MAGDALENA HERRERA
"Amputación del miembro inferior derecho", fue la sentencia médica que recibió Alicia Marenco, hace cuestión de tres o cuatro meses. La mujer de 51 años, madre de varios hijos, padece diabetes crónica lo que le provocó una úlcera en una de sus piernas, que parecía incurable. "Prácticamente ya estaba en el quirófano", señala uno de sus hijos, Franco Pablo Cetinic (23 años).
Frente al terrible diagnóstico, Alicia recurrió al Centro Hiperbárico del Grupo de Buceo y Salvamento de la Armada Nacional (Grubu), en el Puerto de Montevideo, donde existe una cámara que, según le habían comentado, podría ayudarla en su enfermedad. "Le salvó el pie... la estaban por amputar, y le salvó el pie. Fue la última opción", asegura su hijo.
Hace casi tres meses, Alicia Marenco comenzó su tratamiento, bajo la supervisión del director del Centro Hiperbárico, Dr. Gastón Verri. Allí fue absolutamente todos los días, durante ese lapso. Hoy no le deben mutilar el pie, según el diagnóstico médico.
Como Alicia, son muchos los pacientes que llegan en silla de ruedas y salen caminando. Basta con ir una mañana hasta el Puerto de Montevideo, para conversar con aquellos que aguardan ingresar en la Cámara Hiperbárica.
"Es justo señalar que cuando se habla de que vienen en silla de ruedas y salen caminando, se trata de personas con lesiones de pie diabético. No quiere decir que los parapléjicos lo logren, no", afirma Verri, mientras se le acerca una señora, que le da un paquete y le dice: "esto lo cociné para usted".
El médico no puede evitar emocionarse. Los más de veinte pacientes que aguardan en la sala de espera lo aplauden. Verri debe esconderse en su consultorio para que no vean su reacción. "Esto no es milagroso ni la panacea", señala bastante afectado, "pero realmente es muy efectivo e importante para la sociedad. No se lo podemos negar a nadie".
PATOLOGÍAS. Entre las enfermedades que pueden abordarse con la terapia hiperbárica, según la máxima autoridad internacional en el tema -la Undersea and Hiperbarical Medical Society- se encuentran la descomprensión y las embolias traumática y gaseosa (éstas son las que más afectan a los buzos), el pie diabético, las quemaduras, las lesiones posrádicas, algún caso particular de anemia aguda, la intoxicación con monóxido de carbono, lesiones ulceradas con insuficiencia de masa crónica, la gangrena gaseosa, la lepra, las infecciones micóticas refractarias, las isquemias traumáticas agudas, injertos de piel, heridas que no cicatrizan, entre 64 patologías aceptadas.
"Se debe tener claro que no sustituye los tratamientos quirúrgicos o antibióticos, sino que se integra a esas terapias", explica Gastón Verri, quien junto a un colega, presentaron en 2005, en un congreso internacional, un riguroso estudio pionero sobre los beneficios del tratamiento hiperbárico también en las neuropatologías metabólicas.
"Se trata de aquellas afecciones en las que el paciente no tiene toda la sensibilidad o motricidad en sus miembros, o en sus órganos viscerales. Son aquellas personas que dicen, `camino como si fuera en algodones`. Bueno, hemos comprobado que, con el tratamiento hiperbárico, muchos han mostrado mejorías sustanciales en su neuropatología metabólica. Se trata de una terapia preventiva, para no llegar en forma tardía con altos costos para la salud y para quien lo padece".
La Cámara Hiperbárica luce como una suerte de pequeño submarino, ovalado, con ojos de buey para que los médicos puedan realizar el seguimiento de los pacientes durante las sesiones.
En Uruguay existen tres: dos monoplaza (para un solo paciente) en los hospitales Militar y Español, y una multiplaza en el Grupo de Buceo y Salvamento de la Armada. "Creemos que es necesario la apertura de muchísimos más centros en el país, ya que se podrían evitar por lo menos dos amputaciones por semana. Obviamente que no sustituye el acto quirúrgico, en lo que tiene que ver con la cirugía vascular. Porque si el paciente no tiene vasos que nutran ese miembro, el oxígeno no va a llegar, por más disuelto que se esté mezclando", asegura Verri.
