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Argentina se encamina a una crisis económica que supera las vividas en los siglos XX y XXI

¿Quién invierte en un país en el que el gobierno les manda la patota sindical a los empresarios para controlarle los precios?

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Destino inexorable de Argentina
Getty Images

Roberto Cachanosky

Con el mercado de cambios blue fuera de control, el Ministro de Economía Sergio Massa, en un discurso de cinco minutos, anunció que el tesoro, vía el BCRA, salía a recomprar bonos en moneda extranjera por un monto de US$ 1.000 millones, comenzando el miércoles 18 con una compra por US$ 300 millones.

El argumento fue que, como el riesgo país viene bajando, si el Tesoro sale a recomprar más bonos, en este caso 2029 y 2030, sube el bono, baja el riesgo país y las empresas tienen acceso al crédito internacional.

En primer lugar, desde que llegó Massa a Economía, el riesgo país bajó solo 563 puntos básicos. De 2444 a 1881 puntos básicos. La nada misma.

Pero dejando de lado la baja del riesgo país, hay otros varios puntos a considerar sobre esta medida insólita que anunció Massa.

En primer lugar, el stock de deuda en bonos denominados en moneda extranjera al 31 de diciembre pasado sumaba US$ 173.878 millones, así que Massa pretende bajar el riesgo país comprando el 0,6% del stock de deuda en bonos públicos en moneda extranjera. Luce poco serio. Puede ser que transitoriamente eso ocurra, pero no sería sostenible en el tiempo.

En segundo lugar, por más que baje el riesgo país, las empresas no van a tener acceso al mercado de créditos por el cepo imperante y tampoco es imaginable que alguien vaya a tomar deuda externa para hundir una inversión en la Argentina. Es más, el argumento es muy ridículo, porque en el mismo momento que Massa dice que con esta medida le facilita el acceso al crédito a las empresas, manda a la patota sindical y piquetera a controlar los precios en los supermercados. ¿Quién invierte en un país en el que el gobierno les manda la patota sindical a los empresarios para controlarle los precios?

Por otro lado, según el relato del gobierno, los dólares son para producir, es decir, comprar insumos para la producción, pero resulta que parte de las escasas reservas netas que tiene el BCRA ahora las usan para comprar bonos que vencen en 2029 y 2030, cuando falta 7 años para su vencimiento. Podrían haber cancelado otros bonos con vencimiento en este año.

En términos especulativos, uno podría suponer que alguien con información compró bonos 2029 y 2030 antes de los anuncios e hizo la diferencia, porque resulta bastante difícil entender esta maniobra del ministro en su lógica económica.

Es más, por un lado, dice que baja el costo del endeudamiento comprando bonos (sube el valor nominal y se reduce la TIR del bono) y, al mismo tiempo, el BCRA sube la tasa de interés de los pases pasivos. Baja una tasa y sube la otra. Bastante inconsistente el discurso.

Desde que asumió Alberto Fernández, además del aumento de impuestos y de la emisión monetaria, el gobierno aumentó la deuda en el equivalente a US$ 117.864 millones al tipo de cambio oficial, incluyendo la deuda del BCRA.

Sin incluir la deuda del Central, Macrí incrementó la deuda del tesoro en US$ 90.597 millones y Alberto Fernández lleva acumulado en 3 años un aumento de US$ 78.813 millones. El rescate de deuda por US$ 1.000 millones equivale al 0,8% del total de aumento de la deuda durante el gobierno de Alberto Fernández.

La brecha cambiaria entre el blue y el oficial se mantiene en el 100%. Cuando asumió Massa, la brecha cambiaria era del 109% y al momento de redactar esta nota está en casi en el 100%. O sea que logró un impacto inicial de baja de la brecha, pero ahora se le está disparando nuevamente, reflejando la desconfianza en la política económica y la fuerte emisión monetaria que hizo el BCRA en diciembre, y en los primeros 12 días de enero el promedio de la base monetaria creció el 9,3% respecto al promedio de diciembre, un verdadero festival de emisión monetaria.

Comparando el blue de hoy con el de un año atrás, aumentó 78,7% contra una inflación del 95%; si el blue corriese igual que la inflación debería estar superando los $ 400.

Justamente, la semana pasada el gobierno festejó que la inflación, según el IPC, no llegó a los 3 dígitos anuales. Es cierto, aunque hay que destacar que siguen el retraso tarifario y del tipo de cambio real. Pero, además, la Canasta Básica Alimentaria que mide el nivel de indigencia aumentó el 103% en 2022 y la Canasta Básica Total, que mide la pobreza, creció el 100%. O sea, ambas son de 3 dígitos anuales.

De todas formas, aun tomando el 95% de aumento del IPC, hay que remontarse hasta 1991 para encontrar una inflación de la misma envergadura.

La desesperación del gobierno por controlar los precios luce claramente como un indicador de preocupación del gobierno por la evolución de la inflación.

En síntesis, lejos de tener controlada la inflación, la emisión monetaria de diciembre y enero muestran que difícilmente puedan frenarla a fuerza de controles. Recordemos que ya lo intentaron antes mandando a los de La Cámpora a controlar. En otro momento fueron agentes de la AFIP. Luego hicieron un acuerdo con los intendentes y ahora con los camioneros y piqueteros. Siempre fracasaron los controles de precios aún antes de Diocleciano en el 300 DC.

La desconfianza en el peso impide ponerle un techo al blue e incluso a la inflación. Enero está siendo muy complicado para el gobierno, pero cuidado con febrero que puede ser peor.

Argentina se encamina a una crisis económica de una envergadura superior a las que vivimos en el siglo XX y el XXI. Es tal la distorsión de precios relativos, endeudamiento público, nivel de gasto público y endeudamiento del BCRA, que se juntarán varias crisis de las ocurridas en el pasado. El próximo gobierno tendrá que tener un plan muy consistente para superar la catastrófica herencia que deja el kirchnerismo.

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