DANIELA BLUTH
No son la familia real más mediática de Europa. Ni la más conflictiva o cuestionada. Ni siquiera la más excéntrica. Sin embargo, en los últimos años las princesas Victoria y Magdalena de Suecia han llevado a la casa real de ese país a la portada de diarios y revistas. No siempre con malas noticias, pero sí con algunos cuestionamientos, sea de dinero o de la forma de conducir sus vidas privadas, que por más íntimas que parezcan, suelen terminar siendo tema de dominio público. Es el precio de la fama, dicen.
Para los reyes Carlos Gustavo y Silvia el panorama se empezó a complicar cuando sus dos bellas niñas -también tienen un hijo varón, Carlos Felipe- se convirtieron en adolescentes. Es que su belleza es casi indiscutible y rápidamente pasaron a engrosar los rankings de las princesas más bellas del Viejo Continente, generalmente encabezado por Carlota de Mónaco, que si bien no es oficialmente princesa, en estos casos cuenta como si lo fuera. Luego empezaron los romances, algunos más fugaces que otros, después los compromisos, las rupturas inesperadas, las bodas, la descendencia... hasta llegar al día de hoy.
Victoria, la mayor y heredera al trono, logró sortear todos los obstáculos y casarse con su entrenador físico, Daniel Westling, con quien ya tiene una hija, la pequeña Estelle. La menor, Magdalena, sufrió un desengaño amoroso cuando se hicieron públicas las infidelidades de su prometido, el abogado Jonas Bergström. Decidió alejarse de todo y radicarse en Nueva York. Allí rehizo su vida y volvió a encontrar el amor, ahora de la mano del corredor de Bolsa Chris O`Neill.
LA MAYOR. Victoria nació el 14 de julio de 1977 y hoy es la única mujer en el mundo en la primera línea de sucesión a un trono. Eso, resulta bastante obvio, suma sobre sus hombros el peso de una gran responsabilidad. Y sobre ella estaban puestas todas las miradas cuando se le ocurrió elegir príncipe consorte. Resulta que el favorecido era real, pero no de la realeza. Socio en un gimnasio de Estocolmo, Westling se topó con Victoria justamente en una de sus clases.
De él, se dice que es un hombre con suerte. Según un artículo publicado en El País de Madrid en 2004, el gimnasio Master Training aumentó sus ganancias en 365% desde que la relación con la princesa se hizo pública. El local, conocido popularmente como "el gimnasio de Victoria" o "de la familia real" tenía una tarjeta anual de socio que costaba en aquel entonces 1.400 euros, pero además, para ser miembro no bastaba con ser económicamente solvente, sino que el aspirante debía ser presentado por otro usuario que acreditara su "honorabilidad".
Proveniente de una familia común de clase media y sin estudios universitarios, Westling no fue bien visto en el seno de la familia real sueca. El noviazgo tuvo más de un impasse, pero finalmente la boda se concretó el 19 de junio de 2010. Antes de ello, el novio tuvo que sortear una instancia complicada: un curso de una "escuela de estilo" para poder estar en condiciones de afrontar su papel de esposo de la futura reina. La encargada de tal empresa fue una consultora de relaciones públicas que, según se publicó en la prensa local, logró que Daniel aprobara y se convirtiera en un "fino cortesano".
Algunas crónicas posteriores a la boda señalaron que ese día Westling dio un discurso en el que "agradeció" a su suegro por haberles hecho las cosas difíciles, con lo que logró que el amor se volviera más fuerte. Con sus palabras emocionó a muchos de los invitados y generó lágrimas en su flamante esposa.
El 23 de febrero de 2012 nació la primogénita de Victoria y Daniel, Estelle Silvia Ewa Mary y todo volvió a ser color de rosa en la casa real sueca.
LA MENOR. Al menos en los primeros 25 años de su vida, para Magdalena las cosas fueron más sencillas. Nació el 10 de junio de 1982, cuando la polémica sobre si una mujer podía heredar el trono ya estaba superada. Además, a ella ya no le correspondían tales menesteres. Magdalena podía dedicarse a estudiar idiomas, practicar equitación y formarse en cuanta disciplina artística se cruzara por su camino. Hizo etnología, arquitectura y diseño de interiores.
La vida comenzó a endurecerse cuando el amor tocó a su puerta. La blonda princesa se ennovió con Bergström en 2002 y se comprometieron en agosto de 2009, pero en abril de 2010 la casa real sueca anunció la ruptura del compromiso. No habría boda. Al parecer, el joven era un infiel irremediable. La cuestión salió a la luz tras un amorío con una famosa modelo.
Magdalena y su corazón roto volaron a Nueva York, donde la princesa se radicó y trató de rehacer su vida dedicándose de lleno a la filantropía. Además de cumplir con actos protocolares y galas de beneficencia, trabaja para la ONG World Childhood Foundation, fundada y presidida por su madre.
Sin embargo, este paso al costado de la vida palaciega tampoco le fue fácil. A fines de 2011 surgieron varias voces que cuestionaron su estancia en la Gran Manzana, acusándola de llevar un alto nivel de vida a costa de los dineros públicos. Ella, como buena princesa, salió públicamente a dar explicaciones. "Me duele que se diga que vivo una vida de lujo en Nueva York y que no hago otra cosa que ir de compras y de restaurantes. Tengo mi trabajo en la fundación y represento a Suecia cuando se me pide", dijo a la revista Hola!
Pese a esos vaivenes recientes, el año 2012 arrancó con buenas noticias para las hermanas. La llegada de Estelle a la familia y el hecho de que Magdalena tenga un nuevo novio (O`Neill) recuperaron las sonrisas que, por momentos, habían faltado a la cita.
Las mujeres al poder... y al trono
Cuando nació la princesa Victoria, en 1977, regía en Suecia la llamada Ley Sálica, que impedía que una mujer heredara el trono. Tras una larga polémica, en 1980, y con una fuerte presión de los grupos feministas ante el Parlamento, se logró reformar la Constitución, aboliendo la Ley Sálica y aprobando una Ley Cognática, que establece que el primer hijo del rey es el heredero al trono sin importar el sexo.
¿Quién paga la vida de la princesa en Nueva York?
Tras la sonada y polémica ruptura con su prometido, en 2010, Magdalena se refugió en el anonimato que le dio Nueva York. Sin embargo, tuvo que dar explicaciones sobre quién financiaba su estadía en la ciudad más cosmopolita. "Cuando represento a Suecia se pagan los viajes y otros costes de ese tipo. Mi estancia la pago con medios privados. Y no tengo ningún sueldo en la fundación", aclaró.