SANGRE OXIGENADA. Cuando el paciente ingresa a la cámara se le coloca una máscara que le oxigena el cuerpo. La cantidad de oxígeno disuelto en la sangre se incrementa, según el caso, y en algunos llega hasta 23 veces más que el que circula normalmente. Eso hace que, con la sangre más oxigenada, los tejidos se reparan en determinado período de tiempo. Las personas diabéticas (con lesiones en los miembros inferiores) o con problemas de cicatrización son quienes más recurren al tratamiento, porque es una forma efectiva de recuperar células y tejidos.
"Dentro, lo que se percibe es un leve aumento de la temperatura en el período compresivo y el sonido que produce la compresión. Una vez llegada la presión de tratamiento, los pacientes se colocan la máscara. Hay que tener la precaución de que cuando se comprime en la cámara, puede haber cierta molestia auditiva, que hay que acusarla de inmediato: tragar saliva, tomar un poco de agua, o hacer un bostezo en falso".
Existen ciertos efectos adversos, que aparecen en muy pocos pacientes. "Se dan en personas que tienen una susceptibilidad individual al oxígeno en hiperbaria. Son benignos, y ceden apenas se retira el agente. Uno de los efectos es como una suerte de convulsión, que sucede cuando el paciente se encuentra en la cámara. Se saca del recinto, e inmediatamente la persona reacciona normalmente. En otros casos, los efectos aparecen luego de 10 o 15 sesiones. El individuo siente como una opresión o falta de aire. Se suspende el tratamiento un par de días, y esa sensación desaparece. La incidencia de ambos casos es mínima: de un estadio Centenario lleno, una o dos personas", indica el médico.
Un paciente, con pie diabético, debe asistir a alrededor de 25 sesiones por lo menos para curar la lesión. Promedialmente, la persona debe estar una hora en la cámara. "Si bien están establecidas las pautas internacionales de la presión y el tiempo que demanda cada patología, se debe tener en cuenta que el mal está inserto en un determinado paciente. No se trata sólo de una enfermedad: tiene nombre y apellido. Se van modulando levemente las tabulaciones a favor de la persona, de manera que a variaciones de presión se puedan disminuir los tiempos en la cámara".
Uruguay tiene un prestigio ganado a nivel mundial. "¿Por qué? Porque para conocer de medicina hiperbárica, primero se debe ser un experto en la medicina subacuática. Y realmente en el país tenemos excelentes profesionales, que se han especializado en el exterior, que son consultados de otros países para que den su opinión sobre alguna patología determinada. Desde el punto de vista académico-médico, lo que se ha hecho es excelente, y reconocido internacionalmente. Además, contamos con tres centros que son excelentes, y enfermeros muy especializados en el tema".
Solidaridad. Hasta los propios buzos profesionales han quedado sorprendidos con la mejoría que han observado en ciertos pacientes. Y más de una vez han colaborado para ello. Nobleza obliga narrar que hace unos años, una niña de escasos recursos, trataba su lesión neurológica en la Cámara Hiperbárica del Puerto de Montevideo, en la que sólo se cobra al paciente el oxígeno que necesita para la terapia. En muchas ocasiones, los buzos se acercaban al director del Centro, para preguntarle cuánto se necesitaba para esa jornada. Y realizaban una colecta entre ellos.
También, a iniciativa del Grupo de Buceo y Salvamento de la Armada Nacional, es que el Dr. Gastón Verri junto a un colega, presentaron frente al Ministerio de Salud Pública del actual gobierno, un anteproyecto de ley, que daría un marco regulatorio a la utilización de las cámaras hiperbáricas. "Existe un vacío legal y también es cierto que, en ciertos casos, no estamos al día con las exigencias internacionales en el tema", señala Verri.
Ese documento fue enviado por la Ministra María Julia Muñoz al Parlamento y se encuentra en estudio en la Comisión de Salud del mismo. ¿Por qué también es importante el marco regulatorio? "Hoy entendemos que cuando un paciente ya tiene una lesión instaurada que pone en riesgo la viabilidad de su miembro es un fracaso en el sistema médico, con altos costos para la salud. El tratamiento hiperbárico podría ser preventivo en un país en que la medicina subacuática se encuentra en un nivel extraordinario, comparado internacionalmente".
Como ejemplo de la importancia de la medicina hiperbárica, basta señalar que en China en el año 2005 se instalaron 3.500 centros. "En cinco años se prepararon en ese país cinco mil médicos hiperbáricos. La medicina de acupuntura, milenaria, pasó a la actual y se extrapoló a la subacuática".
