Sushi en bandeja femenina

IGNACIO QUARTINO

La mesa está servida. No son fuentes ni platos. Ni muñecos de cera del Madame Tussauds. Créase o no, son personas de carne y hueso pintadas de pies a cabeza cubiertas por más de 80 piezas de sushi. Muy loco ¿no?

Los entendidos sostienen que es tendencia pura. Se llama sushi alive y es algo más que un plato de comida oriental: puede ser decoración, arte, buen o mal gusto (depende de los ojos de quien lo mire), pero nadie se animaría a negar que el simple hecho de presenciarlo es una experiencia diferente.

En restoranes top de Estados Unidos, Londres y España causa furor. Sin embargo, la onda de servir sushi de un cuerpo femenino o masculino semidesnudo con dibujos realizados en base a pintura ecológica no es nuevo en Uruguay. El Conrad organiza cenas con sushi alive desde hace más de seis años por iniciativa de Gonzalo Güelman, actual jefe del departamento de cocina y bebidas del hotel.

Güelman descubrió el sushi alive en el Buddha-Bar de París, un referente de la movida nocturna europea donde es común encontrar extravagancias de esta naturaleza.

Fascinado por la experiencia, Güelman planteó al hotel la posibilidad de organizar un evento con similares características. Lógicamente, no fue fácil convencer a sus jefes. La propuesta sonaba muy alocada pero con profesionalismo y convicción defendió su idea hasta que en 1999 la llevó adelante en un tributo a la disco Estudio 54. El sushi-alive causó sensación entre los invitados.

De ahí en más, el cinco estrellas esteño repitió ese evento en cinco ocasiones más. "Pocos pero buenos. La idea es que no pierda su magia", justifica el especialista. La última fue en agosto pasado, en oportunidad de la noche Hot que el hotel organizó para clientes del casino.

Más allá de opiniones encontradas, en torno a estos eventos cargados de glamour hay horas de trabajo del sushiman, del artista y de los modelos, quienes se prestan a mantener una misma pose durante los noventa minutos que dura este banquete tan particular.

HIGIENE. Entre las críticas que existen en torno a esta tendencia, la más común es la que califica al sushi alive como antihigiénico. Mucha gente no ve con buenos ojos que ochenta piezas de pescado reposen en todas partes de un cuerpo que, además, está pintado.

Por ese motivo, Güelman Ross explica con insistencia que la pintura que "viste" a los modelos es ecológica. Además, los maniquíes humanos deben estar totalmente depilados, salvo en la cabeza y en los genitales donde es obligatorio utilizar prendas de látex.

Las piezas de sushi se elaboran minutos antes del banquete por dos sushigirls uruguayas de raíces japonesas para que el producto no pierda frescura. Cumpliendo con esos requisitos, el invitado puede disfrutar el sushi alive sin problemas. Si le causa impresión, puede abstenerse de probarlo y observar el espectáculo desde afuera.

Independientemente de esos recaudos, los imprevistos abundan. Eso llevó a que los especialistas tomaran recaudos por lo vivido en experiencias anteriores. Por ejemplo, la primera vez comprobaron que el wasabi (una salsa verdosa para reanimar el paladar entre una pieza y otra) provoca alergia en los modelos. También es fundamental la temperatura. Nunca hay que colocar la mesa de los modelos debajo de un panel de aire acondicionado desencadenante de posibles resfríos del maniquí.

En ocasiones muy particulares, los modelos cuentan con suplentes para disminuir el margen de error en caso de malestar del titular.

Para Güelman Ross, los imprevistos disminuyen notoriamente si el sushi alive se practica con profesionales. Los modelos contratados están acostumbrados a posar para pintores. Se trata de personas especializadas en técnicas de movimientos corporales y relajación. De hecho, media hora antes del evento, ellos son sometidos a sesiones de yoga para mantener la concentración durante las casi tres horas que permanecen recostados en la mesa.

AROMINIA. El show consta de dos etapas. La primera consiste en la colocación de 80 piezas, donde el sushiman le explica al modelo suavemente al oído en qué parte del cuerpo coloca las piezas de pescado que se encuentran a baja temperatura. "Tiene que darse dentro de un entorno de armonía, a media luz, para que el modelo se sienta lo más cómodo posible", explica el director de alimentos y bebidas del Conrad.

Una vez logrado el entorno, el su-shi alive queda al servicio del público durante hora y media, al que se los invita a degustar de nigiris y nori makis, siempre en son de paz.

De hecho, la discreción es fundamental para que la experiencia sea un éxito. "El sushi alive no puede ser el foco de atención. Tiene que haber otra actividad paralela para que el grueso del público se concentre allí", agregó Güelman Ross. El especialista sostiene que el momento de levantar la mesa no debe ser presenciada por el público. Por una cuestión de buen gusto.

Gonzalo Güelman Ross, director de alimentos de Conrad Resort y Casino, confiesa que más de una vez pasó por su cabeza la idea de organizar un sushi alive con pintores y modelos famosos. En un principio pensó en vedettes del momento para ofrecer sus esculturales cuerpos desnudos pero pintados en donde reposaran las piezas de sushi, mientras que un artista con experiencia en body painting como Carlos Páez Vilaró podía ser tentado para pintar las figuras. Así el combo sería completo. Sin embargo, la iniciativa nunca llegó a concretarse por temor a que algunos invitados se propasaran con las chicas.

"Los zarpes no están permitidos en este tipo de prácticas", explicó Güelman Ross, ya que desvirtuaría la esencia del sushi alive que es mantener un ambiente de armonía y paz.

De hecho, el jefe de alimentos del hotel recibió propuestas de grandes magnates que quedaron fascinados con el banquete y que ofrecieron sumas abultadas de dinero por eventos de similares características. La mayoría fueron rechazados porque el perfil del público invitado "no daba" para generar un ambiente propicio.