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Se suele reiterar, con insistencia, que “la gente ya no lee”. Puede que haya algo de cierto en ese lugar común. Con la relativización del papel del “intelectual” que ha ocurrido en las últimas décadas, muchos escritores y escritoras vieron reducida su influencia en la esfera pública. El hecho de que, además, la lectura se trasladó del libro al teléfono celular, también hizo su parte.

Al respecto de esto último, hay un cuento del escritor rioplatense Hernán Casciari (un autor que se asoció a El País este año para un lanzamiento en conjunto de sus más importantes títulos) que narra un posible futuro en el cual la gente ya dejó de leer libros para acceder a la literatura a través de tabletas o laptops.

En dicho cuento, titulado El turista original y publicado en 2008, Casciari narra: “El hábito digital hace que cada vez nos resulte más complicado leer a la antigua usanza. Sobre todo, cuando el material de lectura tiene ramificaciones. Nos hemos acostumbrado al salto, al hipertexto, a procrastinar, a manejar tres o cinco ideas al mismo tiempo. Regresar al libro plano, unidireccional, es como volver a encender el fuego con una piedra y un palito”.

De nuevo: algo hay en eso de que “la gente ya no lee”. Pero es válido preguntarse si ese cliché no deja una parte importante de la realidad por fuera de la aseveración. Los éxitos editoriales de gente como, por ejemplo, Paula Hawkins (La chica del tren), E.L. James (50 sombras de Grey), Stieg Larsson (la saga Millenium) o Gillian Flynn (Perdida) durante la década pasada deberían servir de ejemplo que tal vez no sea tanto el acto de leer, sino la forma en la que el material es escrito, presentado y promocionado lo que puede llegar a determinar su alcance.

El sociólogo y analista político uruguayo Esteban Perroniha reflexionado sobre este tema y tras pensarlo decidió editar su nuevo libro —“Los audios del ocaso” (Radio Malvín)— en un formato híbrido. No solo por una cuestión de marketing, sino también como una suerte de experimento para, en lo posible, contribuir a una experiencia más inmersiva.

Por un lado están las páginas impresas, como viene ocurriendo desde hace siglos. Por el otro, Perroni decidió recurrir a colaboradores duchos en temas de tecnología para incluir en el libro un montón de códigos QR, que escaneados por un lector en el smartphone, llevan directamente a los audios aludidos en el título del libro.

De esa manera, le explica Perroni a Revista Domingo, quien lea el libro puede escuchar exactamente cómo fue que se desarrolló la historia que él cuenta en esas páginas y que abordan un tema urticante. Porque Los audios del ocaso es un aporte a la discusión sobre una parte de la historia reciente uruguaya: aquella que tuvo como protagonista a la violencia política que involucró a los atentados del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, y aquellas fuerzas de represión estatal que —bajo el manto de la clandestinidad— cometieron asesinatos y otras acciones violentas, que por lo menos fueron toleradas en su momento por sucesivos gobiernos de la época. 

No es la primera vez que Perroni ahonda en esta parte de la historia nacional. Ya había publicado “Amazonas 1440”, también sobre hechos de violencia entre tupamaros e integrantes del Escuadrón de la Muerte y —como en este libro— ocurridos en su barrio, en Malvín (de hecho, el título del libro anterior es una dirección de ese barrio y antes había escrito Malvín, un barrio con patrimonio nacional).

No son únicamente códigos QR los elementos poco convencionales de Los audios del ocaso. Con un enfoque que parece una cruza de docente y archivista, Perroni puebla las páginas del libro de distintos elementos de diseño gráfico, además de muchas reproducciones de documentos escritos y fotográficos de la época revisitada.

—Da la impresión de que hay una intención didáctica en el libro, de “aclarar” un panorama en el cual hay una multitud de voces. ¿Es así?

—La primera intención del libro es revisar el contexto en el que se dieron todos esos hechos. Y eso para responder dos preguntas que a mí me parecen claves sobre ese período. Una es: “¿Memoria hasta dónde?”; y otra es: “¿Hubo una guerra en Uruguay?”

Perroni emplea el neologismo “desempastar” cuando habla de una de sus intenciones con Los audios del ocaso. Desde su lugar, el sociólogo y columnista de actualidad política en el programa Buscadores (VTV), evalúa que esa “multitud de voces” referenciada en la pregunta de Revista Domingo contribuyó a empastar ese período histórico. “Esa es la intención más profunda del libro. Hay documentos, entonces hagamos memoria”.

Perroni agrega que si mañana aterrizara un marciano en Uruguay y empezara a hacer preguntas sobre esa época tan álgida para la historia nacional, algunos de los audios presentes en el libro podrían llevar a que ese alienígena se cuestione sobre si hubo o no, una guerra en este país. En ese sentido, lo narrado en las páginas, con el agregado multimedia, puede ser un primer soporte para, como también dice el autor, empezar a “desentrañar” algunas de las cuestiones que subyacen a ese contexto al cual se refería en la conversación.

Para quien no esté interiorizado en el tema de las acciones represivas que derivaron en hechos de sangre en varias casas del barrio de Malvín, puede ser conveniente arrancar por el libro anterior de Perroni y continuar con el de más reciente publicación, como para ir armándose un mapa mental.

Porque se trata de hechos que, más allá de estar minuciosamente documentados, pueden llevar algo de tiempo asimilar. De todas maneras, la experiencia de leer y, si se quiere, escuchar el audio de los acontecimientos, es como un puente hacia el pasado, una manera de —indirectamente— apersonarse en la época reseñada.

Y Perroni tiene un nuevo proyecto en mente, uno que de alguna manera cerrará una trilogía sobre la historia reciente y que tiene su epicentro en Malvín, su barrio. A lo largo de los años, sus investigaciones lo han llevado a construir un archivo de respetables dimensiones y calidad, y como él siente el impulso periodístico de hacer públicos aquellos datos y documentos que considera relevantes para la reconstrucción histórica.

Buena parte de ese archivo ha sido volcado a los libros ya mencionados, pero hay más y Perroni ya tiene encaminado un documental para completar el camino que inició con la publicación de “Amazonas 1440”. “La información que tengo es de la ciudadanía”, dice sobre su postura de publicar y difundir todo aquello que hace a la comprensión de lo que ocurrió en los años previos al golpe de estado. Y si eso se puede hacer de una manera que resulte más o menos novedosa y eche mano a aquellos soportes o fenómenos contemporáneos, tanto mejor.