TESTIMONIO. Franco Pablo Cetinic observó como su madre, Alicia Marenco, mejoraba notoriamente de su pie derecho con la medicina hiperbárica. "Y pensar que le iban a amputar el pie", vuelve a decir el hijo, quien accedió a los ruegos de su madre de también tratarse en el Centro médico del Grupo de Buceo. "A los 9 o 10 años me apareció por primera vez soriasis, cuando falleció mi abuela, una situación que me angustió mucho. Dicen que es una enfermedad que mezcla lo psicológico con lo orgánico funcional. Pero, hacía como ocho años que no me aparecía hasta que mi madre tuvo todo este problema con el pie, y la posibilidad de que se lo amputaran. Tengo soriasis en un 20 o 30 por ciento del cuerpo. Apenas fui a unas pocas sesiones en la Cámara Hiperbárica del puerto, y ya noto la diferencia. Veo una mejoría, y que comienzan a desaparecer las escamas", confiesa el joven.
Debate a partir del fuego de Cromañón
Luego del fatal incendio desatado el 30 de diciembre de 2004, en la discoteca República Cromañón en Buenos Aires, se desató toda una polémica sobre porqué sólo 12 intoxicados, de los miles, fueron tratados en cámaras hiberbáricas. Fueron derivados por médicos toxicólogos, y el resultado, por cierto, fue positivo: ninguno de los 12 pacientes tuvo secuela alguna luego del terrible accidente. Otros afectados por Cromañón reclamaron en su momento.
Un estudio de 2002 publicado en la revista especializada New England Journal of Medicine, afirma que "el oxígeno hiperbárico a alta presión reduce de un 46% a un 25% las secuelas cognitivas de la intoxicación por monóxido de carbono (porque es un gas que ataca al sistema nervioso central y puede producir desde fallas en la memoria hasta episodios muy graves, e incluso el coma o la muerte), según una investigación publicada el año pasado, en una revista argentina.
"En alguna ocasión se ha salvado una vida"
Como en Uruguay, la plataforma continental y el profesionalismo de los buzos, no demanda asiduamente el uso de la Cámara, es que en 1980 se creó el Centro Hiperbárico para la atención de pacientes en general. "Fue gracias a visionarios de la Armada y del Grupo de Buzos, y a mis antecesores médicos, que esto es posible. Se les debe agradecer porque en muchísimas ocasiones se ha salvado una pierna, y hasta alguna una vida", señala el director actual del Centro, Gastón Verri.
Más allá que se ubica en un muelle, fue el primer Centro Hiperbárico que atendió a pacientes clínicos derivados de la cátedra de Medicina Civil del Hospital de Clínicas.
"Hemos tratado personas que han venido desde Estados Unidos, y otros países, a curarse aquí, pero fundamentalmente aquí se atiende pacientes desde los 2 hasta los 90 años. La edad no es una limitante".
Costos de una sesión a puro oxígeno
En los dos últimos años, el Centro Hiperbárico del Grupo de Buceo y Salvamento de la Armada superó las 4.000 horas asistenciales.
La Armada no tiene la Cámara Hiperbárica como un negocio: "nunca lo vio así, desde su fundación siempre se realizó con fines sociales, y se cobra lo mínimo de lo mínimo que hay en plaza, que es el consumo de oxígeno. El mantenimiento del Centro corre por cuenta de la institución", señala Verri.
Los costos oscilan entre $ 300 y $ 400 por sesión, o sea el oxígeno que se necesita para la misma. El número de sesiones depende de la dolencia y el grado de infección de quien lo necesita.
"Lo cierto es que desde 1997, en que trabajo aquí, nunca se negó el tratamiento a una persona que lo necesitara, y en la que se pensara que se obtendrían resultados positivos. Y sé que mis antecesores médicos tampoco lo hicieron. Por el contrario".
Pacientes no indicados
Los tratamientos no pueden ser indicados a todos los pacientes en general, según se señala desde la asociación internacional que nuclea desde 1967 a los especialistas en medicina hiperbárica, la Undersea and Hiperbaric Medical Society (UHMS). "No lo pueden recibir personas que padecen neumotorax espontáneo, que sufren claustrofobia o aquellos que estén recibiendo o hayan pasado recientemente por quimioterapia. Tampoco las mujeres embarazadas. Esas son contraindicaciones absolutas. Luego se encuentran las relativas como las bronquiestales y en el efisema severo. Se debe estudiar cada caso, y ver si es posible o no. En el caso de los pacientes epilépticos, se puede utilizar si la persona está medicada adecuadamente", señala el doctor Gastón Verri, quien ha realizado posgrado y master en medicina subacuática.