Para el asesor en inversiones Walter Morales, CEO de WISE Capital de Argentina, el tipo de cambio en su país debería ubicarse entre 1.800 y 2.000 pesos por dólar. Al advertir sobre lo que calificó como “atraso cambiario”, reconoció que eliminar la brecha puede traer consigo un traslado a precios. Sin embargo, el especialista sostiene que “una vez que se ganó la elección”, el gobierno “tendrá que empezar a liberar el acceso al mercado cambiario para las empresas, que es el punto más fuerte”. Morales ubicó como “la señal más importante post elecciones” a la baja del riesgo país, “que de mantenerse en esa tendencia, podría permitir salir al mercado de deuda quizás en diciembre”, subrayó. Si bien el fuerte resultado electoral a favor de La Libertad Avanza en las legislativas contó con respaldo de sectores “que no la están pasando bien”, hay que empezar a generar medidas, hace falta un plan” para los primeros meses del año que viene, que le permita a la gente “empezar a sacar la cabeza del agua”. A continuación, un resumen de la entrevista.
—¿Cuál es la característica más importante de la economía argentina que se debe observar luego de la elección del 26-O?
—Lo más destacado es que el riesgo país está cayendo fuerte; si se ubica en torno a los 500 puntos, Argentina ya va a poder estar emitiendo deuda, y creo que ese es el objetivo de Milei y Caputo. Es el inicio para empezar a aumentar las reservas de manera temporal, e ir pagando la deuda a medida que vence, porque los mercados hoy lo que evalúan, es la solvencia de corto plazo. Diría que ese es el principal desafío.
Además, la soja en Chicago empezó a subir fuerte, ya está acercándose nuevamente a los 400 dólares la tonelada; si eso también se le da a Milei, en un escenario de estabilidad cambiaria, se empieza a acabar la especulación por parte del campo de cuál es el momento para liquidar la cosecha. Obviamente eso hay que sostenerlo en el tiempo y allí aparecen otros problemas. La actividad económica no está creciendo. Y cuando salga del estadio de recesión que tiene, van a aumentar las importaciones, por lo tanto, es muy importante que en lo previo empiece a generar divisas.
—Mantener el tipo de cambio fue el objetivo durante todo el periodo previo a la elección legislativa; ¿cuál es el escenario actual para el dólar?
—Se quemó mucho dinero tratando de mantener el dólar previo a las elecciones. En la previa electoral, nadie es devaluacionista, hay que evitarlo. El gobierno buscó que estuviera calmado el escenario cambiario. Ahora, una vez que ganó en la elección, tendrá que empezar a liberar el acceso al mercado cambiario para las empresas, que es el punto más fuerte.
Hoy, el dólar MEP, que es el dólar que se compra a través de la bolsa, y el dólar mayorista, que es por el cual se liquidan las exportaciones y se compra para importaciones, están muy próximos. Se acabó la brecha. Esperemos que se sostenga; de ser así, al gobierno le saldría bien la jugada de liberar el tipo de cambio ahora.
—¿Y qué debe pasar para que eso se sostenga?
—Lo primero que tiene que pasar es empezar a bajar las tasas de interés. O sea, el apretón monetario que se hizo para contener al tipo de cambio y gastar la menor cantidad de dólares posible, llevó a profundizar la recesión. Ahora, las acciones deben conducir a ir desarmando ese apretón monetario. Eso lleva a incrementar el consumo, que es el principal pilar también del crecimiento económico de Argentina. Pero también, esos pesos en la calle cuando se va aflojando el apretón monetario pueden irse al tipo de cambio.
—¿Y entonces?
—Entonces el gobierno, ahí, me animo a decir que va a tener que mostrarse firme, y yo creo que lo va a hacer. Quiero ver quién se le para enfrente al gobierno después de ese resultado electoral, que es un triunfo enorme, después de una gran paliza como ocurrió en la provincia de Buenos Aries.
No tiene la mayoría en el Congreso, pero lo deja en una posición de negociar y también, de ir en defensa de los vetos del Poder Ejecutivo.
Pasamos de un escenario de cero gobernabilidad a otro donde la gente, en medio de una situación económica mala, le dio su apoyo. Y si miramos de dónde vienen los votos, lo apoyó gente que no estoy seguro de que hace las cuatro comidas diarias. Ese es un apoyo muy fuerte que lo pone en una posición de gobernar con otra firmeza.
—¿Pero, cuál es el plan?
—No lo conocemos aún.
Hay algo en lo que yo creo que Milei se equivoca: cuando dice que él tiene que encargarse de la macro y después, las empresas, negociar entre ellas. En un país como la Argentina, donde hay más de un 30% de economía informal, no se puede dejar a lo que negocien las empresas, no se puede no controlar.
Por lo menos hasta desarmar esa enorme informalidad. No es “arreglo la macro”. Obviamente estoy de acuerdo que las soluciones en la micro no deben pasar por aumento del gasto público. Pero hay mucho que hacer por parte del Estado allí.
Hay que ver cuál es el plan económico que se va trae el gobierno entre manos. Yo soy de los que piensan que hay atraso cambiario y que un tipo de cambio racional estaría entre 1.800 y 2.000 pesos.
—Pero el gobierno no parece dispuesto a dejarlo ir hacia ese umbral…
—Sería un ajuste del 30%, aproximadamente. Si tomamos como referencia el pass-throug histórico de Argentina, un 45% digamos, tendríamos un impacto inflacionario de 12-13%. No es que se escapa la inflación, tampoco, y con eso generaría un tipo de cambio beneficioso para el exportador.
