Agenda permanente del gobierno: más allá de los avatares de la política

Luis Lacalle Pou y Álvaro Delgado. Foto: Leonardo Mainé.
Alvaro Delgado, Luis Lacalle Pou y Rodrigo Ferres - Reunion del Consejo de Ministros para iniciar la discusion presupuestal, en la Torre Ejecutiva en Montevideo, ND 20200610, foto Leonardo Maine - Archivo El Pais
Leonardo Maine/Archivo El Pais

OPINIÓN

Como era de esperar, el referéndum sobre la LUC concentra la atención de la ciudadanía en lo que resta del primer trimestre del año.

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Como era de esperar, el referéndum sobre la LUC concentra la atención de la ciudadanía en lo que resta del primer trimestre del año.

Ambas posiciones en pugna se juegan mucho en su resultado, pues en un caso, si el No triunfa, consolida una gestión de gobierno que muestra buen desempeño, pero que necesita aún instrumentar la reforma de la Seguridad Social, perfeccionar la inserción internacional y manejar la macroeconomía dentro de un marco internacional y regional complejo.

En las antípodas, el triunfo del Sí, fortificará a la oposición, al dotarla de una palanca política con capacidad de influir en la gestión futura del gobierno. En pocas palabras, se está jugando mucho más que la eventual derogación de 135 artículos y sus efectos posteriores. Es la búsqueda de un hecho político, que para sus proponentes tiene la expectativa que deriven en la acumulación de factores que habilitan a la izquierda a recuperar el gobierno. Un hecho alentado por el resultado electoral reciente en Chile, y el retorno de Lula a la escena política de Brasil.

Por tanto, el referéndum tiene las características de una elección de medio término cuyo resultado tendrá implicancias para el futuro del país.
En este compás de espera, la situación regional seguirá siendo la gran interrogante. La buena noticia, es que Argentina ha decidido, a pesar de lo tortuoso del procedimiento, acercarse al FMI y evitar el escenario más desfavorable de un default. Aunque lo nieguen, ha comenzado el tránsito hacia la consolidación fiscal usando a la inflación como mecanismo de rebaja del gasto en términos reales. Es decir, aplicando el instrumento más nocivo para quienes tienen ingresos fijos (empleados y jubilados) y trabajan en el sector informal, al hacer que el peso del ajuste recaiga sobre los más vulnerables. Según la información disponible, la secuencia más estricta del ajuste comenzará dentro de dos años, lo cual le da espacio al gobierno actual para correr la arruga sin entrar en default y le deja al próximo el grueso de la tarea. De todos modos, el programa a acordarse tendrá la característica de un Stand By con cumplimiento de metas trimestrales para autorizar desembolsos tanto del FMI, como del resto de los organismos multilaterales relevantes (Banco Mundial, BID). Asimismo, China y Rusia exigirán estar al día con el programa del FMI para efectivizar sus desembolsos hacia Argentina. Y por un hecho de práctica corriente, los inversores extranjeros también toman en cuenta el cumplimiento de lo acordado con el prestamista de última instancia de escala global.
Al momento, más no se puede decir, salvo que se está evitando un default. Por tanto, se dio un paso en la dirección correcta, pero recién se está en el comienzo de un largo camino que tendrá sus vericuetos.

A todo esto, Brasil ha entrado en un ciclo preelectoral, donde no son esperables acciones drásticas ni en lo fiscal ni en la apertura comercial. Más aún, las declaraciones son contradictorias donde parece debilitarse la postura aperturista del ministro Guedes a favor del status quo proteccionista encaramado en Itamaratí, afín al lobby paulista. En paralelo, ante el rebrote de la inflación, el banco central está adoptando una postura agresiva de suba de las tasas de interés de referencia llevándolas a niveles nominales superiores al 10%, con el objetivo de deprimir la demanda interna y encauzar la inflación dentro de su rango meta. Es la postura tradicional que reina en todas las administraciones, independientemente de su signo político, ante el resurgimiento de embates inflacionarios. Su resultado en el corto plazo, es sacrificar crecimiento que deriva en menor demanda de importaciones.

Uno de sus efectos será derramar presiones deflacionarias sobre el resto de la región, que están atemperados por el fortalecimiento que muestra la cotización internacional de los alimentos, principalmente los granos y la carne. Se trata de un hecho positivo transversal que afecta positivamente a todos sus integrantes y que ciertamente disminuye las penurias de un presente complejo.

El hecho principal en el resto del mundo occidental desarrollado es que la persistencia y nivel elevado alcanzado por la inflación , ha convencido a sus bancos centrales que llegó el momento de revertir la política monetaria expansiva.

Estados Unidos y la UE no han precisado aún los mojones concretos de subas de tasas, pero sí el derrotero futuro que llevará a su fin a un periodo extraordinario de la economía mundial. Por tanto estamos en los comienzos del fin del financiamiento barato.

China en tanto, en un camino prescindente de los avatares del mundo occidental, salvo en lo que atiene a consolidarse como la usina de consumo más relevante a escala global.

Con este entramado de realidades regionales y mundiales complejas, Uruguay necesita consolidar tres pilares básicos superado el evento donde se plebiscita la derogación parcial de la LUC. En primer lugar, la consolidación fiscal sigue siendo un factor preponderante, pues ahí se juega la inmunidad del país ante eventos regionales adversos. Además, es una de las vías para conducir a la inflación hacia su rango meta. Y por último, le saca presión a la apreciación del tipo de cambio real, al disminuir la oferta de dólares que el gobierno aporta cuando financia su déficit con deuda en moneda extranjera.

En segundo término, potenciar las fuentes del crecimiento mejorando las condiciones que incentiven la inversión, tanto en el ámbito estrictamente privado como en el público. Esto último, bajo formas de asociación con las empresas públicas o modalidades diferentes de concesiones de obra pública.

Por último, en el perfeccionamiento de la inserción internacional no se puede bajar los brazos. Es difícil detectar a priori si la complejidad de la situación regional juega a favor o en contra para avanzar individualmente o en bloque en la materia. Aunque es para tener en cuenta, no puede convertirse en un impedimento que nos haga cejar en el intento.

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