Ignacio Quartino
En Uruguay están los planchas, en Estados Unidos los raperos y en Argentina, los rollingas. Si bien no existe una definición de la Real Academia Española, rollinga sería algo así como una tribu urbana de Buenos Aires, que involucra a jóvenes adolescentes que suelen lucir jardinerito de jean gastado, flequillo, championes de tela, un pañuelito en el cuello y la remera, generalmente negra, con la lengua gigante que, sumada a una actitud rebelde y contestataria, se asocia con el Mick Jagger de las décadas 70 y 80. Épocas en las que el artista no disimulaba su simpatía por el demonio, las drogas y el rockn roll.
Pasaron más de tres generaciones, Jagger ya no se viste más de chico malo —todo lo contrario— sino que cada día se parece más a un lord y, sin embargo, en Argentina gran parte del sector juvenil medio bajo de la sociedad porteña se empeña en estereotiparlo tal y como era antes. También idolatran a los otros tres integrantes de los Rolling Stones que visitarán por tercera vez Argentina en 11 años. Y otra vez, los rollingas estarán de fiesta.
Para el sociólogo argentino Víctor Lennarduzzi, los rollingas son un sector de "no excluidos, pero que tienen dificultades de integración con respecto a otros grupos sociales". El especialista sostiene que estos jóvenes —y no tanto— tienen actitudes y prácticas propias, con una estética que demuestra cierto descuido.
Es decir, salvo el día en que se pusieron a la venta las entradas para los shows del 21 y 23 de febrero, cuando debió hacer entre seis y siete horas de cola para obtener su boleto, el rollinga-tipo suele hacer "el aguante, pasa el día en la plaza del barrio y pide un peso para la cerveza a algún transeúnte que pasea cerca suyo. Si le contestan que no, ni se inmuta". Por eso, para Lenarduzzi, los rollingas son cultores del look "no me importa".
ROLLING 79. Marcelo Quatraro es el creador del portal rollingmania.com, un sitio que nuclea a fanáticos Stones de todas partes del mundo. De acuerdo a su criterio, "en Argentina, la etapa del amor con los Stones tiene distintas vertientes. Cuando sos joven querés ser loco y rebelde como Jagger. ¡Amás a Jagger! Pero cuando vas creciendo te das cuenta que el verdadero Stone, por su estilo de vida, es Keith Richards. Sin embargo, es cierto que cuando sos chico lo primero es la pinta. Yo ya pasé esa etapa y además no tengo flequillo", explica Quatraro mientras señala su corte rapado a máquina.
Pese a no tener la pose Stone, ni el comentado flequillo, Quatraro, a sus 40 años, trata de interpretar la inexplicable pasión Stone en Argentina. Tan inexplicable que este fanático todavía no entiende cómo los rollingas se identifican con un jardinerito: "No hay una sola foto de Jagger luciendo esa prenda", sostiene sorprendido. Tampoco comprende por qué la remera que dice Rolling Stones con un número 79 gigante dibujado en el frente tiene tanta aceptación entre los argentinos. "No hay una explicación lógica a esa camiseta. Un tipo cualquiera la diseñó y después vendió como loco, nada más, porque los Stones no hicieron ni giras ni discos durante ese año", señaló.
Los Rolling Stones traspasaron la frontera de lo musical en Buenos Aires. Así, el fanatismo por este grupo se trasladó al barrio y después al fútbol (de hecho, uno de los principales sectores de la hinchada de Racing se autodenominó los Racing Stones) para volverse tan popular como el tango porteño.
Nadie duda de que existe una cultura Stone en Argentina, sobre todo si se considera que hay al menos tres generaciones que serían capaces de quitarse la remera en la cancha de River y revolearla mientras suenan clásicos como Satisfaction y Start me up.
Bebe Contepomi, conductor del programa La Viola (en Uruguay se puede ver en el canal de cable Todo Noticias), coincide con Quatraro en lo que refiere a la afamada cultura Stone argentina y arriesga una teoría sobre esta pasión de multitudes. "Puede ser graciosa —se ataja el Bebe—. Creo que los Rolling son grandes en todo el mundo, pero en Argentina hubo una cosa muy particular que sucedió en los ’80, con la aparición de los Ratones Paranoicos (una banda argentina con perfil muy similar al grupo inglés) que llevaron la música Stone a sectores de la sociedad donde antes no llegaba".
Los números de esta pasión le dan la razón a Contepomi: Buenos Aires es una de las pocas ciudades del mundo en la que los Stones hicieron más de cinco shows seguidos en un solo tour con un promedio de 60.000 personas por recital, mientras que en Santiago de Chile bastó con un solo show para saciar el apetito musical de los fanáticos trasandinos.
