Uruguayo fue dos veces plata en el mundial de nado de aguas heladas

Es la segunda experiencia internacional de Sergio Bianchini; el año pasado había conseguido medalla de bronce

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Sergio Bianchini en Estonia

Entre una ceremonia por dos medallas de plata y otra ceremonia por una medalla de bronce y fotos con sus primeros admiradores, Sergio Bianchini relata a Domingo los buenos resultados que obtuvo en el campeonato mundial de natación de hielo (o de aguas heladas), organizado por la Winter Swimming Word Championship, que se disputó esta semana en Estonia. Estos logros conseguidos en las carreras por 100, 200 y 50 metros, respectivamente, superan su actuación en 2023 -su debut mundialista-, cuando se alzó con el tercer puesto en su categoría (el año pasado, 55-59 años; este año, 60-64 años).

“Estoy satisfecho con la medalla de plata (de los 200 metros) pero no con mi actuación”, dice reconociendo que es muy autoexigente. Así cuenta lo que sucedió: “Perdí tres o cuatro segundos a la salida. Me penalicé solo”. Bianchini nadó los 200 metros en aguas que estaban a 1,6 grados en 3 minutos 2 segundos. El vencedor, un local, puso 2 minutos 58 segundos.

En la carrera por los 100 metros quedó en segundo lugar con un tiempo de 1 minuto 16 segundos.

En la carrera por los 50 metros, Bianchini obtuvo la medalla de bronce al completar el recorrido en 34 segundos, cuatro segundos más que el nadador que se quedó con la presea de oro.

Al cierre de esta edición, el sanducero de nacimiento y residente en Suiza disfrutaba de un día de descanso antes de disputar su última carrera, la de los 100 metros. “Tengo la garra y la voy a seguir luchando para conseguir otro podio. Estoy metiendo codo”, relata.

Este campeonato mundial de la IISA comprende a 1.300 nadadores de 40 países. Tanto el año pasado como este, Bianchini es el único uruguayo.

"Hice tres podios. Estoy muy satisfecho por lo que dejo para mi país", afirma. Su deseo es que otros nadadores uruguayos se animen a participar de esta disciplina y disputar juntos los próximos mundiales. El siguiente se disputará en Italia.

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Sergio Bianchini, nadador de aguas heladas

La natación en hielo o en aguas heladas consiste en nadar en un agua (lagos, ríos, océanos o piscinas) con una temperatura máxima de 5°C sin ninguna ayuda para soportarla; es decir, el nadador solo puede usar un traje de baño estándar, un par de lentes y un gorro de silicona. No se permite usar traje de neopreno en una competencia oficial.

La temperatura se mide no más de 30 minutos antes del inicio de la prueba y se utilizan tres dispositivos.

El desafío no consiste solo en nadar una distancia determinada a la mayor velocidad posible, sino también en afrontar las duras condiciones, luchar contra el frío y superar los límites de la fuerza física y mental. Se considera que una prueba es de mayor riesgo si presenta al menos uno de los siguientes factores: la temperatura del agua es de 2°C o menos; la sensación térmica es de -15°C o menos; la distancia es superior a los dos kilómetros; o la altitud es de 2.440 metros.

Sin embargo, Bianchini ha estado en aguas al borde de la congelación por mucho más tiempo y dice que, si se entrena, es tolerable; pero la diferencia con una carrera de 100 o 200 metros es la velocidad por lo que no hay tiempo para acostumbrarse. “Ni siquiera sentís si estás braceando. Los últimos 150 metros los nadás por inercia, para salir y sobrevivir”, contaba a Domingo en una nota en el pasado enero.

El nadador dice que, por cuestiones de seguridad, una persona sin entrenamiento solo puede permanecer un minuto por cada grado de temperatura del agua. “Es sentirse vivo. Quedás todo el día con una energía increíble”, promete.

La prueba más extrema que completó hasta el momento fue darle la vuelta al lago Lemán (el mayor lago de Europa occidental, compartido entre Suiza y Francia). Ya lo había cruzado -aproximadamente 12 kilómetros- en 4 horas y 50 minutos, pero rodearlo implica nadar unos 170 kilómetros. La travesía la completó en 11 días -dos de ellos tuvo que esperar en tierra por una granizada que bajó aún más la temperatura del agua y lo obligó a usar neopreno- con periodos de nado de hasta ocho horas ininterrumpidas. Solo una vez se sintió mal. Había estado nadando dos horas con una temperatura de 12,3 grados pero tuvo que salir porque estaba padeciendo un principio de hipotermia.

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