de 2002 y para encaminar las primeras reformas. Luego, se dio aquello de que “segundas partes nunca fueron buenas”. La tercera, resultó peor todavía y se terminó perdiendo el gobierno.
Astori fue el líder del equipo de economistas del MEF, todos ellos más jóvenes y con buena formación. También fue el líder de su propio grupo político, senador y precandidato a la presidencia por el FA, siempre perdidoso, primero versus Tabaré Vázquez y luego frente a José Mujica.
Tuvo crisis en la interna del gobierno, siendo la más recordada la de la primera Ley de Presupuesto, cuando su renuncia fue revertida por intercesión de Mujica, por entonces su colega de Ganadería, Agricultura y Pesca.
Ganó y perdió muchas batallas internas. Cuando perdió, se allanó a la mayoría, para mi gusto sin hacer valer el carácter decisivo de sus bancas.
Supongo que además de designar a su equipo del MEF, también incidió en la designación de los sucesivos presidentes del BCU, pero es claro que no fue igual con la OPP, donde se conformó, durante la segunda presidencia del FA, un equipo paralelo, que le complicó la vida al MEF. En la entrevista que le hice para el Podcast Nominal de la UCU me confesó que ese período no fue el más feliz precisamente y que le dejó las cosas complicadas para cuando retornó al MEF en 2015.
¿A qué viene esta reseña? A que ahora estamos en un nuevo período de gobierno del FA, el primero sin Astori, y con la titularidad del MEF a cargo de Gabriel Oddone. De quien también anunciaron su eventual designación con suficiente antelación, siendo el único funcionario cuyo nombre fue confirmado antes de las elecciones.
“It´s the economy, stupid”.
Al igual que pasó con Astori, a Oddone lo fueron a buscar porque era, sin dudas, el mejor candidato para el cargo: era quien mayor confianza ofrecía al mercado, entre quienes eran frenteamplistas “de ley”. En su caso, frenteamplista desde la primera hora y un muy buen economista profesional con excelente reputación.
Pero hay varias diferencias entre Oddone y Astori. Oddone no es un político, no ha integrado listas ni ha sido candidato a posición alguna. Por lo tanto, tampoco tiene una bancada parlamentaria propia que lo respalde. Sin embargo, ha mostrado su carácter al proponer los nombres de todos los integrantes de la primera línea del equipo económico, que le fueron aceptados. Acá no habrá equipos paralelos. Oddone es un economista que viene de ejercer la profesión al más alto nivel, cosa que no ocurrió con Astori en su momento, que llegaba desde la política, desde el Senado.
También hay varias diferencias notorias entre el FA de hoy y el de 2005. Entonces había un líder indiscutido del FA, como lo hubo (aunque compartido) en 2010 y en 2015. Hoy no los hay. Posiblemente lo habrá al cabo de esta gestión de gobierno, pero todavía no. Vázquez llegó a nombrar varios ministros “propios”, sin representación sectorial, lo que daba muestras de su fortaleza. Ahora el gabinete es un reflejo fiel del caudal electoral sectorial.
He querido poner sobre la mesa todos los elementos anteriores para intentar entender los desmentidos sufridos por Oddone en el (demasiado extenso) período entre la elección y la asunción del gobierno.
Hubo dos muy contundentes, por su oportunidad y por la naturaleza de la materia tratada. Primero, dos días después de la elección, Oddone se refirió al tema de la seguridad social y sostuvo que la edad de retiro debería mantenerse en los 65 años (como surgió de la reforma aprobada en el gobierno de Lacalle Pou) y que el mojón de los 60 años podía ser válido para casos excepcionales, por la naturaleza de la actividad o de la situación de que se trate. En menos de 24 horas lo desmintió el entonces presidente electo Yamandú Orsi. Segundo, 10 días antes de la asunción del gobierno, Oddone explicó su idea de desindexar los salarios. Como en el caso anterior, en menos de 24 horas fue desmentido, esta vez por el inminente secretario de la Presidencia, Pacha Sánchez.
Para colmo, éste último no sólo reiteró lo que tres meses antes había dicho Orsi, sobre que el FA es un ámbito de personas libres y que por la tanto cada quien podría decir lo que quisiera (lo que no es válido para un gobierno), sino que, además, que se gobernará por medio del Consejo de Ministros.
Cada gobernante puede elegir la forma de gobernar que le plazca, pero para que un Consejo de Ministros sea el ámbito de decisiones de un gobierno, es conveniente que quien lo presida tenga un carácter singular y sea un líder indiscutido. De lo contrario, puede resultar complicado de gestionar.
Está claro que las ideas expuestas por Oddone y ninguneadas por los jerarcas referidos son acertadas. También es claro que no lucen muy frenteamplistas. Pero, volviendo a Astori, tampoco lucían muy frenteamplistas en 2005 el pago de la deuda pública, los acuerdos con el FMI y la alfombra roja desplegada para los inversores extranjeros, entre otras.
Convengamos que frente a esas políticas de Astori, lo de la edad de jubilación y la desindexación salarial son charamusca. Por lo que cabe esperar que las cosas no serán fáciles para Oddone, al que, de hecho, las dos mayores autoridades del nuevo gobierno, le marcaron la cancha en el vestuario, antes de asomar por el túnel del estadio.
Esperemos que el novel ministro esté a tiempo de marcar, él mismo, la cancha en la que habrá de jugar el partido, de modo que pueda jugarlo como sabe hacerlo.