AMOR MUTUO. Ya sea por los promotores locales o los estereotipos que se transmiten de una generación a otra, los Stones son amados por los argentinos. Y ellos lo saben. Quatraro, que se define como un permanente buscador de noticias de la historia de la banda, tiene presentes algunas frases de los Stones en conferencias de prensa brindadas en otras partes del mundo. "En 2002, cuatro años después de visitar Argentina, Jagger dio una nota en España en la que dijo que el grito ole-ole-ole, lo hacia acordar a lo que vivió en los shows de Argentina". De hecho, no solo Jagger, el resto de los integrantes de la banda pidieron fotos detrás del escenario mientras tocaron en Buenos Aires, recordó el fanático.
Contepomi, por su parte, tuvo un mano a mano con los Stones a fines del año pasado. Los entrevistó en el inicio de la actual gira y puede dar fe que el cariño que la banda tiene por el público argentino es diferente: "no es el caso de cualquier artista internacional que llega a Buenos Aires, que dice que ama el país, la ciudad y después se va a Venezuela y dice lo mismo. Tienen una conexión especial. Keith Richards me dijo que vino con el padre la última vez que estuvo en Argentina y que también se enamoró del país. Les sorprendió además que el público cantara hasta los solos de guitarra. ¡Ellos no pueden creer ese tipo cosas y les encanta!", sostuvo el periodista.
Pese a este idilio, que incluso supera viejos odios entre argentinos e ingleses, Quatraro tiene claro que la banda aplica al pie de la letra la frase "cuentas claras conservan la amistad". Si bien les gusta el público argentino, los Stones tocan en cualquier parte del mundo siempre y cuando haya dinero. Esa es la principal condición, si no no vienen. Los organizadores dicen que en Argentina no van a ganar dinero, pero tampoco van a perder nada. Ellos saben que es mucho más redituable hacer un show en un estadio de Estados Unidos para 20.000 personas, que uno en el Monumental para 60.000, indicó.
Faltan nueve días para la primera noche Stone en Buenos Aires y la expectativa del grupo y del público va en aumento. Miles de espectadores de todas partes del mundo preparan las valijas para presenciar este ritual tan especial entre Rolling y rollingas.
Además de los casi 4.000 uruguayos que cruzarán el charco para ver el recital, Quatraro aseguró que también vendrá gente de Paraguay, Chile y Perú. Incluso espera la llegada de espectadores de países que los Rolling ya incluyeron en esta gira como México, Brasil (harán un show gratuito el próximo sábado, en Río de Janeiro) y Estados Unidos. Incluso de Japón: sí, un grupo de japoneses, seducidos por los comentarios y videos de los recitales realizados en el estadio de River volaron 36 horas para ver a sus ídolos.
Mientras tanto, Quatraro dedica su tiempo libre en solucionar detalles de los futuros huéspedes. "De verdad, quiero que cuando se vayan de Argentina digan: ‘che, que bien te tratan los argentinos’, explicó. Por eso hace gestiones para conseguir alojamiento a aquellos fans que no tienen dinero para pagar el hotel o, si lo tienen, que les sirva para comprar una remera con la lengua característica del grupo pintada de celeste y blanco.
Además, como buen rioplatense, Quatraro prometió un asado gigante para quienes son habitué de los foros de su página web. Entre ellos, varios uruguayos están invitados.
LOS DETALLES DEL ESPECTACULO
Más allá de la expectativa que despierta la llegada de los Stones a Argentina, Marcelo Quatraro, creador del sitio rollingmania.com, tiene claro que la calidad del show que brindará su grupo favorito será "muy bueno pero no excelente", aunque advierte que debe ser vivido con el "corazón".
De acuerdo a lo investigado por Quatraro, el escenario será imponente, pero se modificará con relación a los shows que realizaron en Estados Unidos, en los que contaban con palcos reservados para 400 personas. El decorado se basará en vegetación y tendrá 60 metros de largo por 30 de ancho. Habrá un escenario B con forma de lengua (no tan grande como la que se pudo apreciar en la final del Super Bowl, el domingo pasado), donde solo habrá lugar para los cuatro integrantes de la banda; la pantalla tendrá forma convencional, pero una excelente definición.
El creador de rollingmania considera que un show excelente para presenciar será el de U2, que suenan en vivo como si fuera un CD y con una calidad superior a la banda inglesa. Los irlandeses tocarán en el Monumental de River el 1º y 2 de marzo.