El gobierno no parece dispuesto a eso, por eso entiendo que tiene que haber medidas. ¿Cuál es el puente que llevará las cosas hasta más o menos abril del 2027? Porque se necesita llegar al inicio de la exportación de Vaca Muerta para tener el ingreso de dólares que cubra la demanda. Existen esos activos que van a aportar un montón de dólares y que van a llevar al tipo de cambio para abajo también.
—Volviendo a la actualidad: ¿hay oferta suficiente para sostener la apreciación del peso de estos días?
—Según. Podemos decir que el tipo de cambio está atrasado, lógicamente. Pero no debemos perder de vista que la apreciación desde febrero a hoy fue fenomenal, pasando de 1.100 a 1.500 por dólar. Y el gobierno no está llevando adelante acciones que impliquen que la cotización del dólar vaya la mitad a la banda cambiaria.
Milei decía que el dólar iba a estar al piso de la banda y eso no ocurrió; era bastante ilusorio. Pero no habla más de atraso cambiario.
—¿Hoy han asumido que el dólar está pegando en el techo y que se va a quedar ahí?
—Si vemos los pasivos monetarios corregidos, dividido por las reservas, me da 1.545. Así que si el tipo de cambio se ubica en 1.470, está bien. ¿En qué contexto estaría 1.545 o más alto? Si a Milei no le hubiera ido bien en las elecciones. El tema es cuánto aguanta. O sea, ganó las elecciones, vamos a tener financiamiento, hasta ahí estamos bien, pero la economía tiene que traccionar…
—Pero, ¿cuánto puede esperar ese ciudadano que votó a Milei a pesar de estar pasando por un mal momento?
—Estamos en noviembre, en un mes y medio vienen las fiestas. Después, vacaciones en enero y febrero. En marzo, se va a necesitar ver un resultado positivo. Hay mucha gente que está con el agua al cuello, alcanza con que baje un poco el nivel del agua para que esa señal sea bien recibida. Veremos…
La sociedad argentina es muy pendular: Hoy lo apoyaron, pero si no llegan las señales económicas a la gente, va a estar difícil.
—¿Estará en condiciones, el gobierno, de mostrarles algo distinto en la economía real para marzo?
—Tiene que lanzar un plan, tiene que haber medidas, no hay otra. Hoy tiene una economía maltrecha; hay superávit fiscal, tenemos superávit comercial, tenemos los famosos superávit gemelos, tenemos acuerdos hoy con Estados Unidos, estamos a la vuelta de la esquina de pensar, quizás para fin de año podría hacerse una emisión de deuda en el mercado internacional. Eso todo bien, pero necesitamos medidas para la gente, para que vuelva a estar bien, que consuma.
Este año Argentina va a crecer 4% o menos. Si hubiéramos mantenido el nivel en el que cerramos diciembre de 2024, solo por arrastre estadístico, tendríamos que haber crecido 4,9%. Y vamos a estar debajo de eso, como consecuencia de una fuerte caída a partir de junio y julio. El año que viene tiene que ser diferente. Por otra parte, en el empresariado hay una mayor confianza, pero no van a salir a inmolarse; para invertir en serio, quieren ver algo más de resultados.
—Volviendo al dólar, el gobierno parece tener la intención de mantener las bandas de flotación…
—Es un problema mantenerlas. Porque la banda sube el 1% mensual y la inflación es del 2%. O sea, rápidamente tienen que hacer algo para que baje el costo argentino porque está restando competitividad. Se está perdiendo alrededor de un punto porcentual de competitividad todos los meses, no es sostenible.
Se necesita cambiar ese esquema y para ello, se precisa recomponer un flujo de dólares real, no prestado. Estamos transitando esta etapa pero con el respirador conectado.
Milei vino a marcar otro camino, y hoy tenemos superávit fiscal. Bárbaro, el problema es que ese superávit fiscal genera necesidades y hoy la sociedad se lo está bancando, pero quiere ver resultados.
—Argentina para cumplir sus compromisos, debe recuperar reservas. ¿Es buen momento para eso?
—Debería hacerlo. Y si hay una forma también de ir inyectando algo de pesos en el mercado, haciendo que engrane la rueda económica, debería hacerlo.
Hasta el momento no lo hizo. Yo no sé si está pensando en salir a comprar o en salir a una colocación de deuda antes, aprovechando el derrumbe del riesgo país. Yo estimo que quizás en diciembre se pueda salir con una colocación de deuda, simbólica. Una colocación de 5.000 millones de dólares y estoy seguro que aparecen tres o cuatro bancos y la completan enseguida, porque lo requieren sus clientes. Podríamos pensar en una tasa de entre 9.5 y 11 puntos básicos. Hay que ver los plazos…
—Argentina tiene unos 20.000 millones de dólares de vencimientos el año que viene; ¿es una amenaza?
—No tanto para 2026. Se van a tener que reponer reservas para ello, porque parte de los vencimientos son Bopreales, o sea deuda del Banco Central. Del total de vencimientos, en realidad buena parte de ello son préstamos con organismos multilaterales, por lo que se puede renovar. El problema está centrado en unos 7-8.000 millones de dólares que representan vencimientos de títulos públicos.
El problema con los vencimientos comenzaría en 2027, aunque hay que ver cómo está la economía en ese momento, si se respira continuidad de la administración Milei, en año de elecciones presidenciales, también cómo le fue en el Congreso con el avance de las reformas laboral y fiscal, que son fundamentales para esta administración.