MARTÍN FABLET
Afortunadas las mujeres, ya que ellas no tienen próstata. Esa glándula localizada enfrente del recto y la salida de la vejiga urinaria es patrimonio exclusivo de los hombres sanos; ella es la responsable de contener las células que producen parte del líquido seminal que protege y nutre a los queridos espermatozoides contenidos en el semen.
Muchos inconvenientes genera este órgano glandular: Prostatitis, Hipertrofia benigna y el terrible cáncer de próstata. (El segundo cáncer más común entre hombres, después del de piel.)
Lamentablemente, los mayores de 40 años sufrimos el necesario calvario del tacto rectal. Ese día, nuestra vida cambia para siempre. Es más, cambia la noche anterior, imaginando el dedo del proctólogo… imaginando la falta de ternura de aquel hombre que disfruta de nuestra tan impotente postura.
Con suerte, no habrá enfermera que lo asista; sí escucharemos el clásico mandato de ese demonio hecho hombre, "de cúbito prono o posición genu-pectora ya!"
Ambas posiciones son propias del tacto; allí, por miedo de ser tratado además de ignorantes, ensayamos todo tipo de acrobacias esperando que alguna sea la correcta. Pero nones. La posición es mucho peor de lo que imaginábamos.
Sin dudas este tipo de tacto es necesario y resulta un excelente indicador del estado general de nuestra próstata, en especial de su aspecto posterior, no así la parte anterior. Por ello el urólogo suele recomendar la ecografía.
Es fácil entender que las ecografías son más onerosas y que seguramente se difieran en el tiempo. Pero si el estudio es decididamente más preciso y nada tiene de invasivo, por qué no mandarlo de primera. ¿Acaso el móvil será el sadismo?
Por una adultez digna, desde aquí le decimos no al tacto rectal y sí a la ecografía. Sepa, señor mío, que detecta cinco veces más enfermedades que los exámenes convencionales.
Sin dudas la dolencia más temida es el cáncer de próstata. Terrible en todos sentidos. En el peor de los escenarios el enfermo enfrenta la muerte, en el mejor la pérdida del vigor sexual. Durísima circunstancia para los hombres que les toca vivirla.
Por suerte la medicina desde siempre ha trabajado duro en busca de una droga que al menos prevenga ese tipo de cáncer.
Desde la Clínica Mayo se recomienda un nuevo tratamiento basado en un novedoso fármaco de nombre Ipilimumab.
Se trata de un anticuerpo monoclonal que gusta de estimular y reforzar el sistema inmunológico.
La idea es bajar los niveles de testosterona, ya que esta hormona favorece el crecimiento de ese tipo de cáncer.
Luego del tratamiento, casi milagrosamente los pacientes vieron reducidos sus Antígenos Prostáticos Específicos (PSA). Valores que crecen a medida que la enfermedad avanza. De esta manera el cáncer se vuelve operable y con muy buenas perspectivas.
De todas maneras y dejando las bromas de lado, es fundamental realizarse los estudios correspondientes, especialmente aquellos preventivos, sean o no invasivos.
Hágase hombre y no le tema al tacto rectal: no genera hábito alguno. El cáncer de próstata agarrado a tiempo es curable.