Maritza Vieytes: "La verdadera alquimia no es la transmutación de los metales, sino de nuestra alma”

La escritora e investigadora acaba de presentar su última novela, Heredarás a tus muertos. Su vida ha transcurrido viajando entre América y Europa. Y entre la exploración de símbolos, culturas y misterios que nutren su narrativa.

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Maritza Vieytes.

La historia personal y literaria de Maritza Vieytes es un viaje en sí mismo. Oriunda de Durazno, consultora internacional con más de tres décadas de experiencia y novelista desde 2010, su vida se ha movido en un constante vaivén entre lo técnico y lo poético, entre la gestión de proyectos y la exploración de símbolos, culturas y misterios que nutren su narrativa. “Aprendí a escribir a los 4 años y siempre tuve la necesidad de leer. No era una niña que jugara con muñecas. Me gustaba que me regalaran libros”, recuerda en entrevista con Domingo.

Maritza Vieytes Suquilvide creció en un hogar lleno de relatos y pequeñas señales que luego se convertirían en materia prima para sus novelas. La figura de su abuela materna ocupa un lugar central en sus recuerdos: “Siempre fue un referente en mi vida… falleció en 2019 con más de 100 años. Ella hacía bizcochitos de anís, y cuando le pregunté por qué, me dijo que era porque le gustaban mucho a mi abuelo. Ahí vino la historia de que en el País Vasco se comían bizcochitos de anís”. Ese detalle aparentemente doméstico fue, en realidad, una semilla: la conexión con sus raíces vascas, que exploraría décadas después en viajes e investigaciones.

Su infancia también estuvo marcada por la fascinación por la simbología. A los 7 años, en la sala de espera de una clínica dental, se encontró con una revista sobre la tumba de Tutankamón. “Ahí me empieza a interesar todo lo que tiene que ver con la simbología”, rememora. Desde entonces comenzó a armar carpetas sobre Egipto, Grecia y Roma, en un hábito precoz de archivo e investigación que más tarde se fundiría con su escritura.

Antes de la literatura

Aunque el deseo de escribir apareció temprano -“A los 17 o 18 años decidí que a determinada altura de mi vida iba a comenzar a escribir, pero que antes tenía que llevar adelante todo lo que era mi profesión”-, el camino de Maritza se volcó primero hacia el desarrollo organizacional. Desde 1993 trabajó como consultora internacional, llevando a cabo asesorías en países como Argentina, Chile, Brasil, Costa Rica, Guatemala, Paraguay, México y Nicaragua. Su vínculo con la metodología CEFE (un conjunto de instrumentos para intervenir en el proceso de desarrollo de micro, pequeñas y medianas empresas) la convirtió en una de las pioneras en introducir este enfoque en América Latina, formando a mujeres rurales, jóvenes y profesionales universitarios.

Esa trayectoria le permitió cumplir un sueño de infancia: “Tenía una decisión tomada cuando tenía 5 o 6 años: lo primero, escoger algo que me permitiera trabajar en el mundo; y lo segundo, conocer mucho sobre las culturas”.

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Maritza Vieytes.

Irrupción en la novela

Recién en 2010, tras décadas de carrera como consultora, publicó su primera novela: El León de Caprera, inspirada en Giuseppe Garibaldi. “Fue un hombre apasionado, vehementemente y comprometido con la vida”, explica Vieytes. La elección del personaje no fue casual: Garibaldi había dejado huellas en Uruguay y su figura condensaba muchas de las obsesiones de la autora, entre la historia, la simbología, la masonería y los vínculos entre Europa y América.

Luego vendrían Las voces del pasado (2012), nacida de su contacto con culturas precolombinas en sus viajes de trabajo. “Difícilmente aprendimos algo sobre el Tiahuanaco, por ejemplo, y ese fue uno de mis grandes descubrimientos”, señala. En La palabra perdida (2014), el protagonista es Francisco Piria, y la novela invita a recorrer la simbología escondida en Piriápolis, esa “enciclopedia arquitectónica que nos rodea y nos grita ahogadamente”.

En 2015 publicó El poder del símbolo, donde una Florencia medieval sirve de excusa para reflexionar sobre la arquitectura, el poder de las sociedades secretas y los enigmas guardados por la Iglesia. Allí aparece también la figura del arquitecto Humberto Pittamiglio y su castillo en la rambla de Montevideo, convertido en escenario de revelaciones alquímicas.

Su última obra, Heredarás a tus muertos (2025), cierra un círculo vital: el de la búsqueda de sus ancestros y la exploración de la memoria familiar. “Uno tiene que buscar, en tanto tenga el tiempo, a sus ancestros. Seguramente vamos a tener algunas explicaciones de esos dolores o de esos sueños que se van haciendo más presentes con los años”, confiesa.

Viajes, símbolos y alquimia

Aunque durante 30 años Vieytes recorrió América Latina por razones laborales, siempre reservó tiempo para aprender de la historia, la gastronomía y las leyendas locales. Así fue como se nutrió la trama de Las voces del pasado. Más tarde, Europa se convirtió en escenario de su interés por la simbología templaria y alquímica. “Creo que la alquimia es el proceso de transmutación que va haciendo nuestra alma, más que la transmutación de metales en oro”, afirma.

Estudió simbología en la Universidad de Barcelona y desde entonces su narrativa quedó impregnada de ese universo de signos. “La gente pasa frente a símbolos, ya sea en arquitectura funeraria o en un edificio, y no ve nada más que algo que ni siquiera mira. Yo me empecé a interesar por esa otra lectura de lo visible”, anota.

El vínculo con su abuela Delia, quien le pidió piedras del Paraguay natal de su padre para conservarlas en una bolsita hasta el final de su vida, dejó una marca profunda. “Nunca me pasaron desapercibidas esas cosas. Siempre me motivaron a decir: ¿qué pasa con nuestros ancestros, con nuestros linajes? ¿En qué medida nos hacen la persona que somos, no solo por el ADN sino por eso que está en ese espacio no visible donde todos estamos interconectados?”

Ese diálogo con la memoria familiar atraviesa toda su obra y se cristaliza en su última novela publicada por la editorial Da Vinci. Heredarás a tus muertos no es solo un título, sino una declaración de principios: la certeza de que cada vida está hecha de resonancias de generaciones pasadas.

Escritura y transmutación

Para Vieytes, escribir ha sido una forma de alquimia personal, un modo de transformar preguntas íntimas en relatos históricos, familiares o simbólicos. Si en su vida profesional se dedicó a acompañar procesos de cambio organizacional, en su faceta literaria ha buscado iluminar los procesos de cambio interior. “En esa transmutación del alma aparecen los legados que nos dejaron y los que vamos a dejar”, reflexiona.

Con cada libro, Vieytes confirma que su literatura no es mero entretenimiento, sino un ejercicio de memoria, investigación y búsqueda espiritual. Un puente tendido entre América y Europa, entre las culturas precolombinas y las logias masónicas, entre la historia documentada y los símbolos ocultos en piedras, templos y castillos. “He estado en todos los lugares sobre los que escribo”, aclara.

Aquel sueño de niña -“trabajar en el mundo y conocer las culturas”- se cumplió con creces.

Hoy, cada vez que toma una hoja para escribir, Maritza Vieytes sigue cumpliendo otra promesa, aquella que se hizo a los 17 años: dedicar parte de su vida a contar historias que nos recuerdan que todo lo visible guarda un símbolo, y que cada símbolo es una puerta hacia lo invisible.

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